amor, adivina...

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Narrador normal:

Que dilema, no sabia que hacer, que debería hacer, esto era demasiado desesperante para el.

-- Dean, ¿donde están los zapatos de Henry?-- grito desesperado.

-- los dejaste en la cocina-- respondió igual de estresado, el bebe no los había dejado dormir.

Llevaban ya un año de casados, el bebe era más grande y mucho más travieso, ahora que gateaba era mas difícil mantenerlo quieto, se la pasaba de un lado a otro sin parar, lloraba cuando lo sentaban o dejaban en su cuna, se paraba sosteniéndose de cosas que el consideraba forme, sino también sonreía mostrando sus dos pequeños dientes que a duras penas se asomaban de su encía, obviamente para sus padres fue una tortura lidiar con la fiebre y los llantos.

-- aquí están-- grito feliz, el bebé solía esconder las cosas, desde sus zapatos hasta las llaves del Impala.

-- Cas, me tengo que ir por que sino me van a regañar-- dijo Dean saliendo de la habitación ya arreglado y listo, beso a Castiel y luego levanto a su hijo-- adiós mi demonio de Tasmania.

También le dio un beso y lo volvió a dejar en el suelo, sino lloraría a cantaros.

Cuando se fue Castiel empezó a escuchar los llantos de Henry, pues no le gustaba que ninguno de sus padres se fuera.

-- no bebé, no llores, papí va a volver-- lo levanto para calmarlo, pero no paraba de llorar-- ya chiquito, no llores.

Cargó el biberón con leche y guardo los pañales en la pañalera, había quedado con ir a la casa de Mary para pasar la tarde, camino por la calle hasta la parada de autobús.
Cuando llego la rubia lo recibió muy emocionada.

-- creo que el pequeño demonio de Tasmania no dejo dormir mucho a sus papís-- hablo lo suficientemente alto como para que Cas la escuchara.

-- no tienes idea, lloro toda la noche por el dolor de las encías.

-- Cas, yo tuve dos hijos que me dieron mucho trabajo, se lo que se siente-- dejo al bebe en un pequeño gimnasio con juguetes que era de Dean-- ¿como esta mi hijo?, ¿esta igual de cansado que tu?.

-- si Mary, esta realmente agotado, esto de los dientes y la fiebre lo tuvieron tan nervioso que no pudo dormir-- se paso la mano por la cara-- ademas de que el lindo angelito que esta en ese rincón le escondió las llaves del auto esta mañana-- dijo a la vez que señalaba al bebé.

-- ay, no del auto, que si es igual a su padre de seguro que casi le da un paro cardíaco.

-- es que así fue, casi se me desmaya cuando no las encontró, al final resulto que Henry las puso en una maceta.

-- si, pero ya se dio el susto, uno cuando es padre debe saber que los objetos pequeños, importantes o frágiles se tienen que mantener lejos se los niños-- sirvió té para ambos-- ademas, Henry hace lo mismo que Dean, cuando era bebé siempre me escondía todo debajo del refrigerados o del sillón y en el peor de los casos si era algo delgado se iba debajo de la puerta hacia el sótano-- se llevo una mano a la cara.

-- debió ser demasiado difícil-- respondió a la vez que comía otra galleta.

-- si, pero bueno, el primer hijo siempre te da problemas y al segundo ya estas curado de espanto-- río ante su comentario.

Siguieron hablando de temas diferentes, antes de que Castiel se sintiera mareado.

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Estaba con mucho sueño, un poco mas y se dormía ahí mismo.

-- ¿que es lo que le ocurre al hombre de familia si se puede saber?-- pregunto inoportunamente Crowley.

Te amo como eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora