☪ [11].

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Hoy era un día extraño para todos. Y no porque fuera un viernes trece, más bien porque las energías del gris cielo lleno de nubes a punto de estrellarse y estallar no ayudaba.

Loretta sentía como al pisar el pasillo del instituto la mitad de su vida que creía estaba estable se venía abajo. Podía sentir las miradas, aunque nadie la estaba mirando en realidad. Sentía como si ella fuera un libro abierto en el todos podían leer su alma.

Se había pasado toda la semana en su cama con un dolor de estómago terrible. Y no porque haya comido algo, ni siquiera había podido ingerir alimentos sólidos. Pero era imposible hacerle frente a la ira de su padrastro alcohólico, que no estaba consciente la mayor parte de sus días.

Sus ojos chocolate se posaron especialmente en la mirada de un  colorado que hacía que sus órganos parecieran estrujarse entre ellos, Elliott.

Había un gran porcentaje de posibilidades de que él no le quiera hablar nunca más en su corta vida, o que ella pida perdón y estar obligada a contar su situación deprorable. Prefería arriesgarse a quedarse sin posibilidad alguna. Lo último que quería es exponerse y pasar vergüenza.

-Y aún tiene la valentía de mirarlo... -murmuró por lo bajo Cassiopeia, azotando su casillero.

Vincent a su lado se asustó, dando un salto y haciendo reir a Calvin.

-Quizás le sucedió algo, Cass. No podemos solamente hacer deducciones sin conocer la situación -opinó Vincent con su voz suave.

A veces Cassiopeia creía que Vincent era el padre del grupo; la voz de la razón. Pero al ver cómo se sonroja por cada chica o chico que habla con él, sabe que no podría serlo totalmente.

-Esta vez estoy se acuerdo con Vin, Cass -acordó Calvin, alzando sus hombros.

-Maldito traidor -masculló.- Solo no me gusta ver a mi hermano triste, no es lindo no ser correspondido.

-Lo entiendo -asintió Vincent.

Cassiopeia no sabía cómo era que Vincent entendía los sentimientos de la no correspondencia, ¿estaría enamorado de Calvin? Imposible, de lo contrario se lo hubiera contado.

Vincent no solo conocía la no correspondencia en el amor, sino que también la conocía desde el lado familiar. No con su familia adoptiva, ellos le enseñaron lo que era el cariño, pero el orfanato es un lugar atroz. Nadie podría aprender a querer en ese tóxico lugar.

Lo doloroso era ver como cada vez que alguien se interesaba por adoptar algún niño, todos los huerfanos intentaban comportarse bien y sonreir ampliamente para causar una buena impresión a los visitantes. En cambio, Vincent nunca tuvo interés en montar un buen perfil para los demás allí. Quizás por eso fue que lo eligieron sus padres, se veía tan roto por fuera como lo estaba por dentro, por lo que sintieron un impulso de protección hacia él.

Genevieve miraba con remordimiento y tristeza el fondo de bloqueo de su teléfono, que consistia en una foto de ella con Timothy, en la que él la estaba abrazando por detrás con una sonrisa y los ojos cerrados. La imagen había sido capturada algún día de los tres meses que intentaron ser pareja, pero en realidad se trataban sólo como amigos.

El rostro de la chica cambió al ver la fecha del día en su pantalla, era él día. Dio un rápido vistazo al salón de clases, definitivamente Timothy no se encontraba allí. Savannah sí estaba presente, por lo que supuso que no tenía idea de lo que significaba ese día para su ahora ex-mejor-amigo.

Rápidamente juntó su cuadernillo y su cartuchera, para salir del salón como un rayo. El profesor nunca había llegado, por lo que agradecía no tener que hacer el papel de ir al baño por "cosas de chicas". Como si tener el período fuera algo de lo que deberían avergonzarse las mujeres.

Caminó, o mejor dicho, corrió unas cinco cuadras hasta llegar a la casa de Timothy. Se había quedado sin aliento, y su respiración era irregular. Raramente salía a correr, sólo cuando Timothy le pedía que lo acompañara, pero Genevieve sólo iba con la condición de que le regalara un helado luego.

