la cita y el perro arrepentido.

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Narra Gabriel:

Escuche el despertador sonar a las 7:30 a.m, ya paso un mes desde que Sam y yo somos pareja, ya me acostumbre a todas las cosas que el hace diariamente, entre el trabajo, las compras y las noches juntos. Aunque nunca salimos juntos.

Quiero levantarme para poder ir al baño, pero siento algo pesado sobre mi, era Sam.

-- Sam... despierta... Sam...-- trate de moverlo mientras que le hablaba-- vamos... despierta Sam...

-- no quiero...-- al decir esto se me encimo más, ahora ya no tenía su brazo sobre mi para que no salga, tenía su brazo y la mitad de su torso sobre mi-- quédate así.

-- Samuel si no me dejas levantar te juro que te orino por que ya no aguantó.

Tal parece que funcionó mi amenaza por que se quito de encima mio, corrí al baño como alma que lleva el diablo, ya dentro comencé a hacer mis necesidades, maldije a Sam por lo bajo, fue su culpa que quisiera ver una película con una gaseosa grande cada uno, y lo peor fue que después de la película nos fuimos a dormir sin ir al baño.

Bueno, en realidad no todo fue malo, antes de dormir tuvimos sexo.

Al terminar me diriji al lavamanos para verme en el espejo, estaba hecho un desastre, mi cabello estaba desordenado y pegado producto de los dulces, mis ojos estaban algo achinado por no acostumbrarme a la luz, y mi cuello... mi cuello tenía 5 o 6 marcas de mordidas y besos que se estaban volviendo moradas.

-- maldito Sam, beso y mordió muy fuerte, y eso que yo soy el perro.

Sentía mi boca pastosa, así que abrí el espejo para sacar mi cepillo de dientes. No me di cuenta de lo acostumbrado que estaba de que la casa de Sam se volviera también mi casa.

-- buenos días-- salí de mis pensamientos y mire por el espejo a Sam, tenía puesto un boxer y nada más, igual que yo.

-- buenos días animal-- guarde mi cepillo y lave mi cara.

-- ¿a que se debe el nuevo apodo?.

-- mira mi cuello-- le mostré las marcas-- se están volviendo moradas, muerdes muy fuerte infeliz.

Soltó una pequeña risita, ¿así que le divierte mi dolor eh?-- quedas en abstinencia hasta que yo quiera.

Dejó de reír de golpe, tal parece que no le gusto lo que dije.
Me di vuelta victorioso al ver su reacción.

-- Bueno-- dicho esto se metió a la ducha.

-- ¿no te molesta?.

-- si es hasta que tu quieras no pasará mucho tiempo.

-- puedo aguantar mucho.

-- Te recuerdo que anoche yo quería dormir pero cierta persona golosa quiso atención.

-- cierra la boca-- cuando iba a irme me abrazo por detrás y me arrastró a la ducha-- AH MALDITO ESTA FRÍA!!!.

Con un brazo abrió el agua caliente-- ¿mejor?.

-- si... -- hice un puchero y no deje de fruncir el ceño.

-- ya perdóname Gaby, no lo vuelvo a hacer-- besaba mis marcas de guerra.

-- no te creo-- se reía en mi cuello-- basta que no tengo ropa, a penas y tengo lo que me diste.

-- Bueno si quieres podemos salir a comprar ropa para que no te quejes-- me estaba tentando, pero igual seguía enojado-- y si quieres, sólo si tu quieres podemos salir juntos.

-- ¿como en una cita?.

-- exacto-- seguía mimandome bajo la ducha, este hombre es demasiado dulce... me gusta lo dulce.

Te amo como eresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora