Capítulo 4

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Al despertar realmente pensé que me encontraba sola, en mi habitación como siempre... pero cuando sentí un leve dolor sobre la zona íntima, comprendí y recordé lo ocurrido la noche anterior. Por una parte me sentía bien pues había tenído relaciones sexuales con alguien a quien físicamente me ponía, pero por otra parte me sentía culpable conmigo misma porque, ¿y si en realidad lo hizo para tener a otra en la palma de su mano? Sólo he despertado mentalmente y ya estoy pensando en este tipo de cosas, ¡ni siquiera he abierto los ojos aún!

Suspiré expulsando el aire obtenido por la nariz y, a continuación, abrí lentamente los ojos, encontrándome con mi jefe a mi lado, desnudo, aunque aquella blanca sábana cubría su intimidad. Al cabo de unos segundos, él abrió los ojos perezosamente y me miró, una sonrisa se dibujó en su adormecido rostro antes de hablarme.

-Buenos días- comentó acurrucándose en mi pecho y cerrándo los ojos de nuevo.

-Tu... creo que ayer cometí un error- Justo cuando dije aquello me devolvió la mirada.

-¿Acabas de despertar y de nuevo estás suprimiendo tus sentimientos? Vamos, deja que tu cuerpo disfrute un poco más de lo que realmente quiere, ___.

-Jongdae, creo que esto acabará influyendo en mi trabajo... tú tienes la vida resuelta, quizás para ti sea todo muy fácil... pero creo que he hecho trampa si pienso en mis compañeras.

-Que le jodan a tus compañeras, tú eres tú y lo hecho, hecho está... deja de decir tonterías, no te voy a pagar ni más ni menos por haber follado conmigo, tranquila, relajate conmigo y disfrutemos de la poca estancia que nos queda aquí, ¿está bien?

Permanecí durante un instante pensativa, me alegraba saber que todo estaba en orden o al menos por ahora. -Está bien, pero... cuando volvamos no quiero que nadie sepa lo que ha ocurrido-

-Hey, Hey... te he dicho que no pasará nada, todo será como siempre.

Tras aquella conversación mañanera, ambos fuimos a desayunar y debía de mencionar que Jondae estaba mucho más amable que de costumbre, ¿será esto los efectos de un buen polvo? No sabía si afirmarlo, pero no me disgustaba para nada su actitud, al revés, estaba empezando a gustarme. Pasamos el día de un lado a otro, viendo cosas nuevas y disfrutando del tiempo libre puesto que terminé todo el trabajo el primer día de llegada. Ahora, cuando la noche caía, no sabía si tenía miedo de que aquel día acabase, ¿qué pasará mañana cuando lleguemos? ¿Realmente estará todo como antes? ¿Me tratará mal o eso es lo único que ha cambiado? Realmente pensar estas cosas de vuelta al hotel no estaba siendo de lo más saludable.

Ambos habíamos bebido y se notaba que teníamos ese efecto de chispa por las tonterías y bromas que hacíamos, ni siquiera parecíamos un par de empresarios en ese momento. Jongdae se encontraba abriendo la puerta del hotel mientras nos reíamos del poco equilibrio que tenía él mismo al intentar abrir la puerta. Al entrar, fui yo la que cerró la puerta puesto que él entró primero y justo al hacerlo, me abrazó por la espalda, situando sus manos en mi cadera y presionando hacia su pelvis mientras se dedicaba a besar mi cuello.

-¿No tuviste suficiente ayer?

-Sinceramente... no, me gustaría que jugases un poco conmigo, quiero ver qué tan bien se te da.

-No se me da nada bien las cosas relacionadas con el sexo- confesé mientras ladeaba mi cabeza a un lado para darle más comodidad.

-Eso se puede practicar.

Jongdae siguió besando mi cuello, sentía un agradable escalofrío que recorría todo mi cuerpo y dejé que las manos contrarias comenzasen a deshacerse de mi camisa e incluso pantalones hasta quedar en ropa interior ante sus ojos. Tras ello, repetí su acción en su contra. Jongdae se encontraba sentado sobre la orilla de la cama y él me obligó a sentarme sobre sus piernas, sentía perfectamente su erecto pene contactar con mi intimidad, cosa que aceleraba mis hormonas, ¿para qué mentir? Mientras me besaba profundamente, sus manos masajeaban mis glúteos y a ello le respondía con leves movimientos con mis caderas que presionaban su miembro. Simplemente era excitante.

—Quítame el bóxer y masturbame- susurró en mis labios.

Y así lo hice, no perdí tiempo en suprimir mis impulsos. Ahora me encontraba de rodillas, entre sus piernas y masajeando su miembro.

—Hazlo con la boca— ordenó directamente.

Hice caso omiso a su petición, su pene quedó atrapado en el interior de mi cavidad bucal y comencé a realizar movimientos profundos y típicos, atrás y adelanté consecutivamente. Jongdae me sujetó la cabeza con el fin de profundizar el acto; sentía que su necesidad iba en aumento al oír un gemido ahogado por su parte. Era jodidamente placentero.

Pocos minutos más tarde, Jongdae me separó de él y se deshizo de mis prendas, de nuevo desnuda ante sus ojos. Cogió un preservativo y se lo colocó correctamente y luego, volvió a sentarse.

—Siéntate encima mía, hoy follaremos así.

Me sujetó de las caderas bruscamente acelerando el proceso. Antes de penetrarme, jugó un poco con la entrada, metiendo y sacando el glande. Situé mis manos sobre sus hombros y apreté un poco la zona.

—Chen— murmuré débilmente. —Hazlo ya, por favor...—

—¿Tanta prisa tienes para que te folle? Y yo que pensaba que no te gustaba...

—Uhm... vamos, déjate de parla— intenté profundizar su pene en mi entrada pero él lo impidió sujetandome con más fuerza.

—Dime, ¿te gustaría volver a follar conmigo en otra ocasión?

—Sí— gimoteé antes de sentir cómo su pene iba introduciendose en mi interior lentamente. —Así... se siente bien—

—Lo sé, por eso lo hago, sé lo que te gusta— susurra rozando sus labios con mi oreja, provocando un rápido escalofrío.

Acto seguido, él comenzó a besar mi cuello e incluso lo mordió en varias ocasiones mientras me penetraba con lentitud, de arriba hacia abajo fluidamente hasta que al moverme más rápido captó la idea y aceleró sus movimientos. Ambos jadeabamos al compás al estar así durante unos breves minutos; después Jongdae se tumbó bocarriba y yo, aún en su interior, me seguí moviendo con fluidez, cabalgando.

La sensación iba en aumento y las profundas cosquillas placenteras eran cada vez mayores. Cerré los ojos al sentir sus manos sujetando mis caderas, ejercitando más profundidad y velocidad. Ésta vez fui yo la que llegó antes que él, llegué al orgasmo acompañado de un agudo gemido y en unos segundos algo largos, oí cómo Jongdae suspiraba con mayor intensidad, además de estar incluso sudando. Finalmente gimió de placer al llegar al orgasmo e instantáneamente sujetó y masajeó con fuerza mi trasero, incluso llegó a doler.

—Mañana... mañana tenemos que irnos temprano— susurró exhausto.

EL JEFE | Chen y tu | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora