19.

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-¡¿Entonces te irás?!- pregunté con una mezcla de tristeza y emoción.

-Si cabrón, dicen que me adapto mejor a Nueva York- dejó salir un suspiro.

-Eso significa que...- mi voz se quebró.

-No llores estúpido.

-¡Al fin podré matarme!- grité alzando mis manos y di saltos por toda la habitación.

-Estoy a punto de llamar a Satán para que te pellizque el culo cuando duermas- se quejó.

-No bro, ahorita estoy ocupado haciendo que los gatos maullen feo para que los estúpidos humanos se asusten- se escuchó una voz tenebrosa debajo de nosotros.

-Mateo, tengo que decirte algo- mamá entró cerrando la puerta detrás de ella, se sentó en la cama y me hizo un gesto para que me sentara al lado de ella.

-Dinos Jolene- dijo La Muerte sentada a su lado de piernas cruzadas- Ah verga ya no puede verme ni escucharme.

-¿Recuerdas a Esteban?- yo asentí- como te dijo él es un modelo muy famoso.

-¿Ha modelado para Calvin Klein?- me preguntó La Muerte y yo negué con la cabeza- entonces vale caca.

-¿Qué pasa con ese tipo?

-Quiere arreglar las cosas contigo-hice una mueca de disgusto- entonces...te consiguió un trabajo de modelo en Nueva York.

-¿Yo, modelo?- me levanté señalándome.

-¿Él, modelo?- la Muerte se paró frente a mí madre- para eso mejor yo, mira, estos huesos no se consiguen solo llevando gente muerte al más allá- se levantó la túnica y le enseño la pierna, lo empujé y me puse frente a ella.

-Mira, estoy consciente de que soy muy guapo pero no quiero hacer eso.

-Ganarás mucho dinero- dijo encogiéndose de hombros.

-No necesito dinero si voy a morir- dejé salir y ella se levantó para darme un golpe en la cabeza.

-Deberias intentarlo- puso sus manos en sus caderas esperando una respuesta.

-¿Quieres que vaya allá solo?

-¿Y yo que soy?- La Muerte preguntó ofendido de brazos cruzados.

-Ah si tú irás allá- lo pensé por un momento y resignado le pregunté- ¿Modelo de qué?

-De cuchillas- dijo satisfecha.

-Ay Jolene, no sabes lo peligroso que es ponerme junto a esas cosas- le dije sonriendo de forma pícara.

-Ni intentes hacer nada porque si te pasa algo iré hasta allá para estrangularte con mis propias manos- me dijo entrecerrando los ojos.

-Bueno, reserva los boletos y nos vamos mañana- me ordenó La Muerte.

-Tu no necesitas viajar en avión- le respondí confundido.

-No, tú eres el que se irá- me dijo mamá y solo le sonreí- reservaré el boleto por medio de internet.

-Que sean dos- dije derrotado.

-¿Por qué dos?- preguntó ella.

-Talvez mi amigo vaya conmigo- le menti y ella asintió.

Cuando se fue de la habitación saqué mi teléfono para hacer una llamada.

-¿Marti?

-El que te lo mete el lunes y te lo saca el martis- dijo La Muerte mientras reía.

Hola, Muerte (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora