Prólogo

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Es 11 de febrero de 2018. En algún lugar del mundo, en un rincón de Buenos Aires, hay un chico encerrado en su pieza. Llora por un amor imposible, intenta calmar su dolor emocional con dolor físico, pasando por su brazo una afilada hoja de navaja.

Para mi suerte, ese chico no soy yo.

Sí, estoy llorando en mi pieza, en un rincón de Buenos Aires, pero no estoy llorando por amor, sino porque uno de mis hermanos se comió una milanesa que guardé en la heladera anoche.

Así de patético soy.

Soy Alexis Torres, tengo 16 años y curso 5to año de secundaria. Puedo ser descripto, en simples palabras, como el chico emo de la escuela al que todo el mundo golpea. Uso anteojos desde que tengo memoria, casi no puedo ver sin ellos. También tengo notas altas, por lo que es normal que me traten de nerd. A veces suelo ser demasiado sentimental, pero hace años estoy enamorado de una chica que no sabe siquiera de mi existencia.

Ella es Beatriz Rivera, tiene 19 años y va a 6to año. Repitió en varias ocasiones y es la típica chica popular que sólo se interesa por su círculo de amigos populares, por tener buena apariencia y sus pasatiempos. Uno de ellos es molestar a los chicos como yo. Es una chica hermosa, su oscuro pelo de corte honguito combina perfectamente con su minifalda negra, sus medias de red y su top azul con tiras, a veces usando una campera de cuero encima.

Es realmente un ángel... bueno, en todo caso, un ángel malvado, porque suele ser bastante cruel.

Su círculo de amistad más íntimo se basa en Claudia Gutierrez, una chica hipster y su mejor amiga, y Perla Castro, otra bad girl como ella y su otra mano derecha. También está Darío Suárez, su novio. Él es el chico más abusivo, malo y mujeriego de la escuela, pero a ella no le importa que éste le meta los cuernos, ya que hace lo mismo con frecuencia.

Es bastante... ¿ligona? ¿Devora hombres? ¿Hombreriega?

Momento, esa última palabra creo que no existe.

Como sea, el punto es que sale con muchos hombres, incluso algunos bastante mayores a ella. No entiendo cómo puede besar a tantos chicos, incluso a veces algunas chicas, y sin embargo nunca le sucede nada. Aún no di mi primer beso, pero una vez compartí una taza con una compañera de primaria y al día siguiente me agarró un herpes labial de la gran flauta.

Darío juega en River, no sé en qué división exactamente. Beatríz también juega en River, en las divisiones femeninas inferiores. Es muy buena en los deportes, pero yo soy malísimo para ellos, por lo que sé que jamás podré impresionarla en el deporte.

¿Cómo puedo impresionar a una chica como ella?

De esto se trata mi historia, de mi intento desesperado de agradarle a Beatriz, que ella logre fijarse en mí. Será un gran desafío, sobre todo porque está Darío en el medio, pero el amor lo puede todo, ¿verdad? O casi todo. Es hora de cambiar, dejaré de ser el chico del que todos se burlan, o al menos eso es lo que espero lograr.


Un Cliché a la InversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora