Arepa XVII: Don't opening, betas inside

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Cara e' Chiabes caminó por el pasillo y sonrió malicioso mientras decía.

—No puedo esperar para matar a esos becerros.

•••

Wilkel caminaba por el lugar hasta que le dio ganas de orinar y de cagar. Era un raro síndrome no conocido que solo le daba a él, y si no se apuraba estaría en graves apuros. Como cierto gringo.

—Mielda, ¿dónde estará el baño? —se preguntó a si mismo mientras miraba a todos lados.

A lo lejos vio una puerta blanca, a lo mejor allí adentro seria el baño, aunque no tenia el letrerito diciendo si es para jeva o para causas. En fin, eso era lo de menos, debía apurarse.

Wilkel tocó la puerta con cuidado pero no había respuesta, lo volvió a hacer una vez más pero aun seguía sin signos de vida. Entonces abrió la puerta llevándolo a un largo pasillo lleno de puertas.

«Mielda. Sera difícil encontrar el baño.»

Caminó por el estrechó camino sin éxito alguno de encontrar un baño. Todas las puertas eran oficinas, y otras, solo eran donde se encontraba las herramientas de limpieza.

Mientras estaba en su búsquedas una puerta le llamó la atención, era una con letras de sangre escritas en ella, que decía: «don't opening, betas inside».

Si Wilkel supiera ingles entendería que mejor no abrir esa puerta, pero Wilkel era Wilkel, así que era super obvio lo que pasaría.

Él pensó que quizás seria un baño o algo por el estilo, y entró sin más, pero ya adentro su cara cambió a una de terror.

—Mielda... ¿Qué es esto?

•••

Dan tomaba unas cervezas en Gargajo e' Loro. Trataba de calmar sus penas cuando de repente Wilkel se sentó a su lado con cara de pánico y nervioso en la madre.

—Necesito decirte algo —dijo Wilkel mientras se aseguraba de que nadie lo hubiese seguido.

—¿Ahora qué? —replicó Dan—. ¿No ves que estoy tomando?

—Esto es serio, causa —insistió—. ¡Tienes que creerme!

Dan frunció el ceño, y luego tomó un trago de su cerveza ligth antes de responder.

—Está bien —Bufó—. Sueltalo, negro.

—Estaba buscando un baño y di con una puelta que decía: don openin, betas inside.

—¿Don openin, betas inside?

—Sí, pero eso no era lo malo, causometro, lo malo era lo que había adentro.

—¿Y qué había adentro, Walkel? —pregunto Dan tomando otro sorbo de su cerveza.

—El Gobernador es... chavista. Adentro habían fotos y postes de Chavez. De echo más que eso. Habian poemas, dibujos, muñecos, pinturas, hasta canciones de las grandes aventuras del comandante. ¡Estos tipos están locos! ¡Están locos, causa!

—No hablas enserio... Si eso es verdad corremos peligro aquí. Mierda. Tendremos que decirle a Chad y salir cuanto antes. Trata de no llamar la atención, no queremos que nadie sospeche nada mientras estamos aquí, ¿captas?

—Solo espero que no se den cuenta que estuve ahí.

—No lo harán. ¿Al menos cerraste la puerta y te aseguraste que nadie te vio salir, no?

—Sí, todo al pelo e' cuca, manómetro. Pero no lo digo por eso.

—Entonces, ¿por qué?

—Polque solté rolo e' tronco en la esquina. Es que en veldad tenia que cagar. Lo bueno es que habían bastantes fotos de Chavez y pude limpiarme el culo con eso sin tener que sacrificar una media.

—No se si reírme o llorar, Walkel. Si hiciste eso, no tardarán mucho en darse cuenta que alguien estuvo ahí. Y si eso pasa no durarán en echarle la culpa a los nuevos. Osea. A nosotros. Ven, vamos por Chad.

—Si vaca loca, causin.

•••

Mientras tanto Chad ya limpio y con trapos nuevos, se dirigió a la salida ya un poco más aliviado. Pero de repente escuchó a Cabeza e' Condon Chupao a lo lejos gritar.

—¡Gringo! ¡Sí, tú, el de pelo rubio y camisa negra! ¡No te hagas el loco! ¿Ya te limpiaste el culo? Ja, maldita sea. ¡Pa' la próxima ten más cuidao!

Chad ahora si que se sentía avergonzado, quería darle su merecido a Cabeza e' Condón Chupao pero antes de dar su primer pasó  Dan y Wilkel lo detuvieron.

—Chad, tenemos problemas —dijo Dan—. Debemos irnos cuanto antes.

—Vaya, ¿qué pasar?

—Te lo diremos en el camino, pero por ahora movamos el culo.

Los chicos empezaron a caminar en dirección a la salida cuando el gobernador se atravesó impidiéndoles el paso.

—¿Ya se van tan pronto? —preguntó —. Pensé que se quedarían unos días.

—Es que tenemos algo que hacer, pero igual agradecemos tu ayuda —respondió Dan.

—El gobernado es marico —gritó alguien a lo lejos.

—Ya veo, pero antes de que se vayan. ¿Uno de ustedes por casualidad entro a una habítacino privada y dejo sendo mojón ahí tirado?

—No, ¿quién haría algo así? —respondio Wilkel asqueado e indignado—. Eso es un asco.

—¿Qué insinuas? ¿Qué fuimos uno de nosotros? —inquirió Dan.

—Exacto —el Gobernado chasqueó sus dedos, y de la nada salieron unos tipos armados apuntado a los chicos—, y pagaran por meter las narices y dejar mierda en donde no deben.

De repente una explosión derribo la entrada principal, y hombres vestidos de rojo con cascos que ocultaban su rostro salieron disparando a toda amenaza hostil.

Dan y los demás corrieron a ocultarse y el Gobernado hizo lo mismos.

Los hombres empezaron a limpiar el lugar de toda amenaza hostil, y eso eran los hombres del Gobernador que hacían lo que podían para no morir.

Mientras tanto, Wilkel rezaba y miraba por uno pequeños orificio tras la pared en que se escondían.

—¿Qué mierda son esos? — se preguntó Dan.

The Walking Dead (Versión Venezolana) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora