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Me gustaba observar por las tardes al llegar del trabajo el jardín que con mucho esfuerzo había mantenido en mi casa, situado en la parte trasera exactamente. Amaba estar allí, estaba conmigo mismo y mis flores, nadie me molestaba.

Había comenzado a tener una pequeña obsesión con mi jardín, era totalmente mi pertenencia, me parecía hermoso cuidar de un ser vivo, hacía que una pequeña parte de mi alma sintiera calidez y felicidad por lo que estaba haciendo. Mis padres nunca cuidaron de mí y yo necesitaba con urgencia sentir que algo me pertenecía, dar lo que no recibí.

La mayoría de las flores del jardín eran blancas, eran delicadas, más pequeñas que mis manos y me gustaba adorar la pureza que transmitían, en cambio yo... era todo lo contrario a ellas, consideraba que estaba perdido en la oscuridad.

Un suspiro se escapó de entre mis belfos y continúe regando todas las flores del jardín, también el césped que con mucho esfuerzo había podado el día anterior, estar en aquel lugar me transmitía paz, esa paz se acabó cuando escuche un portazo. Era el, guarde la regadera y entre a la casa. Papá no entraba al jardín, y le agradecía a dios que así fuera porque ese animal sería capaz de destrozarlo.

Pasé por su lado para ir a mi habitación, me encerraba allí cuando él llegaba todos los días a eso de las 10 pm, le gritaba a mi madre porque la comida no estaba lista a tiempo para el, si... mamá cocinaba tarde a veces para que el siempre pudiera comer todo caliente, ella decía que esto le haría ablandar su corazón algún día y sería "el de antes" mientras tanto yo, pensaba que eran puras tonterías.

Ella lloraba, el gritaba, como de costumbre. Estaba harto del mismo cuento todos los días, ignore a ambos pero mi padre se acercó y me tomó del brazo con fuerza, le miré con el ceño fruncido: le reté. Odiaba su sonrisa de satisfacción, él sabía que sus actos lograban molestarme, odiaba que me tocara. El brazo me dolía porque él lo apretaba muy fuerte.

― ¿Estas escuchando todo? Nunca, hijo mío te cases con una mujer igual de inútil que tu madre.

Mamá me miraba con tristeza, mi irritación era notable y le di un empujón para que me soltara.

― Es mejor decir que jamás seré igual de imbécil que tú, antes de ser un ebrio prefiero suicidarme.

Dicho esto fui a mi habitación, pero papá fue más rápido y me golpeo en la cabeza con una botella de soju que tenía en las manos, tan rápido como gemí por el dolor me arrepentí de haberlo hecho. No me gustaba que nadie me escuchara llorar, me sentía débil cuando eso sucedía, el me tomó por el cabello y tiró de mi hacia atrás, en mis costillas propinó puñetazos fuertes y me retorcí, no me quejé o lloriquee. No iba a darle el maldito gusto.

Le volví a empujar todo lo que pude, y corrí hacia mi habitación cerrando la puerta detrás de mí, él no me había perseguido, pero se desquitó con mi madre, escuché a través de la puerta el sonido de un golpe y sentí mi sangre hervir. No salí, me quedé en mi habitación.

― TU JODIDO HIJO ES UN MISERABLE, LO VOY A MATAR ALGÚN DÍA.

I'm Fine ; Kth | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora