*~ Punto Sin Retorno ~*

1K 69 47
                                    

"Conquista un corazón, no conquistes un país..." —Xenón.

Este lugar es un infierno. ¡Un espantoso infierno!...

Salí a cubierta tras escuchar los murmullos de los chicos a través de la gastada madera. Hacía años que no me subía a un barco y ahora recuerdo el porque, detestaba sentir el vaivén de las olas moverlo todo. Ya teníamos dos días embarcados en este maldito vejestorio y aún no me acostumbraba a escuchar las asquerosas arcadas de Patán, junto con los horribles quejidos de los gemelos...

—Acaban de avistar tierra. —informó Patapez. —Tardaremos medio día aquí, hasta que anochezca.

—¿Estas seguro de que podemos entrar por aquí?

—Sí—contesté mientras me inclinaba en la barandilla lo suficiente como para observar lo fiero del mar. —Memorize los mapas de Elsa.— tragué saliva pesadamente. Mencionar su nombre me dejaba un nudo en la garganta que jamás parecía desatarse.

Mi precipitada decisión aquel día me estaba cobrando factura internamente. No sabía nada de ella, no tenía ni idea de lo que le pudo haber pasado, pero guardaba la esperanza de que a mi regreso...

—¡Ya me quiero bajaaar!— grito Brutilda desesperada.—¿Por qué tenemos que esperar hasta el anochecer? ¡Debemos bajar ya, y matar a todos los que no estén de nuestro lado!

—No podemos matar a todos porque solo bajaremos nosotros seis contra un ejército... —repuse seco. —Además debemos ser discretos.

—Que la discreción se vaya a la mi....

—¡Brutacio! Cuida tu lenguaje.—medió Patapez. —La idea de Hipo es buena solo tenemos que esperar un poco, ya veras que el tiempo pasará volando...

—¡Lo dices porque tu no estas amarrado!—gritaron ambos gemelos con rabia. Los mire de reojo antes de soltar media sonrisa.

—¿De qué te ríes, eh? Espera a que me suelten a ver si se te quita la sonrisa de la cara imbe...

—¡Brutilda!

—¡Tú callate! Pinche albondiga...

—Mi-mira Brutacio. Te voy a perdonar s-solo po-porque estas irritado...

—¡Sueltenos yaaaa! —volví a mirarlos con cierta diversión en los ojos. Era raro ver a ambos gemelos tan enojados.

Extrañamente su comportamiento había cambiado dentro del barco, las primeras horas estaban emocionados por el viaje, pero conforme nos adentrabamos a altamar estos comenzaron verse cada vez más confundidos e iracundos contra cualquiera que se les atrevesara. Yo creí que ya habían enloquecido, pero, según Patapez, los chicos habían desarrollado una clase transtorno de no sé que rayos (ciertamente yo sigo creyendo que están locos)...
A como él me explicó, lo que le ocurría a los gemelos era similar a lo que le ocurría a las personas que dejan de beber alcohol (Están chiflados)...Bueno, el punto era que, como Brutacio y Brutilda estaban acostumbrados a la vida al aire libre, el estar dentro del barco les había afectado su estabilidad mental (que por cierto era poca), hasta el punto de que intentaron saltar por la borda para volver nadando a tierra firme. A causa de eso habíamos decidido amarrarlos al mástil y dejarlos en constante vigilancia... Que era difícil pues eran bastante groseros, aunado al hecho de que intentaban escapar cada cinco segundos con cualquier mentira que se les ocurriera... Eso y que habían desarrollado un lenguaje secreto que sólo ellos comprendían.

—Yo digo que debemos dejarlos amarrados aquí.—Dijo Astrid mientras se aproximaba a nosotros. —Solo serán una carga en el estado en que están...

—Patapez dice que se recuperarán en cuanto pisen tierra. —tajé serio, sin siquiera verla. —Además nos sirven enojados.

—Si, pero...

❇ El Último Reino ❇ (Hiccelsa) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora