Era fácil seducir a JiMin.Sólo se necesitaba una gran bolsa de malvaviscos.
Pero apenas podía hacer otra cosa más que dormir. Cuando los búhos se lo llevaron, cayó vencido en vuelo, cansado de llorar. Cuando despertó, yacía sobre una cama de cobijas retasadas y hojitas medio secas en una habitación alumbrada con velas y una pequeña ventanilla redonda que dejaba ver solamente la luna. El techo inclinado en un triángulo hacía la choza aún más acogedora.
Muchos tapetes adornaban el suelo y una cálida chimenea lo mantenía calientito bajo las cobijas. Tardó un buen tiempo en atrapar la situación. Los búhos de Macha se lo habían llevado y convertido a Taehyung en una estatua. Luego dejaron a Jeongguk solo, en esta terrible noche de Halloween.
Se quiso levantar de golpe, pero su cuerpo estaba débil. Piel dramáticamente pálida, grandes ojeras azules y cabello blanco como la nieve más espesa. Sus ojos habían perdido brillo. Y no podía hablar. Estaba mudo ¡él!
— No intentes levantarte, te lastimarás — dijo una voz desconocida. Se parecía a la de la señora de los muffins en la cuarta calle de remolques. Como de abuela, suponía.
Miró por todos lados pero no había nada. Hasta que de repente y sin ningún aviso, una mujer de avanzada edad se apareció frente a él. JiMin quiso gritar, sin embargo, ninguna voz salió de su boca.
— Tranquilo, niño — le dijo ella —. Estarás bien.
¿Bien? Quería gritarle que eso no era verdad, que ella era una mentirosa. Que había visto a sus búhos. Que había escuchado las historias. Que ella no era la abuelita que hornea galletas en invierno.
Pero como no podía hacer eso, mejor señaló a los miles de frascos viejos y nuevos reposando en grandes repisas, con varios colores dentro. Cuando los búhos absorbieron a Taehyung, el frasco se llenó de flores muy parecidas a las motitas de luz que lo acompañaban siempre — que, por cierto, ya no veía ahora —, e imaginó que eso era su esencia: flores silvestres, únicas y extrañas, bellas. Así como todas las demás figuras y colores atrapados en frascos; eran la esencia de las criaturas que había encerrado.
— Oohhh, eso — dijo Macha, caminando a las repisas, arrastrando su gran abrigo de plumas. Ahora que tenía unos segundos para pensar, Macha tenía un rostro raro. Nariz puntiaguda y ojos grandes grandes, también orejas pequeñitas pequeñitas, y enormes brazos con piernas cortas. Se parecía a un búho. La bruja tomó un frasco con sus manos callosas —. Son las emociones de las criaturas, JiMin. Las ayudo a no tener dolor. Pronto te ayudaré a ti también.
•••
Jeongguk tenía mal genio cuando las cosas no le salían bien, justo como ahora. Se sentía en un caos constante. Primero la muerte de su padre, luego irse de Busan, después, su solitaria vida en Oslo, los secretos de una familia que no quería, extraviar a JiMin, Taehyung convertido en piedra, el destino del mundo mágico en sus manos. Se sentía asfixiado.
Quizá si su padre estuviera ahí, le diría cómo sentirse mejor; o JiMin cantaría y aliviaría su ansiedad. Incluso pensó que las historias exageradas de Tae le harían reír un poco. Pero estaba solo, en un bosque desconocido, con la única compañía de un zorro que no era la gran cosa; por lo menos eso pensaba mientras lo veía olisquear el viento, que soplaba susurros fríos entre los árboles. El pelaje rojo de Derry se meció con el viento como si fuera un campo de rosas salvajes.
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The Song of the Sea || KookMin
FanfictionLa magia del océano se esconde en su canción. ° Playlist. ° No copias-adaptaciones. ° Ficción. ° Basada en la película "The Song of The Sea", de Tomm Moore. ° Violencia-sexualidad implícita. • Sisisí, es mitología irlandesa pero yo quiero que est...