Capítulo 14 - Mala idea

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Era de noche cuando William y yo llegamos al colegio y entonces, nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Entré y en cuanto cerré la puerta, alguien llamó. ¿Adivináis quien era? Jeremie.

- ¿Podemos hablar? -me dijo un tanto desconfiado.

- Mira, te lo he dicho mil veces... -le traté de explicar la situación pero cortó mis palabras.

- Quiero disculparme por lo sucedido en la fábrica... No debería de haberte tratado así. Por favor acepta mis más sinceras disculpas.

Jeremie parecía bastante arrepentido, pero no se porque, algo que había en mi interior me decía que no confiara en el.

- No. -le respondí y cerré la puerta.

- Bueno, pues nada... ¡No volveré a hablarte más! -me gritó y se fue dando fuertes pasos.

Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Inútil fue mi intento de descansar ya que no dejaba de pensar en Lyoko y en la fábrica, entonces me planteé volver. La misión no era nada fácil, ya que, a la noche entre varias horas, Jim se quedaba vigilando los pasillos en busca de algo sospechoso. Conseguí ver el patrón de sus movimientos y rápidamente me incorporé hacia la salida del edificio.

Fuera, en la oscura noche, hacía frío y no había nada más que un entorno negro y la luz de la luna. Corrí hacia las alcantarillas, moví la tapa y bajé las escaleras. Una vez abajo, corrí hacia el otro lado del alcantarillado hasta encontrarme con las próximas escaleras, entonces las subí y corrí hasta la entrada de la fábrica. Cogí la cuerda que colgaba del techo y bajé hasta la zona del ascensor. No hacía nada más que pensar en volver a Lyoko y empecé a ponerme nervioso de la emoción. Me monté en el ascensor y descendí hasta el piso - 1, esto es, la sala del superordenador.

Al llegar a la sala, el ascensor se detuvo y las dos puertas, la del ascensor y la de seguridad, se abrieron. Ahí estaba de nuevo, junto a ese magnífico superordenador. No me pude resistir, entonces corrí hacia la silla rotatoria, me senté, y me acerqué al terminal. Configuré el superordenador para un viaje a otro sector aleatorio. Una vez hecho, salté de la silla, me acerqué a la trampilla y descendí hasta el piso -2, el piso de los escáneres. Estando allí, introduje mi cuerpo en el escáner y se cerró. Volví a sentir ese aire agradable que transmitía el gran cilindro futurista y para cuando me quise dar cuenta, mi cuerpo se desvaneció de nuevo.

La carcasa virtual se recreó por completo dentro del mundo virtual y caí en otro sector, un sector diferente al anterior. Esta vez, caí de rodillas apoyando mi puño en el suelo, entonces después de caer, me levanté y observé mi alrededor. Este sector era completamente de hielo. Entonces decidí investigarlo a fondo, y para ello, salí corriendo. Atravesé un estrecho de hielo y llegué a una cueva 9 veces más grande que yo. En ese momento decidí entrar para ver su interior pero algo raro sucedió. Un sonido agudo retumbó dentro de la cueva y de continuo otro.

- ¿Pero que demonios? -saqué los látigos moviendo mis brazos, los electrifiqué al momento y me puse en guardia.

Después de los sonidos, un monstruo de unos 10 metros de altura empezó a acercarse a mi mientras flotaba. Tenía un total de 5 diamantes de color verde en todo su ser, 4 de ellos eran móviles y uno que a diferencia de los demás era más grande, contenía... ¡El símbolo de XANA!

- ¡Oh no, no puede ser! -me atemoricé y me quedé inmóvil.

Observé que este monstruo tenía también unos tentáculos transparentes que le ayudaban a levitar, una gran coraza que contenía lo que parecía un órgano y para terminar, un cuerpo puntiagudo de un color rosado con una tonalidad no muy fuerte. Entonces me preparé para realizar un ataque y esa especie de "medusa", gracias a sus tentáculos, me bloqueó el movimiento. Acto seguido, me agarró desde la cintura con varios de sus tentáculos y me elevó a una altura considerable. Intenté soltarme, pero mis esfuerzos eran en vano ya que sus tentáculos desprendían una energía de tracción como la de dos imanes. Después, la medusa movió rápidamente 3 de sus tentáculos y puso uno en el lado derecho de mi cabeza, otro en el lado izquierdo y otro en el centro. En ese momento, esa medusa empezó a inyectarme algo en el cerebro ya que, estando yo consciente, notaba como si mi cerebro estuviese recogiendo datos a la fuerza.

Cada vez el proceso era más intenso y doloroso, entonces en un instante, cerré los ojos con intención de aguantar ese dolor pero era inútil, creía que me iba a desmayar. Al terminar el proceso, la medusa me soltó, me caí al suelo y me quedé inconsciente.

Código Lyoko : La resurrección del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora