𝐃𝐨𝐫𝐢𝐭𝐨 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 | Chris Evans [En Edición]

6 ➳ Chris ✓

La parte del set donde yo me encontraba estaba vacía. Esperaba a que Chris terminara la grabación de hoy para darle una sorpresa pero, Sebastian entró de la nada, tomó mi rostro y de un segundo a otro estaba uniendo nuestros labios en un frío y forzado beso. Automáticamente me alejé, corriéndolo un poco, pero él fue más rápido y me empujó al sillón, posicionándose sobre mi, dejándome totalmente indefensa.

—¿Qué haces? —exclamé elevando un poco el tono de voz, indignada y a la vez dolida puesto que era mejor amigo mío y de Chris.

—Tres años, tres años han pasado desde que quiero que seas mía... ¡ya no aguanto más, ______!

—¿Qué mierda te pasa Sebastian?

—Me pasa que te deseo desde hace mucho tiempo, y te tendré de una vez por todas.

—Estoy con Chris y lo sabes bien —la verdad es que me hacía la indiferente pero estaba al borde de las lágrimas, es increíble cómo de un momento a otro mi mejor amigo haya pasado de ser el dulce Sebastian a esto.

—¿A quién le importa Chris?

—Te recuerdo que es tu mejor amigo.

—Lo era. Hasta que le confesé que estaba enamorado de tí y, aún sabiéndolo, se te acercó y te conquistó primero —quedé shockeada ante tal confesión, no me lo esperaba para nada.

—Si estás tan enamorado de mí, ¿por qué estás tratando de forzarme a hacer algo que no quiero? Además, discúlpame pero, yo no soy objeto de ninguno de ustedes. Lo que dices es estúpido, te estás comportando como un idiota.

—Quiero tenerte al menos una vez en mi vida —una lágrima cayó de uno de sus ojos y dirigió su vista al suelo, posé mi mano en su mejilla con tal de que levantara su mirada para así poder hacerle entrar en razón, pero de repente un carraspeo resonó en la sala. Llevé mi vista al lugar de dónde provenía el sonido para encontrarme con la mirada de Chris clavada en nosotros dos. Rápidamente corrí mi mano del rostro de Sebastian y comencé a seguir a Chris, que había salido disparado hacia el pasillo de cuartos.

—¡Hey!

Pero no hubo respuesta, simplemente seguía haciendo de cuenta que yo no estaba ahí y caminaba rápido hacia la salida.

—¡Christopher Robert Evans! Para ya de una vez, me estoy cansando, ¡vas muy rápido! —sabía que odiaba que le dijeran así. Se quedó quieto en su lugar y, aún dándome la espalda suspiró, para luego darse vuelta y que su mirada se detuviera en la mía.

—¿Qué quieres?

—Hey, hey, hey... primero que nada, no me trates así.

Rodó los ojos y cruzó los brazos en su pecho, me mordí el labio inferior y di un largo suspiro antes de empezar a hablar de nuevo ya que él parecía pretender no dar una respuesta.