23.

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—Ya cagamos fuego... —dijo Catriel.

—¿Cagamos? ¡Yo cagué fuego! ¡A mí me van a agarrar!

Intenté no entrar en pánico, pero era obvio que estaba desesperado. Los amigos de Darío no dejaban de golpear la puerta, la cual ya estaba empezando a romperse. Me recordaba a una escena de El Resplandor, en cualquier momento le hacían un agujero y se asomaba la cabeza de uno de ellos, imaginar esa extraña y graciosa escena me bajó un poco los nervios. Repentinamente pararon de golpear, se escuchaba al director sacándolos de la puerta, pero ahora era él quien me golpeaba la puerta para que salga.

—¡Señor Torres! ¡Salga del baño! ¡Su hermano y su madre están acá! —gritó.

—¡Alexis Facundo Torres! ¡Salí ahora mismo o te cago a trompadas! —gritó mi vieja totalmente furiosa.

No me quedó otra opción. Mi vieja me arrastró hasta la dirección, Lautaro escondía la cara, totalmente avergonzado de la situación. Ambos se pusieron a hablar con el director, mientras que yo me quedaba en un rincón.

—Alexis no es un alumno que se meta en problemas, es más, de todo el tiempo que lleva acá esta es la segunda vez que está involucrado en una pelea. La primera fue cuando lo agarraron en la puerta y terminó en el hospital. Además, es un alumno muy ejemplar con sus notas, así que le vamos a dar una semana de suspensión. Echarlo no sería buena opción. —dijo el director.

—¿Y qué va a pasar con el otro pibe? Tengo entendido que Alex le rompió el tabique y casi le desfigura toda la cara —preguntó mi hermano.

—Darío... Darío es un caso especial. Siempre se mete en problemas, le gusta golpear a todo el mundo, aprovechándose de su superioridad física. Alexis mismo fue víctima de sus arranques de ira durante mucho tiempo, ¿no es así Alex? —Miré al director y afirmé con la cabeza—. Desde el punto de vista de la escuela, entendemos que sea así porque su familia sea totalmente disfuncional, pero ya estamos cansados de soportar esos actos. Estoy considerando la idea de pedir un cambio de colegio para él, pero es algo que tengo que hablar con el resto del equipo directivo.

No puedo creerlo, ¿van a echar a Darío del colegio? Es un sueño hecho realidad.

Mi vieja me dijo que salga de la dirección un momento, ya que tenía que hablar algo con el director y yo no tenía que escuchar. Me quedé dando vueltas en la puerta, hasta que escuché la voz de Beatriz, al parecer estaba hablando por teléfono con alguien.

—¡Ya fue todo! ¡Con esto te fuiste al carajo! Te re zarpaste —gritaba—. ¡No me importa que le tengas bronca! ¡¿Quién te creés que sos para reaccionar así?! ¡No se justifica!... Ya está Darío, lo nuestro ya fue, me tenés podrida comportándote como un pelotudo. Te garchás a las minas que se te dan la gana y me lo tengo que aguantar, pero si yo hago lo mismo te ponés como loca. ¡No te quiero volver a ver! 

Beatriz cortó con brusquedad, y al asomarme la encontré llorando contra una pared. No puedo creerlo, nunca me imaginé que vería a Beatriz llorar, y mucho menos que estaría pasando esto con Darío. Tal vez ahora sí tengo una oportunidad con ella, aunque me van a tratar de buitre seguro. 

Tranquilo Alexis, no te hagás ilusiones tan temprano. No pensés en los hijos de ambos, que todavía ni pensaste en el casamiento.

Me acerqué a Beatriz y la abracé, ella soltó sus lagrimas contra mi pecho, mientras me abrazaba con fuerza. Dejé que se descargue tranquila, para que sepa que voy a estar siempre que ella se sienta mal.

Un Cliché a la InversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora