Sotto il blu

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Talvez en su mayoría la vida te dá razones para vivir. Toda mi vida la pasé pensando que la razón por la cual respiro no es tan valiosa.
Talvez no tengo idea de cuál es mi destino o lo que el fúturo guarde para mí, solo se que dentro de mí siempre vivió un niño jugando con sombras en paredes peladas o formando amigos en techos agrietados mientras cosía alas de papel a pensamientos mutilados.

Las ideas son trozos de papel doblados en forma de avión volando por el aire, siendo impulsados por pequeños rollos de viento. Similar al viento que entró por la hendidura de la ventana, haciendo que la cortina de la habitación se moviera, los rayos de sol se colaron llegando hasta mis ojos, obligándome a despertar.

El calor que estaba sintiendo al momento que me di cuenta que los brazos de Jungkook me sostenían en un fuerte abrazo era tan cálido. Mi cuerpo desnudo junto al suyo medio envueltos en aquella sábana blanca, solo me confirmó que lo que pasó un día antes no había sido un simple sueño, o bueno, talvez si fue un sueño, pero uno hecho realidad.

Desvié mi vista par encontrarme con sus ojos que me veían expectantes y al instante sonrió.

Entonces lo supe. Supe que esa sonrisa era la que quería ver todos los días de mi vida al despertar.

Sonreí por igual al momento que él besó mis labios corta y suavemente, robándome todo el aliento matutino.

-Buenos días. - dijo, mostrando sus pequeños hoyuelos. Yo me tomé el atrevimiento de mirar detalladamente su pequeño lunar en la nariz y el otro bajo sus labios al momento de contestar un sutil "Buenos días".

Luché por separarme de sus brazos, me fué casi imposible pero pude dar media vuelta notando en el reloj de mesa que ya eran pasadas las nueve.

Me perdí el parcial. Mierda.

-¿Qué tan lejos estamos de la ciudad? - me atreví a preguntar, pero la decepción se instaló en mi pecho al momento que el contestó.

-Estamos a dos horas.

Estaba perdido. El parcial era a las diez y yo estaba a las nueve de la mañana envuelto en una cama entre los brazos de Jungkook y sábanas manchadas a dos horas de la Universidad. Genial.

El besó mi nariz mientras empezó a removerse logrando salir de las sabanas, era de día por lo qué pude apreciar su cuerpo desnudo de espalda al momento que se levantó y yo lo único que pude hacer fué cubrirme con la sábana hasta la nariz tratando de tapar mis mejillas sonrojadas.

El caminó hacia lo que parecía ser un armario, lo comprobé al momento que sacó ropa y cubrió su desnudez robándome el espectáculo.

El dejó un poco de ropa en la cama cerca de mis pies, los cuales a un seguían cubiertos.

-Cambiate, estaré en la cocina. - susurró para salir de la habitación.

Yo estaba que me moría de la vergüenza, pero aún así me levanté tomando la ropa y empecé a vestirme.

El suelo estaba helado sin duda pero aún así me moví lentamente hacia la sala.

El me ofreció un poco de agua para enjuagar mi boca, después me dió una taza de café con lo que parecían ser galletas.

-Esto lo que hay, casi no vengo aquí, solo en vacaciones - yo solo me encogí de hombros tomándolas y nos dirigimos al sofá.

-¿Te sientes bien?

-Sí, ¿por qué no lo estaría?

-No lo sé, solo preguntaba - dió un sorbo a su taza con café.

Mi Querido Entrenador •  [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora