☪ [01]. Penúltimo año.

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Elliott, sabía que las miradas de los alumnos que asistían a su secundaria estaban pegadas constantemente a su persona, y también estaba consciente de que nunca dejarían de estarlo. Al menos no por un largo tiempo.

Para la mayoría de los adolescentes era una extraña situación que una chica quisiera ser hombre. Aunque, para su fortuna, contaba con una gran bella amiga y la hermana gemela más protectora del mundo, por lo que lo hacían sentir contenido y menos observado.

Aunque Cassiopeia y Elliott no compartían el mismo grupo de amigos, Cassiopeia siempre encontraba momentos en clase para preguntarle cosas y chequear su estado de ánimo. Le gustaba estar pendiente de su gemelo, con miedo de que en algún momento su armadura se derrumbe. Esto a Elliott no le agradaba demasiado, pero no quería lastimar a su familia, sabiendo lo rota que se encontraba. No quería agrandar la grieta.

Por suerte, Elliott disponía de Aurora, siendo mejores amigos desde pequeños, ya que vivían en casas contiguas.

Aurora era una persona introvertida, y su cualidad más relevante era el dibujo. Cuando Elliott faltaba a clases, en los recesos ella se sentaba en un rincón de la biblioteca. Éste espacio tenía vista a un sector del patio, y frecuentemente en él se reunía un dúo de amigos.

Específicamente, siempre le llamó la atención el dueto, la chica y el chico. No sabía sus nombres, pero sí que eran de último año. En especial, llamaba su atención la chica, que a veces parecía enojada, otras contenta, y algunos en momentos hasta la habría encontrado soltando algunas lágrimas, pero siempre con la compañía del chico. Lo único que cabía en su imaginación era la idea de que sean pareja. Sin embargo, nunca los había visto en situaciones que se asemejan a lo romántico.

Elliott no sabía quién era la chica de sus bocetos, y tampoco se atrevía a preguntar. Sentía que para Aurora eran algo muy personal, y no quería interrumpir esa privacidad, aunque Aurora sabía que Elliott los veía.

Tanto como Elliott respetaba sus espacios, Aurora también lo hacía con él. Nunca tocaba el tema de su identidad, al menos que él quisiera revelarle algo en específico. Tampoco había dudado en comenzar a llamarlo Elliott en vez de Ella. De alguna manera, Aurora siempre había sabido que Ella, en realidad era Elliott. Desde un primer momento sincronizaron tan bien, que se podría decir que son almas gemelas.

A diferencia de Aurora, a la familia del gemelo le había costado incorporar el nuevo nombre. Cassiopeia a veces lo llama "Ella", pero antes de que la palabra completa se escape de su boca, pronuncia un "El".

A Cassiopeia le resultó fácil acomodarse al nuevo aspecto de su hermano. Pero al parecer a sus amigos le incomodaba. Incluso, a veces, los escuchó hablando de él a escondidas, y hace algunos años no querían ir a su casa por tener a "su hermana rarita". Se sintió herida, y por ese motivo decidió finalizar todo tipo de relación con esas personas. Ahora, estaba feliz de haber encontrado amigos como Vincent y Calvin.

Vincent es cariñoso con sus amigos, a veces demasiado. Debido a la falta de cariño en su infancia, y siendo un niño adoptado, tenía la necesidad de dar lo que él nunca recibió en su tierna edad. Sabía lo que se sentía ser querido, pero nunca había experimentado el sentimiento de amor. Quería verificar si en verdad se podría describir como una sensación de calor satisfactorio, o si constantemente le causaba mariposas en el estómago.

Y por el otro lado estaba Calvin, un chico risueño con sonrisa despampanante y revoltoso. Es extrovertido y muy estructurado. Su lema es: "la confianza es la primera regla para mantener una relación". Obviamente, no sólo la aplicaba en relaciones amorosas, sino también en las de amistad. Sus amigos la admiraban por tan cualidad, y siempre le hacían saber que contaba con un hombro para descargarse cuando lo necesitara. Además de ello, siempre trata bien a sus amigos, y cuando no lo hace, es porque algo andaba mal.

Cassiopeia no podía quejarse de sus pegajosos, pero buenos amigos. Hasta se hacían llamar el trío de oro, al igual que Hermione, Ron y Harry.

En la misma biblioteca en donde Aurora pasaba sus días de soledad, concurría frecuentemente, por no decir siempre, Paris. Sí, como el hombre que desató la guerra de Troya. Sus padre son fanáticos de la mitología griega y la literatura. Estos hallan felizmente casados y con un total de siete hijos; Paris fue su penúltima creación. Siendo sinceros, nunca le habían prestado tanta atención al chico, exceptuando en su infancia.

Paris es amante de los libros de fantasía y ciencia ficción. Más específicamente, la saga Harry Potter; era su favorita, y a veces deseaba en verdad poder transportarse a ese mundo mágico. Nadie lo conocía verdaderamente, sólo se llevaba algunas miradas por la vestimenta que usaba, que no era la mejor de las calidades. Su clóset era un rejunte de las prendas de sus hermanos más grandes, pero no se quejaba porque le gustaba el estilo ochentero e intelectual que le proporcionaba. Podía ser autocrítico, decir que tiene un autoestima superior no estaba de más, lo sabía. Se sentía más relevante que los demás, y consideraba que nadie estaba a su altura de madurez. Aunque cuando Paris la veía, podía sentir su ego descender, y sus sentidos hormonales activarse inmediatamente, sintiéndose como un adolescente estándar de su instituto.

Hacía ya cuatro años que la perseguía con la mirada, y la había visto cambiar de peinados constantemente. Y aunque a veces la encontraba sola en la biblioteca, Paris sabía perfectamente que ella sí tenía un amigo el que contar, a diferencia de él, que sólo era un egoísta amargado.

Ella era todo lo contrario a Paris, y por eso él la admiraba profundamente.

CHILDREN BEHAVIOR [Zodiaco]Where stories live. Discover now