Una vez que sintió que su respiración se había casi normalizado, tocó la puerta de la casa.

-¿Quién es? -gritaron desde adentro.

Genevieve! -contestó, sintiendo que su corazón iba a salirse de su pecho en cualquier momento.

La puerta fue abierta sin contratiempos, dejando ver el joven rostro de la tía de Timothy. Se notaba que había estado llorando, pero a pesar de ello, le entregó una sonrisa llena de dulzura a la chica, seguido de un cálido abrazo que Genevieve con gusto aceptó y devolvió con la misma intensidad. A veces creía que la tía de Timothy era su tía.

-Está en su habitación, creo que le haría bien verte -murmuró suavemente.

Genevieve asintió con una leve sonrisa en su rostro. Una gran cantidad de nervios se apoderaron de su estómago, y sentía como si las puntas de sus dedos se estaban por dormir. Estaba temblando, y tan sólo tenía que hacer un paso para entrar a la habitación de Timothy.

Apoyó una de sus manos en la puerta y dio un largo suspiro antes de empujar con suavidad el pedazo de madera frente a ella.

Timothy se encontraba en la cama, boca abajo con su rostro en la almohada. Se podía notar que estaba llorando debido al movimiento que su cuerpo.

-¿Timo? -preguntó en un susurro Genevieve.

-Vete. Savannah debería estar aquí, no tú -murmuró, girando en la cama para enfrentar a la castaña.

-Si no le cuentas es imposible que venga, Timothy -se defendió, con el ceño fruncido.- Me he salteado las clases para estar aquí, hemos hecho esto todos los años. Y también he traido café para ambos...

-No te he pedido que vinieras, Genevieve -se acomodó en su cama, colocando sus manos en la nuca.- Puedes llevarte tu trasero y junto con el café a otro lado. No necesito tu lástima en este momento.

-¿Acaso te escuchas? -preguntó en tobo indignado Genevieve. Su mirada comenzaba a empañarse con lagrimas no derramadas.- Sabes que no lo hago por lástima. Por Merlín, Timothy, ¡hemos hecho esto todos los años!

-¡Ya no, Genevieve! ¡Supéralo! -gritó Timothy, esta vez fuera de la cama. Se había levantado para acercarse a Genevieve.- Mi día de luto no tiene por qué ser compartido contigo, ¡ya no compartimos nada!

Genevieve comenzó a retroceder sus pasos lentamente. Tenía apretada en su mano derecha una correa de su mochila. Se estaba asustando del actual comporamiento su ex-mejor-amigo.

-Puede que trates de disimularlo, pero siempre seguiras siendo la misma -escupió, parecía que el mismísimo diablo lo había poseido.- Tratas de hacerte amigos de todos para no enfrentar la verdad de que eres una persona miserable a la que sólo le importa sus propios intereses. Y nadie en realidad quiere ser tu amigo...

Timothy no era conciente de las palabras que salían de su boca, y su tía, que podía escuchar todo desde el comedor, no daba crédito de lo que su sobrino estaba diciendo.

Genevieve no pudo soportar ninguna otra palabra, y, mientras las primeras lágrimas comenzaban a derramarse, corrió hacia la entrada. La tía de Timothy trato de consolarla, pero ella sólo dejo los cafés en la mesa y se marchó.

Si alguna vez había tenido algo de autoestima y confianza, Timothy acababa de pisotearla unas diez veces seguidas.

Se volvió a  sentír como la niña de primaria con sobrepeso de la que todos hacían bromas, incluso sus amigas; se volvió a sentir como cuando sus compañeros se enteraron de su bisexualidad. Vulnerable y humillada. Podía aceptarlo viniendo de alguien a la que no tiene aprecio, pero en Timothy ella había depositado toda la confianza y cariño incondicional que tenía, incluso cuando peleaban.

CHILDREN BEHAVIOR [Zodiaco]Where stories live. Discover now