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La fiesta: segunda parte.

Genevieve corrió sin pensarlo al piso superior, con esperanzas de encontrar a alguno de sus conocidos. No importaba quién, no podía volver a casa, no quería volver nunca más en su vida. Quería gritar hasta que sus cuerdas vocales desaparecieran; no quería, necesitaba expulsar su dolor de alguna manera.

Convenientemente visualizó a Loretta entrando a un cuarto, y no lo pensó dos veces. Fue la única persona que se acercó realmente a ella a preguntarle cómo se sentía y qué sucedía, quizás podía ayudarla.

Al abrir la puerta se encontró no solo con su compañera, sino también con Lincoln. Ambos estaban riendo y tenían sus ojos rojos, y en el piso había elementos que ni siquiera sabía nombrar propiamente.

Genevieve! -gritó con entusiasmo Loretta, levantándose rápidamente y abrazándola desde el cuello, como si fueran mejores amigas desde el principio de los tiempos.- Que bueno que nos encontraste, ya nos faltaba alguien para seguir con nuestra pequeña fiesta.

Y no sólo era una pequeña fiesta porque eran sólo dos personas, sino porque el lugar parecía un cuarto de limpieza en el que apenas cabían ellos tres, y era imposible no rozar las rodillas entre ellos al sentarse en el suelo. Lo único que iluminaba el pequeño lugar era la luz de la luna que entraba por una pequeña ventana en el techo.

Lincoln vio los ojos llorosos de Genevieve analizar el escenario, dudosa de lo que veía. Sí, para él ella necesitaba un poco de ánimo y coraje para seguir con la noche. Al igual que él y su mejor amiga con la que compartía sustancias en ese momento.

Loretta no podía dejar de reproducir en su mente los hechos de aquella tarde en la biblioteca, y necesitaba que su pequeña película se detenga por un momento.

Flashes de imágenes de su padre aparecían ocasionalmente; Elliott queriendo sacarle información de lo mierda que era su vida privada esa tarde y la mirada de decepción seguida de su no-respuesta.

No se había animado a decirle la verdad a nadie, nunca lo había hecho. Arielle quizás podía sospechar, pero era tan buena armando sus capas que no había manera de derribarlas. Pero esta vez había encontrado a alguien que se encontraba igual de herida que ella, que quizás podría entender sus demonios.

La mano de la morena se elevó, encontrando delicadamente la de Genevieve, quien seguía sin emitir sonido ni movimiento, pero que parecía a punto de explotar.

Con un sollozo inesperado, la castaña se adentró al lugar, aceptando la invitación de Loretta mientras cerraba la puerta con llave.

Su compañera separó sus piernas y la guió para que se sentara delante de ella como si estuvieran en primaria haciendo un trencito. Instantáneamente y como si fuera un instinto de protección, Loretta apoyó la cabeza de Genevieve en su hombro y le dio un beso en la frente, apoyando la espalda de la castaña en su pecho y cubriendola desde atrás con sus brazos. Con su mano derecha, rompiendo el abrazo, Loretta comenzó a limpiar las lágrimas que había derramado en sus mejillas ruborizadas con maquillaje.

Lincoln no dijo nada, solamente se quedó en trance mirando un punto perdido en la pared. Ni un pensamiento o acción asomaba en su conciencia, estaba en blanco y vacío, como le gustaba estar la mayoría del tiempo. Un cigarrillo colgando de su mano y el humo saliendo de su boca y nariz, como si fuera una obra de arte intencionada.

 Un cigarrillo colgando de su mano y el humo saliendo de su boca y nariz, como si fuera una obra de arte intencionada

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Loretta levantó las mangas largas de su blusa dejando al descubierto sus muñecas. No era algo que acostumbraba a hacer, pero las acercó a la altura de los ojos de Genevieve, para que pudiera ver las marcas que adornaban esa parte de su cuerpo, queriendo hacerle entender por qué la entendía. Si, no era quizás la misma situación, pero podía enlazar las señales y empatizar con los demás fácilmente.

Genevieve agarró el brazo de la chica con delicadeza y con su pulgar acarició suavemente la parte afectada. Así estuvo unos segundos, mientras pensaba con detenimiento y duda sus próximos movimientos.

Suspiró, dejando el brazo de Loretta levemente. Genevieve acercó su mano al dorso de su vestido, levantandolo para que sus muslos quedaran a la vista de la morocha. Unas vendas cubrían la parte más alta de su pierna, y con cuidado comenzó a retirarlas hasta dejar su piel al descubierto por completo.

Las marcas tenían aspecto de ser recientes, quizás unos días e incluso había algunas que parecían estar frescas todavía.

Loretta no iba a hacer preguntas aún, era una situación demasiado íntima que compartieron sin necesidad de juzgar o cuestionar lo que veían. Con una mano, la morocha volvió a vendar las heridas de su compañera y a cubrir su muslo con el vestido.

Loretta tomó la barbilla de Genevieve moviendo su cabeza hacia atrás para que esta la mirara a través de sus largas pestañas con rímel. Su mano libre comenzó a trazar un recorrido por el rostro de la castaña, hasta que el pulgar que estaba en su mandíbula la obligó a abrir su boca. Genevieve reaccionó al instante y dejó mostrar su lengua, en la que Loretta colocaba lo que parecía ser una pastilla.

Genevieve tragó con dificultad, no acostumbraba a tomar pastillas muy seguido. Y usualmente, cuando tenía que hacerlo, iban acompañadas de un gran trago de agua. Desde su posición vio a Loretta sonreír y acercar su rostro al de ella.

Si antes no estaba nerviosa y su corazón latía normalmente, ahora sentía todo lo contrario. Loretta le dio un beso casto en sus labios, manchandose del lipgloss con destellos que llevaba Genevieve.

-Ahora sí eres parte de nuestra fiesta -susurró en su oído la morena, mientras inhalaba algo que Genevieve no podía ver desde su lugar.

No tardó demasiado en entrar en un trance parecido al de Lincoln, pero ella miraba el techo del cuarto, en el cual había colores infinitos y con forma de mandala bailando. Una sonrisa se formó en sus labios, lo que contagió a Loretta y esta comenzó a tratar de esconder su risa.

Estaba agradecida de que su padrastro no apareciera esa semana en casa, porque estaba segura de que Genevieve no podría pisar la suya de ninguna manera, al igual que Lincoln.

Lincoln era un observador fantasma de la fiesta íntima que habían armado entre ellas, ya no se estaba riendo como antes. Tampoco sabía cómo había arrastrado a una de sus mejores amigas a su mundo, aunque a decir verdad, no era la primera vez que Loretta experimentaba con drogas.

Probablemente no podría mirar a Arielle otra vez, sabiendo que había "encontrado" las pastillas en la casa de su abuela y las había llevado consigo. Aunque dudaba que la rubia pudiera darse cuenta de ello.

Si bien había estado en en modo automático todo este tiempo, no fue ajeno al intercambio entre las dos chicas que tenía en frente de sus ojos. Se acercó y se sentó frente a ambas, tomando los pies de Genevieve y desatando los cordones de sus botas de charol, acción que interrumpió el trance de la castaña e instantáneamente se llevó una mirada de curiosidad.

-Parecen incómodos -murmuró alzando sus hombros y retirando el calzado cuidadosamente. Genevieve sonrió asintiendo y estirando sus pies cubiertos con medias blancas.

Genevieve le ofreció su mano, invitando a que se acerque, cómo lo hizo Loretta con ella hace unos instantes. Lincoln reprimió una risa.

-Y pensar que hace un año me estabas rechazando -el chico rodó los ojos y sonrió al ver cómo la castaña se reía por lo bajo junto con su amiga.

Lincoln no lo pensó dos veces y aceptó.

Después de todo eran adolescentes; adolescentes con hormonas, tristeza y dios-sabrá-qué sustancias en sus venas, por lo que los eventos que procedieron no eran desconocidos para ellos.

Aunque la fiesta no concurría de la misma manera para todos...

CHILDREN BEHAVIOR [Zodiaco]Where stories live. Discover now