Arepa XX: Condon Challenge

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Chigüire con una sonrisa, vio a su nuevo escolta con orgullo. El hombre llamado Sergei Blackov, era sin lugar a duda un ser a quien temer. Su mirada y su porte infundía terror a cualquiera que lo mirase, inclusive se sentía un poco intimidado cuando este se dirigía a él. La nación Rusa le había otorgado a varios soldados a disposición, pero este era el mejor de todos, y por su valor en el campo de batalla decidió llevarlo consigo para dar con el agente secreto de los Estados Unidos si todo salia mal. No podía fallar.

El Jefazo presiono de nuevo el botón para contacta al otro grupo, y pregunto a su interlocutor.

—¿Como va la extracción de nuestro nuevos integrantes?

—Al pelo, señor —respondió, el rojo tras la radio—. Ya hemos mandado ya el primer autobús. Estamos por prepara el segundo para la rápida salida de aquí, señor. Cambio.

—Así me gusta —felicito el Jefaso, soltado el botón de la radio y guardándola en su bolsillo. Se sentó en una cómoda silla que se encontraba cerca y se acomodo lo mas que pudo—. Este plan esta marchando carteluo a pesar de las pequeñas discrepancias. Esas ratas no deben estar muy lejos, y cuando den con ellos nuestro presidente estará muy orgulloso de mí y no dudara en recompensarme.

—Tal vez debería ir yo tras ellos —expresó Blackov con un distintivo acento ruso, soltando la ultima bocanada de humo de sus pulmones—. Estos soldaditos tuyos nunca darán tan fácilmente con el americano, y lo sabes muy bien.

—Aun no hay porque hacerlo, Blackov —respondió Chigüire—. Tu eres el as bajo la manga en caso de que todo salga mal, y como podrás ver todo esta saliendo mejor de lo previsto. Solo relajate un poco. Deja que las piezas menos importantes hagan el trabajo por ahora.

—¿No seras que tienes miedo? —pregunto el soldado carmesí sin basilar.

—¿Como dices? —replicó el Jefazo algo ofendido, por el atrevimiento del soldado.

—Tienes miedo que te deje solo, a merced de un agente secreto que podría acabar con ustedes en un cerrar de ojos si se lo propusiese.

Chigüire indignado, se quito sus lentes y cerro los ojos en fin de calmarse un poco, mientras decía.

—Tu solo estas aquí para recibir ordenes, Blackov. Así que te ordeno que nunca vuelvas a...

No alcanzo decir Chigüire señor cuando una bomba elástica transparente y llena de agua cayó sobre su cabeza cubriendola por completo e imposibilitando su habla y su respiración.

Un disparo sonó, pero al mismo tiempo el soldado carmesí giro su cuerpo haciendo que recibiera el disparo en el hombro izquierdo donde una parte del chaleco lo protegía. Sergei, enfurecido pero acorralado corrió tras unos de los muros de una tienda de mascotas que uso para cubrirse.

Mientras eso sucedía, los escoltas de Chigüire mirando en dirección a el, confundidos por el extraño objeto en forma de bomba de agua que aturdía a su preciado Jefazo y que por razones desconocidas no podía quitársela ni explotarla. Pero mientras varios corrían a socorrerlo...

¡Boom!

Cayó uno con un disparo limpio en la cabeza, despues otro mas cayó, milisegundos después otro, y otro hasta solo quedar solo unos cuatros que disparaban en todas direcciones mientras socorrían a su jefe y lo escondían en una tienda cercana.

Varios soldados rojos llegaron por todos direcciones al escuchar el revuelto que esta ocurriendo en ese momento, pero antes de que pudieran divisar y averiguar de donde provenían las bolas, digo, balas. Tres granadas de humos cayeron desde pisos superiores imposibilitando la vista, y causando desespero a los rojitos.

Blackov desde su posición veía todo lo que estaba ocurriendo. Arriba en los pisos superiores diviso a un hombre moreno, con pelos en punta y mechones oxigenados, que no paraba de reír mientras veía abajo y lanzaba su ultima granada de humo. El soldado carmesí, sin expresión alguna tomo su Scar y con su mira de láser apunto a matar. El hombre, ya asegurando su tiro, presionaba cada ves mas el gatillo. Pero una patada le arrebató el arma de sus manos tirándola lejos de si. El hombre al ver quien era el que lo había saboteado, sintió una arrechera inmensa.

—No esperaba verte tan pronto, viejo amigo —dijo Blackov, incorporándose con cuidado.

—¿Amigo? —respondió con su distintivo acento americano—. Yo diría mas bien: Panas.

—¿Panas? —inquirió divertido el soldado carmesí—. ¿Ahora el agente secreto de la SDM se cree Venezolano?

Chad, sin dejar de apuntar a la cabeza de Blackov, embozo una sonrisa de oreja a oreja y respondió.

—Eso no es peo tuyo, mamaguevo.

The Walking Dead (Versión Venezolana) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora