—¿Quieres algo?— mi mamá se asomó al cuarto.—No gracias, estoy bien— dejé salir un pequeño gruñido al acomodarme en la cama.
—¡Te apuñalaron hace cuatro días, no estás bien!— se alteró y yo me quedé como el hámster asustado del meme.
—Calmate querida— La Muerte entró y acarició sus brazos— yo cuidaré de el— le dijo y ella salió.
—Me pican los dedos de el pie.
—Rascatelos— respondió con indiferencia y se sentó a leer una revista.
—Dijiste que ibas a cuidarme.
—¿Yo dije eso?— lo miré entrecerrando los ojos y le tiré una almohada en la cara haciendo que cayera hacia atrás.
—Verga, así es como se sienten los golpes— se levantó mareado y se sostuvo en la silla
—¿No quieres sentir más?
—Aún estás enfermo, pervertido— me guiño el ojo.
—Iugh.
El salió para ir a una fiesta y yo me dormí. A la mañana siguiente entré a la cocina y tomé un cuchillo muy grande y filoso.
Me fui a la casa de mi querida vecina y toque la puerta.
—Oh por Dios Mateo, me alegra que ya estes bien, me dí cuenta de lo que pasó y estaba muy preocupada— soltó Carmen agitando sus manos.
—Gracias Carmen, ¿Está Jenni?— pregunté señalando hacia adentro.
—Si, pasa está en su cuarto— dí un paso y ella me tomó del brazo haciendo que me girara— ¿Para qué es ese cuchillo?
—Ah, quiero que me corte el cabello con esto.
—¿Qué?
—No se si ha visto un par de vídeos donde los estilistas le cortan el cabello a las personas con hachas— ella asintió— no tenía un hacha así que traje esto.
—Pero Jenni no corta cabello.
—Pero puede aprender en mi cabeza.
—Me parece una buena idea— la convencí y subí las gradas, entré a su cuarto y ella estaba llorando mientras veía la pantalla del computador.
—No, Otonashi-kun— me rasque la cabeza extrañado y me senté en su cama. Mientras esperaba que ella terminara de ver a sus monitos chinos me quedé dormido.
—¡Ah!— un grito me hizo que me sentara abruptamente y al momento me quejé del dolor en mi estómago.
—¿Por qué siempre gritas?— le dí una mirada de odio.
—Te metes en mi cuarto sin hacer ruido y duermes en mi cama, ¿No debería asustarme?—cruzo sus brazos sobre su pecho mientras me veía molesta.
—A lo que vine— me levanté y le mostré el cuchillo.
—No— dijo asustada caminando hacia atrás— aún no he terminado de ver 'Angel Beats' por décima vez.
—No te mataré, estúpida— se enderezó.
—¿Entonces?
—Toma— cogí su mano y le puse el cuchillo en ella, me quite la camisa y ella se quedó con la boca abierta.
—¿Por qué tienes una X marcada en el pecho?— señaló con el cuchillo.
—Asegurate de dar ahí cuando liberes tu enojo.
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Hola, Muerte (EDITANDO)
HumorMateo Galván es un chico universitario de 20 años, se puede describir fácilmente como un pesimista, aborrece la vida, a veces lo ves hablando solo y su madre es muy popular por ser divertida y fiestera. Para el la vida es una delgada cuerda que quie...