16.

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—Eh, Angelica, ¿qué estás haciendo? —le pregunté tocándole el hombro.

—Ah, mi querido Alexis, te presento a Catriel...

—¿Alexis? ¿Sos el pibe del hospital? 

—¿Catriel? Nunca pensé que te iba a encontrar acá.

—¿Ah? ¿Ya se conocen?

Le contamos un poco a Angélica como fueron las cosas cuando recibí esa paliza que casi me mata, de ahí nos quedamos charlando un poco. Beatriz nos miraba sin decir nada, sólo prestaba atención a nuestras palabras, hasta que un grito de entre toda la gente la distrajo.

—¡Soltáme Darío! —gritó una chica— ¡Estás en pedo! ¡No me toqués!

Beatriz se acercó a ver qué pasaba, encontrándose a Perla empujando a Darío.

—¿Qué pasó? —preguntó.

—¡Tu novio está en pedo y me tocó el culo!

—¡No es verdad! ¡Estoy en pedo pero no te toco ni con un palo!

—¡Beatriz! ¡¿A quién le vas a creer?! ¡¿A tu mejor amiga o a tu novio?! —le preguntó Perla.

Beatriz estaba totalmente confundida, no tuvo oportunidad de reaccionar cuando, repentinamente, Darío me vio y se enojó.

—Vos... ¡¿Qué carajo hacés acá?!

Mi respiración se aceleró. Estoy cagado hasta las patas, lo admito, pero no quiero seguir siendo intimidado por él. Sentía las piernas temblando, pero no dejé que el cagazo me domine y le respondí con coraje.

—Beatriz me invitó, ¿hay algún problema con eso?

—Sí, que yo no acepté que vengas —dijo acercándose de forma amenazadora, quedando frente a frente conmigo.

—Es el cumpleaños de ella, no el tuyo.

—¡Pero ella es mi novia! ¡Y yo también puedo decidir quién viene y quién no!

—Que seas su novio no significa que seas su dueño, no podés prohibirle tener amistades.

Beatriz me miraba sorprendida, Angélica y Catriel estaban asustados por la posible reacción de Darío. 

—¿Y vos quién te creés que sos? Pelotudo. Saliste del medio del barro y te venís a hacer el piola conmigo, más te vale comportarte, a menos que quieras que te cague a palo de nuevo.

—Prefiero evitar peleas, no le quiero arruinar el cumpleaños a Beatriz —dije alejándome—. Angélica, mejor volvamos.

—Ah bueno, el maricón se va con su noviecita, se nota que estás cagado hasta las patas.

—Nah, es que prefiero no meterme en problemas. Ahora entiendo por qué Beatriz te gorrea.

Darío me alcanzo y me agarró el hombro, pero por reacción le pegué un codazo en el ojo. No puedo creer que haya hecho eso.

—Estás en el horno, pendejo de mierda... —dijo Darío cubriéndose el ojo.

Agarré a Angélica del brazo y salí corriendo entre la gente, intentando llegar a la puerta, Catriel y Beatriz me siguieron, atrás de ellos estaba Darío empujando a todo el mundo para intentar alcanzarnos. Llegamos a la puerta y encontramos a Diego ahí, estamos rodeados, siento que el corazón se me sale del pecho.

—¡Hijo de puta! ¡¿Qué carajo hacés acá con Angie?! —gritó al verme.

—Tranquilo, es que Beatriz nos invitó, pero tenemos un problema mucho peor detrás... —le respondió mi mejor amiga, señalando a Darío.

—Ay no, ¿qué mierda hicieron ahora?

—Él me provocó y por error le di un codazo en el ojo, ahora me quiere cagar a palo.

—Dios mío, siempre en problemas... los quiero matar a los dos —dijo suspirando—. Bueno, ya, rajen a casa, que los veo allá en un rato.

Diego nos abrió rápido la puerta y nos dejó pasar, pero Darío intentó evitar que la cierre. 

—¡Vengan acá! 

—¡Darío! ¡Pará un poco! —le gritó Catriel, ayudando a Diego a cerrar la puerta.

—¡La puta madre! ¡Rajen! —nos gritó Diego.

Angélica tropezó debido a su borrachera y se lastimó la rodilla, así que no me quedo más opción que llevarla en brazos lo más lejos que pueda. Cuando ya estuvimos a distancia suficiente la bajé, ya no tenía fuerzas para correr ni para alzarla, asi que caí al piso junto a ella.

Un Cliché a la InversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora