Capítulo 18

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Duff:

-Entonces... ¿Erin ha estado causando problemas?.- preguntó Axl.

No iba a decirle nada, ella había cumplido con su parte de no molestar más así que yo debía cumplir la mía.

-No, todo está bien.- dije, él sonrió.

-Tenías razón Duff, ahora todo esta mejorando... Gracias por tus consejos.- dijo con una gran sonrisa.

-De nada, para eso somos los amigos.- asintió.

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Emily Hayes

Edad: 16 años

Ocupación: Estudiante de secundaria.

Pareja: No

Familia: Padre, madre y solo un hermano.

Vida Familiar: Pésima

Ocupación de los padres: Empresarios pero drogadictos.

Era lo único que hasta ahora sabía de ella luego de 3 días observándola.

Ella era una niña encantadora, su sonrisa iluminada todo el planeta, su voz era como el canto de los ángeles.

Sus manos eran muy suaves y qué decir de sus labios...

Lastima que solo los sentí en mi mejilla.

No podía creer cómo una chica tan dulce... Tiene unos padres tan malos.

Quiero decir, lo único que les dan a sus hijos es dinero, se puede decir que hasta pasan días sin verse las caras.

Puedo ver que eso le afecta demasiado ya que en las noches llora un poco hasta quedar dormida.

Cada vez que la veo llorar, mi corazón se desgarra y ese deseo de protegerla crece más...

Quisiera cuidarla como si fuera una rosa o un cristal.

No permitir que nadie la toque, si es posible... Que nadie la mire para que no le hagan daño...

Poder estar a su lado sin dejar que cualquier idiota la haga llorar...

Sentí mi corazón saltar al imaginar un futuro juntos... Ella y yo.

Era muy pronto pensar en un futuro... Digo, al menos aún no hemos pasado nada más que del trato de amigos.

Quisiera cambiar eso pero debo ser inteligente y enamorarla poco a poco hasta que nunca me quiera dejar...

Caminaba a su lado mientras la escuchaba hablar sobre su hermano.

Otro drogadicto pero según lo que me cuenta, prefiere más el alcohol.

Comencé a sentirme un poco celoso al ver como hablaba de él.

Se querían mucho o al menos ella a él...

-Lo único que no me agrada de mi hermano, aparte de sus adicciones, son sus amistades...- dijo bajando la voz.

Oh es cierto... Recordé a ese idiota que la tocó en ese bar.

-¿Qué fue de ese hombre? ¿Te ha molestado otra vez?.- ella negó.

-No, no lo he visto desde ese día... De hecho, gracias otra vez, no sé que hubiera pasado si tú no hubieras aparecido...- me miró, tragué nervioso y traté de sonreír.

-No es nada, digo... Tampoco iba a dejar que se aprovechara de ti...- ella sonrió, vi que dudaba pero rodeó mi cuello con sus brazos y me abrazó.

Era la primera vez que lo hacía y se sintió extremadamente bien...

Su pequeño cuerpo contra el mío mientras cerraba sus ojos al sentirme junto a ella.

Tomé aire tratando de tranquilizarme.

Rodeé mis brazos en su cintura abrazándola también y cerrando mis ojos.

No sabía que un simple abrazo te puede hacer sentir miles de cosas... Era el mejor que había tenido.

Aproveché el momento y escondí mi rostro en su cabello disimuladamente mientras sentía su aroma.

Todo mi cuerpo temblaba de la emoción pero trataba de controlarme para que ella no se diera cuenta.

Emily... Todo lo que causas en mí con un pequeño gesto...

-En serio, gracias... - susurró, mi corazón latió con fuerza.

Estaba tan cómodo pero llegó el momento de separarnos.

-No sé que hubiera hecho si no hubieras aparecido.- dijo con una gran sonrisa.

Sus mejillas estaban un poco sonrojadas mientras me miraba con esos ojos brillantes.

-Ya no pienses en eso, ahora estaré yo para protegerte siempre...- la miré y sonreí también.

Nos quedamos así por unos segundos en los cuales aproveché para observar cada milímetro de su hermoso rostro

-No es necesario... Seguro debes tener otros problemas y... -la interrumpí

-Claro que no, no dejaré que nadie te haga daño Emily... Desde hoy te protegeré de quién sea, solo necesito que me tengas confianza... Para así poder ayudarte a salir de todos tus problemas... Lo menos que quisiera es que salgas lastimada cuando yo pude ayudarte...- ella me miró fijamente pero luego bajó la mirada.

-¿Porqué... Porqué haces esto por mí?.- preguntó y pude escuchar su voz rota.

Sentí un golpe en mi corazón, dolía demasiado escucharla así...

-Porque nadie merece vivir lo que tú vives, porque tú no lo mereces... Eres una niña muy buena y en este poco tiempo que te conozco puedo decir que eres la mejor persona que conozco...- la escuché sollozar desgarrando más mi corazón.

-Nadie me había dicho eso...- suspiré y tomé sus manos mientras ella me miraba

-Las cosas ya cambiaron, ahora estoy yo aquí... Contigo.- ella sonrió y pude ver que sus ojos brillaban.

-Gracias...- susurró, aproveché el momento y la volví a abrazar.

El primer paso ya estaba dado.

Ella confiaría en mí y así podría conquistarla y tenerla siempre.

La dejé en su casa con un abrazo y un beso que, lamentablemente, fue en la mejilla.

Aún así, estaba feliz, tenía una gran sonrisa que estaba seguro que nadie me la quitaría pero iba en dirección a mi casa.

Mi familia podía hacerme infeliz sin tener la mínima intención.

Al llegar, la primera que me recibió fue mi madre.

-Michael, ¿Porqué tan feliz?.- dijo con una sonrisa, rodé los ojos, odiaba que me llamaran así.

-Solo recordé algo sin importancia.- dije escondiendo mi sonrisa.

-Bueno, alguien con mucha importancia ha venido a visitarte.- dijo feliz.

Oh no, que no sea esa persona...

-¿Quién...?

-Ve a averigüarlo, está en el jardín.- asentí y caminé hasta allá.

Efectivamente, ahí estaba mi novia...

Susan.

You're Mine [Duff Mckagan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora