NICONico apareció en el inframundo, parado frente a su padre. ¿Que cómo sabía que era el inframundo? Bueno, aparte de los instintos de hijo de Hades, estaba la oscuridad y el olor a muerte en general.
No se encontraban en el palacio de Hades, ni en ningún otro lugar que Nico haya conocido. Estaban en un campo de entrenamiento. El suelo de mármol negro formaba un cuadrilátero perfecto con un área de cien metros cuadrados. En cada esquina había una antorcha con fuego griego.
Qué raro, Nico conocía la mayor parte del inframundo y jamás había visto algo así. Su padre pareció leerle la mente.
—Esto es una ilusión, Nico. La acabo de crear para ti.
—¿Ilusión?
—Sólo las puedo crear en sueños, pero igual te servirá. Todo lo que entrenes en este lugar será como si estuvieras entrenando normalmente.
—O sea... ¿tú puedes crear cosas no reales en subconscientes ajenos?
Hades lo miró con confusión.
—Sí, pero en el momento del sueño, son reales. Ningún sueño de semidiós no significa nada. La ilusión puede desembocar una realidad si así lo desea o permite el soñador.
Nico pensó en su sueño con Gea y el campamento destruido.
No había sido una predicción, sólo una ilusión. La idea lo había atormentado durante todo el camino al campamento, pero al final lograron salvarlo. Incluso habían logrado que griegos y romanos aceptaran fusionarse y convivir juntos. Estúpida Gea.
—Entonces... ¿qué se supone que vamos a hacer? —preguntó Nico.
Hades sonrió, malicioso.
—Estaba esperando esa pregunta.
A continuación hizo un ademán con la mano y algo en el entorno cambió. De una nube de oscuridad brotaron veinte perros del infierno. Eran tan grandes como una casa de dos pisos, su piel emitía un brillo peligroso y sus ojos rojos derrochaban más odio de lo normal.
Hades sonrió al notar su nerviosismo.
—Estos perros del infierno están mejorados genéticamente. Tienen un pelaje más duro que el acero y son resistentes a cualquier tipo de ataque excepto a uno. Tu trabajo es averiguar cuál es.
Nico se puso más incómodo.
—¿No vas a enseñarme primero?
Hades sonrió más, lo cual resultó espeluznante.
—Creo en la enseñanza por medio de la práctica. Si eres digno, como yo creo, lo resolverás rápidamente.
Nico no estaba tan seguro de eso. Pero tenía que intentarlo, ¿no? ¿Qué era lo peor que podía pasar?
«Se puede morir en los sueños» recordó.
«Silencio» se espetó, tratando de vaciar su mente. No era el momento para dudar.
—¿Y bien? ¿comenzamos? —le instó a su padre.
—Será todo un placer —respondió Hades en el segundo que desaparecía.
Nico desenvainó su espada mientras sus colosales atacantes se abalanzaban sobre él. Si asumió que podría lidiar con ellos, estaba muy equivocado. A duras penas podía mantenerse vivo.
Cada perro tenía la fuerza suficiente como para acabar con diez semidioses entrenados. Nico podía defenderse y esquivar pero no atacar. Si lo hacía no sufrían el más mínimo daño. Además, su espada corría peligro de romperse en el caso de pasarse de fuerza.
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La ira de la tierra [HoO Alternative #1]
FanfictionAl salir de la Casa de Hades, los nueve semidioses presentes deben dividirse en dos grupos y tomar caminos separados. Nico, Reyna y el Entrenador Hedge acceden a transportar la Atenea Parthenos hasta el Campamento Mestizo y deberán pasar por muchas...