Cap 8

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Nos comenzamos a besar con locura, subimos las escaleras, le quite la estorbosa corbata y el solo seguía besándome.

–Grace... –Dijo entre jadeos.

–¿Que sucede?

–No traigo preservativos.

–¡Mierda! Porque siempre nos tiene que pasar algo. Espera... –Ross me espero en el pasillo, mientras yo entraba al cuarto de Noah por uno, de seguro no lo notará pero por las dudas luego se lo repongo.

–¿Y bien? –Me dijo.

–Tengo uno... –Lo sacudí mientras me abalancé sobre él para que me cargará.

Le besé el cuello, los labios, toda la cara, y el solo me acariciaba lentamente

Cerramos la puerta como pudimos y comenzó a caer la ropa, cuando estábamos a un paso de llegar a mi cama yo ya no tenía vestido; él ya no tenía el saco, la corbata y su camisa estaba desabrochada.

Me recosté en la cama, me miró a lo que yo me sonroje más de lo que ya estaba.

–Eres demasiado perfecta Grace... –Volvio a atrapar mis labios en los suyos. Acabo de quitarse la camisa.

Después desabotono su pantalón y se lo quito, de reojo pude ver a Ross junior muy despierto. Bajo su boxer. Para ese momento yo ya estaba completamente desnuda frente a él.

–¿Estas segura Grace? –Volvio a preguntar, lo que me desesperaba un poco, el deseo me estaba consumiendo.

–Ya estando a estas alturas no hay vuelta atrás, estoy muy segura de hacer ésto, precisamente hoy y ahora contigo. Te amo Ross.

Se puso el preservativo y pude sentir el roce de nuestras partes. Solté un pequeño gemido, a lo que él sonrió.

Después fue entrando lentamente a lo que hice una mueca de dolor, sinceramente la primera vez es incómoda.

–¿Quieres que pare? –Me dijo Ross, su voz tenía otro tono, era como más protectora, más dulce.

–No, solo que ve despacio.

Y sí mi virginidad se acabó, volvió a besar mis labios, comenzaba a aumentar la velocidad de sus movimientos, es como si nuestros cuerpos fueron hechos para encajar perfectamente, después de unos cuantos minutos tomo mi mano entrelazando nuestros dedos y nos tomamos fuertemente de las manos, sentía algo dentro de mí como si fuera a explotar, Ross suspiró y esa era una señal de que había llegado al clímax, salió de mi y en eso sentí que algo recorría entre mis piernas, y si, era yo que también había llegado al clímax.

Me miró a los ojos.

–Te amo Grace.

–Te amo Ross.

Me recosté en su pecho por un momento aún se escuchaba su corazón acelerado. Después nos pusimos la ropa interior, nos abrazamos y quedamos dormidos.

Eran las 3:00 AM cuando desperté, creo que me moví que lo desperté.

–¿Qué pasa Grace?–Dijo con voz ronca.

–Nada es solo que me desperté y ya no puedo dormir.

–¿Quieres platicar?

–Si... –Nos quedamos en silencio un buen tiempo, hasta que hablo.

–¿Así que la primera vez?–Hizo una sonrisa pícara.

–¿Enserio? ¿Quieres hablar de eso ahora?

–Cariño, estuviste perfecta. –Me besó.

–¿Y la tuya fue...?

–No quiero hablar de eso...

–Bien, tú sabes que fuiste el primero, pero yo no puedo saber.

–Fue a los 16, ya sabes adolescente calenturiento.

–Pobre puberto. ¿Primera novia?

–No precisamente, pero para ella yo sí fui su primer novio.

–Que suerte que te toca desvirginar a las que tienen su primer novio.

–Amor ¿Noo?

–Obvio no, ya había uno que otro antes de ti, era algo de niños...

–Pero...

–Tu vas en serio... Tenemos planes... –Me abrazó.

–Quiero que pase el tiempo para que ya podamos cumplirlos.

–Yo también. –Le deposité un corto beso en los labios.

–Vamos a dormir otro poco.

–Si. –Lo abracé.

Más tarde desayunamos algo y tuvo que marcharse, porque mi mamá llegaría temprano.

Pero la inmensa sensación de placer no se iba, su aroma se quedó inpregnado en mi piel y en verdad me encantaba.

Todo el día no deje en pensar en el, y supongo que el en mi.

Mamá me noto rara no sé si sospecha pero lo importante es que nos estamos cuidando.

Por un partido de hockey 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora