03.

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En el recreo fui en dirección al baño de mujeres, admito que tengo un cagazo enorme, ya que no tengo idea de qué me va a pedir Beatriz. Angélica me vigila de lejos, le dije que me deje solo pero no quiso, así que tuve que dejar que me siga pero que mantenga distancia. Me quedé ahí esperando, el recreo terminó y Beatriz aún no aparecía, sabía que no me convenía irme porque la haría enojar mucho, y eso no sería nada bueno. Un preceptor encontró a Angélica y la obligó a entrar al salón, así que me quedé totalmente solo. Instantes más tarde llegó Beatriz.

—¡Te estuve esperando todo el recreo al lado del baño! —exclamó bastante enojada.

—Estuve acá en todo momento... —balbuceé asustado.

—¡Sos un pelotudo! ¡Me refería a los baños de arriba!

—Pero no especificaste...

—¡Mi salón está arriba! ¡Era demasiado obvio que me refería a esos baños!

—P-perdón, no lo sabía...

Me sentí totalmente intimidado, las lágrimas no tardaron en querer salir, pero las contuve como pude, no me convenía llorar frente a ella. Conociéndola, ya sé que no va a querer consolarme, todo lo contrario, me va a tratar de idiota.

—Bueno, no importa. Escucháme bien. Tengo que hacer un trabajo de matemática, ya que tengo que rendir esa materia en junio para sacármela de encima. Me dijeron que vos me podés ayudar, así que quiero que hagamos un trato. Vos me ayudás con este trabajo y con otros más que voy a tener a lo largo del año, te voy a pagar y te voy a ayudar a ser más conocido entre mi grupo de amigos, así no estás más solo que Hitler el día del amigo. Sin embargo, vas a tener que cambiar muchas cosas tuyas, empezando por tu apariencia. ¿Aceptás el trato?

—Creo... creo que tendría que pensarlo...

—Como parte del trato, podemos fingir que tenemos una relación —dijo con voz coqueta.

—¡Acepto!

El día terminó, ya era hora de que volvamos a casa. Estaba hablando con Angélica en la puerta del colegio cuando repentinamente Beatriz se acerca a nosotros.

—No te olvidés de nuestro trato, mi amor.

Me entregó un papel y me guiñó el ojo, Angélica la miró con cara de orto mientras que yo estaba recontra colorado. Angélica y yo comenzamos a caminar, su casa queda una cuadra antes de la mía, así que siempre vamos juntos.

—Che, ¿qué tiene ese papel? —preguntó.

—A ver... ¡¡Tiene su número de teléfono!! —respondí casi saltando de emoción.

—¿Y cuál fue el trato que hicieron?

—Yo la tengo que ayudar con las tareas de la escuela y ella me paga, además dijo que me iba a ayudar a ser más popular entre sus amigos. ¿Y lo mejor de todo? ¡Voy a poder fingir que salgo con ella! —dije suspirando como una colegiala enamorada.

—Bueno bueno, bajále a las hormonas. Te está usando y vos estás re feliz, debería darle vergüenza estar en 6° y que la tenga que ayudar un pibe de 5°.

—Vos tendrías que estar con ella pero repetiste, estamos en la mis...

Repentinamente Angélica me dio una cachetada, su cara delataba su incontrolable enojo. Hoy está actuando bastante raro, lo cual me tiene demasiado confundido.

—¡Eh loca! ¡Pará! ¿Por qué hiciste eso?

—¡Porque ella te está usando y vos como pelotudo caés en su trampa!

—¡Pero esta es la oportunidad perfecta para poder acercarme a ella y decirle que la amo! —Inmediatamente me callé, había olvidado decirle a Angélica que estoy enamorado de Beatriz.

—Así que era verdad, en serio te gusta esa pendeja... me lo esperaba.

—Acaso... no, no puede ser. Angélica... ¿estás celosa?

—¡Sí! ¡Estoy celosa! ¿Y qué? —gritó largándose a llorar, su respuesta me tomó por sorpresa.

—Che, tranquila.

Intenté abrazarla pero me volvió a golpear, se secó los ojos y apuró el paso para llegar a su casa.

—Andáte a la mierda Alexis.

Un Cliché a la InversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora