*- Sinestesia -*

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¿Muerte o salvación?

¿Morir de pie o vivir de rodillas?

¿Vida a cambio de esclavitud o muerte a cambio de libertad?

A veces es demasiado dificil tomar la decisión correcta.

¿Alguna vez haz sentido el presentimiento de que la muerte está demasiado cerca de ti? O no solo de ti, tal vez la sensación qué alguien cercano se irá de repente y jamás lo volverás a ver, de que no quieres dejarlo ir. Lo difícil de percibir la muerte es que no sabes quien será exactamente el que se irá, pues no siempre el sentimiento es dirigido a terceras personas, a veces, la ansiedad del vacío porvenir  llena tu cuerpo y te carcome el cerebro lentamente hasta hacerte entender que tú mismo estas en la cuerda floja. Siempre me pregunto si alguien más lo a experimentado... El sabor metálico en la boca, la pesadez en el aire, la sensación de miedo, de vacío, la ansiedad recorrerte por completo y escuchar el sonido de tu propio corazón latiendo irregularmente. El vueco que se forma en el alma lentamente, primero como una fisura que se va abriendo cada vez más hasta terminar siendo un enorme agujero por donde se te escapa la alegría... Tratar de ignorarlo, pensar que comienzas a volverte paranoica, escuchar a tu tonta razón decirte que no está pasando nada, que todo está bien, cuando sabes que esta ocurriendo todo... ¿Alguna vez lo haz sentido? Porque Yo sí. Yo si e sentido el gélido aliento de la muerte rozarme las mejillas.

La primera vez que pude notarlo fue cuando conocí a mi primer amor... <<Tadashi>>... La mañana que lo despedí en los muelles del pueblo sentía lo mismo que ahora, en ese momento únicamente creí que estaba nerviosa por su viaje y por eso mismo prácticamente le rogué para que no se fuera. Lo dejé ir con la promesa de que tenía que volver conmigo, él debía volver vivo... Solloze.

La segunda vez que pude percibir la muerte fue con mis padres. Desde que desperté me sentí obligada a estar cerca de ellos, a aunque sea mirarlos desde los rincones del castillo. Ese día mi corazón era una intensa batalla dentro de mi pecho. Hasta ahora me arrepiento de no haber hecho algo para que ellos se quedarán, pude haber dicho que estaba enferma, que me estaba saliendo de control o simplemente pude haber rogado hasta el cansancio para hacerlos cambiar de opinión. Más no lo hice, pues mi mente, tan cerrada al sentimiento que me angustiaba, me obligó a mantenerme tan fria como un bloque de hielo. <<Ellos estarán bien>>, gritaba la voz de mi razón, lástima que en ese entonces no comprendia que el instinto es más importante... Y aunque estaba cegada por mi autocontrol, aunque no me tenía permitido prestar atención a cualquier atisbo de emoción, aún así, una suplicante pregunta se escapó de mis labios antes de pensarla. <<¿Seguro deben ir solos? >>
Sonreí, de forma inconsciente les suplicaba que no deseaba separarme de ellos. Hasta la fecha sigo preguntandome que habría pasado si hubiera subido al barco con ellos, o que habría pasado si ellos jamás se hubieran embarcado...¿Que más da, Elsa?.

Desvíe la vista a la pequeña ventana por la cual entraban los primeros aires fríos de la temporada. Pronto llegaría el invierno y con él, el cambio completo de mi vida tal como la conocía. Así como la hierba va secándose lentamente, como el cielo oscurece cada vez más rápido, como las hojas de los árboles caen y mueren después de haber vivido el tiempo suficiente para sobrevivir al verano, así va acabando mi vida. Ya no me recuerdo antes de esto. Ya no me veo en un futuro.

Probablemente la antigua yo, hubiera esperado pacientemente a que la rescataran, o habría luchado hasta el cansancio para salvarse sola, pero esa yo, ya no existe. Estoy viva únicamente porque mi corazón sigue latiendo, pero desde hace tiempo que me siento como un fantasma atrapado en este mundo hasta cumplir condena. Una condena eterna.

Palpe con la mano el trozo de cristal roto que había encontrado no hace mucho enterrado en el suelo de mi celda. Tenía una tentadora curva afilada que terminaba en punta y de ahí se unía a otro extremo casi recto, de no ser por lo astillado. Si lo veías con inocencia no era más que un viejo trozo de ventana con forma de triángulo mal hecho, pero si lo veías con los ojos de quien comenzaba a cansarse de la vida, era un buen objeto para poder irse. Suspiré. Desde hace una semana me siento a diario a pensar sobre lo mismo. A meditar lo mismo. Juego con el trozo de cristal entre mis dedos y de vez en cuando paso su filo cerca de los grilletes de mis muñecas. ¿Será prudente o no?
¿Tengo el valor o no? La muerte es el remedio a todos los males pero sólo se debe hechar mano de ella hasta última hora... Ya no sé hasta cuando.

❇ El Último Reino ❇ (Hiccelsa) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora