'The Housekeeper' {Niall Horan}

Capítulo 31.

Estaba sentada sola en una silla junto a la barra, mirando a los demás divertirse.

Jesse estaba perdido, me dijo que iría a saludar a alguien que conocía y al parecer se olvidó que estaba conmigo, pero no estaba molesta en lo absoluto.

Niall llegó de pronto y se sentó junto a mí.

—¿Estás aburrida? —Preguntó quitándose los lentes. Yo negué con la cabeza, pero la verdad sí estaba un poco aburrida.— ¿Dónde está Jesse?

—No lo sé. —Me encogí de hombros.

—Bueno... Por cierto, estás muy bonita, siempre lo estás. —Sonrió a medias y bebió de su vaso sin dejar de mirarme.

—Gracias. —Sonreí y sentí mis mejillas acalorarse un poco.

—Mañana esto será un desastre. —Pasó una mano por su cabello.— Vendrás a ayudarme ¿cierto?

—¿Ah? —Lo miré confundida.

—Era broma. Obligaré a Harry, Liam y Louis. —Sonrió como si fuera malvado.

—¿Me obligarás a qué? —Preguntó Liam, sentándose al lado de Niall.

—A limpiar.

—¿Perdona? Esta no es mi casa ni mi fiesta, no voy a limpiar nada. —Se levantó y se acercó a mí.— Vamos a bailar, Bec. —Tendió su mano hacia mí.

—No, yo llegué primero. —Dijo Niall levantándose también, agarrando mi mano y casi arrastrándome hacia donde estaban todos bailando.

—¡Tramposo! —Gritó Liam.

Niall rió a carcajadas, burlándose de Liam quien hacía un puchero, pero luego también rió.

Estuvimos bailando, mientras él hacía lo posible para hacerme reír y creo que reí más de lo que bailé. No se quedaba en silencio, siempre se le ocurría algo o se burlaba de cómo bailaba alguien, el punto es que yo no paraba de reír y sentirme en las nubes.

—Me duele el estómago de tanto reírme.

—Ya, está bien, seré serio por un rato. —Sonrió.

Ni siquiera me preocupaba por dónde podría estar Jesse, estaba muy bien acompañada y si por mí fuera, pasaría toda la noche bailando y riendo con Niall, sin importar nada ni nadie más.

Creía que no era cierto eso de sentir que todo el mundo a tu alrededor desaparece, pero justo ahora lo estaba sintiendo, como si todos se hubieran ido y estuviéramos solo Niall y yo.

Él estaba mirándome, pero yo no podía mantener la mirada en él, porque empezaba a sentirme nerviosa y prefería mirar a otra parte para evitar otra escena vergonzosa.

Pero la burbuja se explotó repentinamente cuando apareció Jesse a un lado, fue como cuando en las películas alguien arruina el momento y la música se detiene.

La primera vez en la que odié ver a Jesse.

—Eh, ¿Puedo robarla? —Le preguntó a Niall, quien solo asintió y se alejó de nosotros.

Jesse se aproximó a mí y puso una mano en mi cadera, acercándome a él.

—¿Nos vamos ya? —No me dejó responder porque me besó, como si estuviera desesperado.

—Está bien, pero ¿No crees que tomaste demasiado como para conducir? —Hice una mueca. Su aliento era puro alcohol y sus labios también. Con un solo beso sentí como si yo hubiera estado bebiendo.

—Estoy bien, sí tomé un poco, pero sigo sobrio. —Sonrió ampliamente y se inclinó para besarme nuevamente, pero yo lo esquivé.— ¿Qué pasa?

—No estás sobrio. ¿En dónde estabas?

—Con un amigo que hace mucho no veía. —Levantó los hombros.— No eres celosa, Becca ¿o sí?

—No.

—Perfecto. Vámonos, Bec. —Agarró mi mano, tirando un poco para que caminara con él.

—Yo conduciré ¿bien? —Caminé detrás de él.

—Lo que quieras, pero vamos, apúrate.

—Bec ¿ya te vas? —Preguntó Harry cuando tropecé con él gracias a que Jesse estaba casi arrastrándome.

—Sí, nos vemos después. Me despides de los demás. —Le sonreí a medias y aceleré mi paso, casi estaba corriendo detrás de Jesse.

De un momento a otro Jesse estaba molesto y no tenía ninguna razón por la cual estarlo, pero supongo que es solo porque está más que pasado de copas.

Me dio sus llaves y subimos al auto.

Tenía una licencia de conducir, pero no había conducido desde hace mucho y me ponía un poco nerviosa, pero no le tomé mucha importancia.

Jesse solo me decía hacia qué calle debía dirigirme y no decía más que eso.

Llegamos a su departamento y mágicamente su humor cambió y ahora estaba sonriendo como un idiota.

—Eres raro estando ebrio.

—¿Alguna vez me has visto ebrio? —Levantó una ceja.

—Te estoy viendo justo ahora, Jesse.

—¿Quién te dijo que lo estoy? —Abrió la puerta.

—Tu aliento. —Entré a su departamento. Aún con la luz apagada podía ver que era grande y bonito.

—Que huela así no quiere decir que esté ebrio. —No encendió las luces, agarró mi mano y me llevó directo a la recámara.

Dejó mi bolso a un lado y prácticamente se lanzó a besarme como si quisiera comerme la boca y sinceramente no me gustaba, me hacía sentir incómoda.

Sentí su mano bajar por mi espalda para luego ponerla en mi trasero, pero quité su mano rápidamente.

—Jesse. —A penas pude pronunciar su nombre, al instante atacó mis labios otra vez.

Esta vez sentí su mano acariciando mi muslo izquierdo, lo cual me hizo separarme de él de inmediato.

—¿Qué te pasa, Becca? Así no podemos avanzar. —Dijo con molestia.

—Mmh... yo... creo que no...

—¿En serio, Becca? ¿Vas arrepentirte ahora?

—Necesito ir al baño. —Dije tratando de evadir su pregunta y no hacerlo enojar más.

—Esa puerta de ahí. —Noté que señaló detrás de mí.

Me giré dudosa y caminé hacia el baño.

No quería que esto fuera así. Me hacía sentir asqueada, incómoda y usada.

Él estaba ebrio y no era lo que esperaba.

Iba a rechazarlo, aunque se enojara demasiado conmigo, no iba a permitir que tuviéramos relaciones mientras él estaba en esas condiciones y no se comportaba como un caballero conmigo.

Me llené de aire y salí del baño.

Lo noté acostado en la cama.

—Jesse, yo no puedo hacerlo, lo siento. —Esperé a que estallara y me respondiera, pero lo que recibí fue silencio.— ¿Jesse?

Me acerqué lo suficiente y me di cuenta de que se había dormido.

Dejé salir todo el aire.

Así era mejor.

Me quité los zapatos y me metí a la cama junto a Jesse, lo abracé, pero él ni siquiera se movió. No importaba, al contrario, me alegra que se haya quedado dormido.

Besé su mejilla y cerré los ojos.