Capítulo 27

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Había pasado alrededor de seis meses desde que (__) se había marchado de aquella ciudad, e incluso del país. Necesitaba otro aire nuevo. El país era completamente nuevo para ella, pero había tenido la precaución de que el idioma no fuese un problema pues iba con la intención de buscar empleo para sobrevivir. Se alojó en una pequeña casa unifamiliar de alquiler, no necesitaba más. Al principio encontró trabajo como camarera en una cafetería que se encontraba frente a la playa, pero después de un tiempo, por fin pudo dar con un empleo más familiarizado con sus estudios. Era la secretaria de una pequeña empresa de inmobiliaria.

No había tenido una buena racha tiempo atrás, cuando llegó a aquella pequeña ciudad todo parecía ir perfectamente pero por las noches, cuando tenía que consultar las cosas con la almohada, las cosas cambiaban. Su cabeza no paraba quieta, no paraba de pensar en los chicos y en Jongdae... incluso lejos le causaba problemas. Más de una vez se había ido a dormir cubierta de pesadas lágrimas, pero aquello fue en minoría con el paso del tiempo.

Ella les había dicho a los chicos que se mantendrían en contacto... pero no fue así. Ellos más de una vez le habían enviado algún que otro mensaje y alguna que otra llamada, pero (__) no puso de su parte para colaborar. Realmente necesitaba tiempo a solas consigo misma. El tiempo pasó y estuvo apunto de volver en diciembre para pasar navidad y año nuevo con los chicos, pero de nuevo, ella misma luchó para negar esa idea. Y así se llevó hasta un año completo. (__) tenía otra vida, no se había interesado por ningún otro chico, simplemente vivía el día a día. Hizo alguna que otra amistad, pero ninguna llegó a ser tan estrecha. Pensó que así sería más adecuado.

Un día recibió un mensaje de Kai. No lo tomó en cuenta, pero cuando llegó la noche, cuando estaba sentada en el sofá viendo la televisión después de cenar, le dio la curiosidad. Sentía que ya estaba preparada para volver a normalizar las cosas, se le había ido un poco de las manos. Cogió el móvil y abrió el chat de Kai, viendo así la avalancha de mensajes que no había leído durante el año, leyó algunos por encima, tan solo preguntaba cómo se encontraba, pero el último mensaje era diferente, el que había recibido ese mismo día.

-¿Podría hacerte una visita? Sé que no vas a volver nunca. Ha pasado un año y nos tienes prácticamente olvidados. Y lo entiendo. Sólo me gustaría decirte algo.

(__) quedó pensativa durante unos minutos, no estaba segura del todo, pero por alguna razón aceptó la oferta. No le dijo nada argumentativo, tan solo le dejó la dirección donde se ubicaba sin la intención de volverle a contestar. Obviamente tardaría como mínimo un día en ir hacia donde se encontraba ahora, realmente se había ido lejos.

Exactamente pasaron dos días desde que recibió el mensaje de Kai, era viernes por la tarde y acababa de salir del trabajo, (__) sólo trabajaba los días entre semanas. Llegó a su casa y se regaló un buen baño relajante. Al cabo de un rato, oyó el timbre de su hogar, automáticamente pensó en Kai y se sintió afortunada a no haberla pillado cuando se estaba bañando, de lo contrario le habría reventado la cabeza por haber interrumpido ese momento de gloria.

Lucía mucho más saludable que el año anterior, estaba en pijama, era algo cómodo y sencillo, añadiendo por último, y como detalle, que su cabello aún estaba húmedo. No tenía planeado salir de casa y además el sol se estaba poniendo. Así pues, después de haber suspirado levemente, posó su mano en el pomo de la puerta principal y la abrió. Su mirada se centraba principalmente en los zapatos ajenos, no podía haber abierto la puerta y ver directamente a Kai, después de todo, le había hecho un gesto feo durante todo este tiempo.

Seguidamente, alzó su cabeza con el fin de entrar en contacto visual directo con el mayor. Los últimos rayos de sol que destacaba frente a ella la cegaron por un instante; el ambiente no era ni caluroso ni frío, y la calle estaba bañada en oro gracias a la suave y agradable puesta de sol que se percibía. Tardó varios segundos en enfocar la vista, pero prefirió no hacerlo. Por un instante creyó estar completamente loca. Sus ojos se agrandaron al ver qué persona estaba plantada frente a ella, así que ahora, ¿cómo debía reaccionar? Su fin de semana se había ido al traste. Tragó saliva en seco y reguló la respiración tras un breve suspiro que fue expulsado por sus fosas nasales.

Por alguna razón, sintió unas tremendas ganas de llorar, simplemente por la impotencia. Y eso se vio claramente reflejado en sus ojos pues consiguió que fuese visible una fina capa cristalina. Después de tanto tiempo sin verle, la misma pregunta volvía a la cabeza, ella no reaccionó.

Sin embargo, después de recuperar unos segundos, él se acercó poco a poco a ella, viendo cómo sus ojos estaban fijados en su mirada. Cuando estuvo a unos escasos centímetros, inclinó su cuerpo con intenciones mayores, casi llegando a sujetar su rostro, pero cambió al instante al ver que aún así ella no reaccionaba, por lo tanto, terminó rodeandola con sus brazos. En ese momento, (__) sintió una gran calidez, algo que nunca había sentido en la vida desde que lo conoció. (__) inspiró el dulce aroma que desprendía, fresco y acogedor al mismo tiempo, eso no había cambiado lo más mínimo.

—¿Por qué no eres Kai, Jongdae?— (__) rompió el silencio, haciendo audible una voz prácticamente quebrada, era fuerte y no se dejaría llevar por el inoportuno disparo de emociones; además su voz sonó algo dificultosa al tener su rostro pegado al pecho ajeno. Sus brazos lucharon contra su corazón y evitó corresponder a tal profundo abrazo.

EL JEFE | Chen y tu | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora