Caffè

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Se sentía clariado, andaba con unas grandes ojeras, congestionado y con un maldito dolor de cabeza solo porqué no durmió nada por estar pensando y llorando por su ex- novia; patético. Pero aún así tenía que ir a ayudarle a su mamá en la cafetería.
No se enojaba, su madre era una mujer luchadora y valiente; lo comprobó después de que su padre  los había dejado por otra familia, ahora estaban bien. Subsistían con el negocio de una cafetería y algunos trabajitos a medio tiempo.

- Hola, hijo. - Saludó SaRen mamá de Yoongi con un sonoro beso en su pálida mejilla.

- Hola. - dijo abrazandola fuertemente. 
- Dame el delantal, mamá. - se sorbió la nariz a lo que su madre frunció el ceño.

- No, hijo. Estás enfermo, vete a casa. Puedo yo solita. - le dió un beso en su frente y le sonrió.

- No, mamá. Aquella vez te quejaba de un dolor en la columna. - dijo poniéndose el delantal y se colocó detrás del mostrador.

Su madre se sentía orgullosa de él, era calmado y tranquilo, aunque un poco ingenuo pero así lo amaba con toda su alma.



Su madre se sentía orgullosa de él, era calmado y tranquilo, aunque un poco ingenuo pero así lo amaba con toda su alma

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Dicho al hecho hay un gran trecho; en eso Yoongi estaba de acuerdo, cabezeaba y se sentía mareado; la maldita píldora no hizo su puta función.
Sumándole que había una gran cola; les iba bien estos días pero no lo suficiente para pagar a un ayudante.

- Buenas tardes, ¿En qué le puedo servir? - dijo con una sonrisa falsa, no igual que su novia pero...
No levantó la vista porque nadie debía enterarse de la condición en la que estaba.

- Buenas, quiero un Caffè Macchiato, por favor. - Yoongi sintió un escalofrío recorrerle la espalda por la masculina voz que le habló. Tenía miedo de levantar la mirada mientras tecleaba la orden en su computadora pero tarde o temprano tenía que hacerlo, cuando levantó la vista fue que lo vió.
Ojos negros como su cabello, piel lechosa, rasgos definidos como su mandíbula y dentro de ese suéter celeste podía jurar que habían unos muy bien formados músculos y bíceps.
Era más masculino que la mismísima palabra.

- ¿Por favor? - preguntó el hombre que tenía enfrente, con el ceño fruncido. Pero después entendió y dió una sonrisa ladina, le hizo un ademán para que despertara y la mente de Yoongi hizo un 'click.'

- ¿S-sí? -

- Quiero un Caffè Macchiato. -

- O-oh, sí, sí. Ya le entregó su orden. - Yoongi se lo preparó con los ingredientes necesarios el café un tanto nervioso. Jamás había visto tanta belleza aparte de la de su novia. Ex- novia, perdón.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que fue por su idiotez o por el destino, al día  de hoy, Yoongi no lo puede definir.
La cinta de sus tenis estaba suelta, cuando caminó la pisó y se tropezó haciendo que el café cayera directamente al suéter de su cliente.

Mi Querido Entrenador •  [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora