15.

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En nuestro camino a casa pasamos al río que está por el parque y me senté en en una piedra a la orilla del mismo para tranquilizarme.

—Oye bro...— La Muerte se sentó a mi lado.

—Callate, no preguntes nada, ni siquiera yo sé porque estoy emputado, la vestimenta de mujer me hizo actuar como una.

—Mira, no soy humano pero comprendo tu enojo, se fue dejando a tu mamá a cargo de todo.

—Jamás seré un padre como él— dije y al instante reaccioné, no podía creer lo que había salido de mi boca.

—Marica, repite eso— La Muerte se llevó la mano a la boca sorprendido.

—La culpa fue de Satanás, yo jamás diría una pendejada como esa— rasque mi nuca.

—Es una esperanza de vida...pensaste en tu futuro, eso es un gran avance— se levantó y me abrazó, yo lo aparté y me levanté.

—Obviamente no seré un padre como el porque me voy a morir joven— aclaré y el chasqueo la lengua.

Cuando llegamos a casa nos detuvimos frente a la puerta al escuchar unos ruidos.

—¡Ah! Por ahí no— gritó mi mamá.

—Si lo hago despacio no afectará nada— reconocí la voz de Marti.

La Muerte calenturienta pegó su oreja a la puerta para escuchar mejor.

—Marti, necesito verlo, hazlo rápido.

—Ya lo has visto muchas veces— se quejó él.

—Pero me encanta, es mi programa favorito— terminó de decir e intercambiamos una mirada de confusión, entramos y nos dimos cuenta de que en realidad Marti estaba reparando el televisor.

Aclaré mi garganta y ellos se voltearon y nos sonrieron— Creímos que estaban teniendo sexo salvaje— sonreí y ellos se sonrojaron.

—Que sutil eres.

—No puedes hablarme de sutileza.

—¿Cómo te fue?— preguntó mamá acercándose.

—Fue hermoso, al instante en que lo ví sentí todo ese lazo que nos une, lloré y lo abracé, tuvimos una charla muy amena.

—¿En serio?— sonrió complacida.

—No— respondí y ella se encogió de hombros.

—Ah si, papá— tomó a La Muerte del brazo y lo llevó hasta donde Marti— quiero presentarte a Marti Melendez.

—Un gusto señor— se dieron un apretón de manos.

—Un gusto, José Jaimito Galván.

—Pepito— le susurré.

—Escuche que vivió mucho tiempo en Asia— se sentaron en el sofá.

—Si, con mi...

—Esposa— moví los labios.

—Con mi esposa— sonrió.

—Papá, ¿Podrías hablarnos en japonés?— le preguntó mamá cómo una niña pequeña.

—Este, ah, mira hija yo podía hablarlo perfectamente pero me raspe la rodilla y ahí se chingo todo.

—Que gracioso eres abuelo, ahora me dijiste un par de cosas en ese idioma y eres genial— alce una ceja y le sonreí...venganza.

—Bien— entrecerró los ojos en mí— Sonic tutankamon— se quedó pensativo mirando el techo— rayo macuin play station asereje suricata esternocleidomastoideo P
pocoyó pucca maruchan topo gigio pikachu doraemon.

Hola, Muerte (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora