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Capítulo Doce

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Capítulo Doce.

¿Anastasia y Christian Grey?

—Bien, digamos que entonces ganaste la apuesta.

—Ahora tienes que raparte.

Le había contado todo a Jac. Estábamos los dos en el alféizar de la ventana de mi cuarto, desde donde los dos estábamos tomando unos refrescos mientras veíamos la gente apurada pasar por las calles escapando de la llovizna. Otoño para mí era la estación perfecta en muchos sentidos, y este año no era la excepción.

Jac tenía la cabeza apoyada en el vidrio, el cabello desordenado y la mirada perdida en la gente que corría como hormiguitas huyendo de las gotas de lluvia. No dijo mucho mientras le contaba, solo sus típicos comentarios cachondos o muy sarcásticos, lo normal.

—Fue sincero, un punto por ello —tomó un trago de su refresco de cola y me miró, luego se encogió de hombros en un gesto despreocupado— Por lo menos te lo dijo antes, creo que fue ese gesto de: Si pide algo más le diré que se lo dije al principio.

—¿Tipo Anastasia y Christian Grey? —pregunté entre risas, recordando que acababa de terminar de leer el libro en la laptop hace unos días.

Jac bufó— Debes dejar de leer esas cosas. Digo que si caías en sus encantos aún después de eso no podrías enojarte si él no era amoroso o no cambiaba. Los chicos malos se quedan malos.

El tenía un poco de razón. Entonces, ¿estaba perdiendo el tiempo saliendo con Atlas?

—Esta noche me invitó a salir de nuevo.

—¿Para qué?

Solo tomé un trago de soda, —Para "hablar de términos" —cité sus palabras.

Jac puso una casa súper rara, —¿Términos?

—Eso, eso.

—Ese tipo es raro, definitivamente.

Bastante la verdad.

—Anda, no ponga peros. Quiero saber que tiene para decir.

—Yo igual.

Dimos nuestro último trago de refresco y aún nos quedamos viendo por la ventana el gran árbol que decoraba mi casa ahora desnudo por el otoño.

—¿Cuantos años dijiste que tiene?

—Parece de unos veinticinco —arrugué la frente ante la pregunta repentina de mi amigo— ¿Porqué?

El hizo lo mismo antes de responder, —¿Alguien puede tener tanto dinero por sí solo a tan poca edad?

Rodé los ojos, era ridícula su pregunta— ¿Donde dejas a Kylie Jenner?

Jacobo me miró, tenía ese gesto suyo muy característico que consistía en arrugar la frente y poner la boca en una sonrisa torcida cuando alguien le desafiaba en algo, me causaba mucha risa.

Atlas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora