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Papá estaba en casa cuando llegue, había llegado temprano lo cual era realmente extraño, y lo que más me impresionaba era que estaba sobrio. Camine a la cocina tratando de no llamar la atención, él estaba sentado en el desgastado mueble de la sala mientras que mama estaba a sus pies limpiando algo en el suelo, bufe porque seguro él había hecho un desastre y mama como tonta tenía que limpiarlo.

― Ahora tu vas a tener que comprarme una maldita botella de ron, ah verdad, que eres una jodida inútil mantenida que no seria nada sin mi. Te iras a vender como la puta que eres para pagarme mi botella ya que tu hijo es un inútil como tu.

Mamá lloraba en silencio, estaba muy nerviosa por los gritos de el que seguramente se llegaban a escuchar en la esquina.

― Tsk, que conveniente. ― Murmure, el me escuchó y se levantó del mueble, pisoteando la mano de mi mamá que estaba limpiando la madera desgastada del suelo con un pañuelo.

― ¿Qué dijiste? Repitelo, bastardo, fuerte para que te escuchemos.

No le conteste pero puse los ojos en blanco, mamá me miraba desde su lugar, sabía que estaba enojada por como me estaba mirando, ella odiaba que yo provocara a su marido.

― ¿NO VAS A CONTESTAR? ― Me tomó del brazo, le miré sin expresión alguna y el maldito me golpeo el rostro con su puño, gemí un poco y me balancee hacia atrás contra las alacenas de la cocina, me tomo del cabello y tiro de mi hacia adelante, propino en mi estomago un rodillazo y gemí cayendo de rodillas, golpeo mis costillas y lo siguiente que recuerdo es que perdí el conocimiento.

Desperté en la cocina, justo donde había caído, estaba adolorido y apenas podía levantarme, me sostuve del refrigerador para ponerme de pie, me dolía la cabeza, toque mis sienes que estaban ensangrentadas, el hijo de puta me había golpeado aun cuando caí inconsciente, tenia cortadas en las mejillas y en mis labios. Limpie mis heridas con un poco de alcohol, ya no me quedaba. Ya no me dolía cuando el alcohol tocaba mi piel herida.

Me di una ducha y me recosté, no sabia que hora era, supuse que tarde porque la casa estaba en silencio y al otro lado del pasillo, frente a mi habitación estaba la suya, sus ronquidos se escuchaban a través de la puerta.

Fui un rato al jardín trasero y me recosté al lado de mis flores favoritas, rosas rojas. Eran de las pocas que había de un color que no fuese el blanco y me encantaban, eran del mismo color que mi sangre, eran hermosas pero al mismo tiempo si las tocaba en las espinas podían hacerme daño.

Las regué, la luna estaba en su punto mas alto y yo solo la observaba, el aire frió de la noche golpeaba mi rostro, se sentía agradable, ya no me sentía tan fatigado por los golpes que me había dado Jihyung.

¿Por qué el es así con nosotros? No lo entiendo dios... ¿Qué hemos hecho de malo?

Me detuve a pensarlo, siempre lo hacia pero nunca llegaba a ninguna conclusión, desde que nací el es así, desde que lo recuerdo he vivido sometido, nunca he recibido palabras de aliento por su parte, pase mi infancia y adolescencia solo. Ni siquiera cuando iba a la escuela tenia algún amigo, todos se alejaban de mi porque yo era extraño, nadie quería hablarme o siquiera mantener contacto visual conmigo, era invisible y yo no buscaba tampoco acercarme, odiaba a las personas sobre todo en la preparatoria. Yo estaba tan hundido en la miseria que pensaba que todas las personas eran del mismo modo que mi padre, algunas peores que el. A veces solo te hacían sentir bien para luego romperte el corazón.

No me consideraba una buena persona, tenia muchos defectos y era un completo cobarde, no tenia el valor de dejar todo lo que me hacia daño, no tenia el valor para abandonar a mi madre a pesar de que ella este ciega. Ella vivía por algo, respiraba por un motivo por mas ridículo que fuera, mientras que yo... vivo para desperdiciar oxigeno, vivo por vivir.

I'm Fine ; Kth | EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora