Era un desastre intentar llegar hasta las puertas del hotel, ni siquiera podía llegar a la entrada de empleados. Intentaba no empujar a nadie, pero todos me empujaban a mí y me gritaban al oído.
No estaba molesta, porque si no tuviera que trabajar y tuviera dinero suficiente, seguramente estaría comportándome como ellas.
Lo que sí estaba mal era que yo no avanzaba nada y el tiempo seguía corriendo.
No me despedirán por atacar a un One Direction, lo harán por llegar tarde y quedarme coreando las canciones de esos chicos que ni siquiera se asoman a las ventanas para agradecer.
—Permiso, por favor, necesito pasar. —Repetía a cada instante, pero no me hacían caso.
—Todas queremos entrar, pero nadie podrá lograrlo, hay como un ejercito de guardaespaldas y policias ahí. —Me dijo una chica, haciendo una mueca con sus labios.
—Pues yo tengo que entrar.
—Si tú entras, yo también lo haré. —Se cruzó de brazos y me miró como si me desafiara.
—Suerte con eso. —Reí. Sí, me estaba burlando de ella.
—Lo mismo digo.
Suspiré llenándome de fuerzas para empujar a todas y abrir camino hacia la puerta.
Detrás de mí estaba esa chica siguiéndome, creyendo que entraría, pero no tenía tiempo para dar explicaciones o algo.
Entre más empujones, gritos, golpes, frases nada apropiadas y más chicas, logré llegar hasta la entrada, donde sí, estaba totalmente cubierto por la seguridad.
Miré detrás de mí, ahí estaba esa chica que había estado siguiéndome y gritando obscenidades cuando alguien la golpeaba.
—No te dejarán entrar. —Le dije.
—A ti tampoco y crees que sí, quiero ver qué vas a hacer. —Se cruzó de brazos una vez más.
Miré al seguridad frente a mí ¿De dónde sacan a estos tipos tan grandes y fuertes?
—Oye, disculpa, pero necesito entrar. —Mordí mi labio sintiéndome nerviosa por dos razones: Estaba definitivamente a poca distancia de One Direction y estaba atrasada.
—Todas quieren entrar, niña. Si necesitas ir al baño, hay un restaurante al frente. —Fue la respuesta de aquel tipo gigante.
—No, yo en serio tengo que entrar. Trabajo aquí.
—Buen intento. —Dijo la chica detrás de mí, riendo a carcajadas.
—Ya han usado esa excusa, niña, ¿por qué no vas a cantar con las demás?
—¡Hablo en serio y estoy tardándome! Tengo mi identificación. —Busqué en mi bolso la tarjeta que tenía mi nombre, mi trabajo y el nombre del hotel.
—¿En serio trabajas aquí? —Preguntó la chica, luciendo tan sorprendida y haciendo que todas alrededor me miraran como si fuera una presa en medio de la selva.
Daban miedo.
—Sí. —Le mostré la identificación al seguridad.
El hombre me miró entrecerrando los ojos, quizás pensando que le mentía, pero en mi rostro sólo había preocupación.
Abrió el gran portón de hierro que mantenía a las chicas alejadas lo suficiente, agarró mi brazó con fuerza y tiró de mí para que entrara, mientras otros se encargaban de impedir que las otras chicas entraran.
"¡Dile a Liam que lo amo!"
"¿Por qué ella pudo pasar y nosotras no?"
"Dile a los chicos que salgan a saludar."
"Ella tiene tanta suerte."
" ¿Quién es esa y por qué la dejan pasar?"
"¿Qué le ofreciste a los guardaespaldas? Yo ofrezco lo mismo".
Eran algunas de las tantas cosas que les escuchaba gritar y por un momento me sentí importante, pero recordé la razón verdadera por la que estaba ahí.
Corrí al ascensor y mientras subía rogaba una y otra vez que no me encontrara con niguno de ellos.
Estaba despeinada, sudada y preocupada, no quería que me vieran de esa forma.
Enseguida me cambié de ropa, acomodé mi cabello y me llené de aire para lo que sea que pasaría esa larga noche.
—¿Tuviste problemas para entrar? No creí que llegarían tantas fanáticas. —Dijo la Señora Amanda, sorprendida mientras escribía algo en su libreta.
—Fue difícil, todas son una gran barrera. No sé cómo es que no han cruzado la cerca. —Reí.— Esos chicos gastan dinero en guardaespaldas cuando todas están dispuestas a protegerlos.
Y me incluyo, yo también estaría dispuesta a cubrir sus espaldas, pero no lo diría frente a mi jefa.
—Los protegerían tanto que ellas mismas les harían daño. —Levantó las cejas y suspiró.— Bueno, Becca, sube, tienes trabajo que hacer. Tengo entendido que no son muy ordenados o aseados, así que manos a la obra.
Asentí y me llené de aire y valor para caminar al ascensor e ir hasta esos importantes pisos.
Ojalá no estén aquí, ojalá hayan salido. No sería cómodo trabajar sabiendo que ellos estarían en la misma habitación que yo.
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'The Housekeeper' {Niall Horan}
Hayran KurguTrabajando en un hotel privado de cinco estrellas, puedes encontrarte a todo tipo de clientes: parejas, familias que se encuentran de vacaciones, ancianos gastando sus riquezas, jovenes sin tener otro lugar donde ir, inclusive, podrías encontrarte c...