1.

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16 años.

—¡Familia de Mateo Galván!— completamente despierto y con mis cinco sentidos activos, escuché la voz de una enfermera afuera de la habitación.

—¡Aquí!— la distintiva voz de mi madre respondió al llamado.

Observé como la manija de la puerta se movía a punto de abrirse y me acomodé para sentarme y recibir a mi madre con una gran y falsa sonrisa.

—Bienvenida mamá.

Al verme ella y la enfermera intercambiaron miradas de confusión.

Un momento después...

—¡Hijo de puta!— mi madre me golpeaba con su bolso repetidas veces mientras la enfermera trataba de detenerla.

—Señora, cálmese —pedía insistentemente, con voz temerosa.

—Jolene camate pofavo —le pedí mientras cubría mi cabeza con mis brazos y ella se detuvo, dejó salir un largo suspiro y arregló su ropa.

—¿Donde tengo que arreglar los documentos? —preguntó finalmente y la enfermera un poco aterrada le dijo que la siguiera.

Me quedé sentado en la camilla, con el cabello regado por toda la cara mientras irritado recordaba los antecedentes de la masacre que acababa de suceder, cosa que podría haber evitado si mi plan hubiese funcionado.

Hace una hora.

—Oh yeah, al fin lo haré.

Le pedí a mi vecina la rara que me consiguiera corbatas como para toda una empresa, a cambio yo le compraría un nuevo videojuego que lanzaron hace poco tiempo, acepté el trato porque según mi cerebrito mi plan era fantástico y no tendría que pagarle.

¿Para que eran?

Pues bueno...creí que sería cool ahorcarme con una cuerda hecha de corbatas y no con un lazo como se hace tradicionalmente.

Las amarre mientras cantaba felizmente por mí cuarto, cuando mi hermosa cuerda estaba lista subí a un banco, tome una de ellas y me la coloque en el cuello tal cual un empresario a la hora de ir al trabajo.

—Pum —le pegué una patadita al banco y empecé a colgar, sentí como mi respiración se cortaba.

Pero no me esperaba que las corbatas también se cortarían. Caí al suelo y pegue con mi cabeza en el banco de madera que había tirado hace un momento y cuando desperté me di cuenta de había fallado, era el primer intento así que no me preocupe.

¿Cómo había llegado al hospital?

Volvamos al presente.

—Fui a buscarte para pedirte el dinero para el juego —después de salir del hospital mi preocupada madre se separó de mi en la salida porque iría a una fiesta para liberar tensiones, seguí mi camino a casa y quería evitar a Jenni a toda costa para no pagarle pero estaba sentada en la acera mientras jugaba con un Gameboy.

—Entraste a mi cuarto, me viste tirado y llamaste a la ambulancia —dije sentándome junto a ella.

—Así es —alzó su voz orgullosa.

—O tus padres son primos o eres muy pendeja —dije disgustado mientras me acostaba y coloque mis brazos tras mi cabeza para ver el cielo.

—Te salvé la vida —me miró con desaprobación.

—Ese es el problema.

—Espera ¿Qué? —hizo una mueca—. Ahhhh, por eso tenías la corbata atada tan fuertemente al cuello y no a la camisa —dedujo luego de que su minúscula masa gris le permitiera pensar un poco.

Hola, Muerte (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora