Mi Querido Entrenador • [Kookgi]

Cieli

La niebla estaba por todos lados, sentía que iba a congelarme al momento que bajamos de su moto, el me miró haciéndome detenerme y no supe en que momento ya estaba en sus brazos siendo cargado por él.

-Ven, te llevaré yo, podrías perderte entre la niebla. - dijo, mientras ponía su chaqueta de cuero dándome un poco de calor.

Reí por lo bajo de solo pensar que quizá Jungkook era una especie de ser proviniente de otro mundo para poder ver en la oscuridad, a pesar que llevábamos las linternas de nuestros celulares encendidas, la niebla era demasiada.

Su respiración era un tanto calmada, moviéndose mientras caminaba y yo lo único que podía apreciar eran ese par de estrellas brillantes observando el camino.

El sonrió notando la manera fija en la que yo lo veía expectante y mis mejillas se ruborizaron al instante.

Nos detuvimos minutos después en una cabaña de la cual de no ser porque Jungkook estuviera aquí conmigo dándome un poco de seguridad yo habría salido corriendo, tenía un aspecto un tanto aterrador pero cuando el sacó unas llaves de su pantalón y mostró su interior todo cambió revelando una total Soledad, pero un buen acogedor lugar.

Habían dos cuartos y la sala, supuse que dentro de alguno de ellos estaría el baño.

El quitó sus zapatos haciéndome hacer lo mismo para depositarlos cerca de la puerta, el lodo estaba visible en la suela y era lo más recomendable.

Rápidamente sentí como el calor llegó a mi sistema al momento que el aumento de calefacción de su parte estaba haciendo efecto dentro de la cabaña.

El caminó en dirección de lo que parecía ser la cocina para poner un recipiente y dos minutos después puso una taza de café en mi mano, la bebí lentamente mientras el se sentaba frente a mí observándome sin decir nada.

-Deberias subir a dormir ya, lo más seguro es que te sientas cansado por el viaje, ven, te voy a enseñar el dormitorio. - dijo tendiéndome su mano.

Caminamos hacia el otro cuarto donde había una cama, un pequeño escritorio junto a la ventana, notamos como estaba empezando a llover porque la lluvia estaba ingresando. Él se giró para cerrar la ventana y mover las cortinas.

-Aquí está el baño. - dijo señalando el pequeño cubículo en el cual cuando abrió al puerta se mostró.

Las dudas inundaron mi cabeza de un momento a otro.

¿Será que aquí vivió su infancia? ¿Talvez solo sea su lugar de escondidas? ¿Porque precisamente me trajo aquí? ¿Cómo es que lo conoce tan bien? ¿Abrá traído a alguien más alguna vez?

-Jungkook.

-¿Sí?

-Gracias por sacarme de la fiesta.

-No es nada, más bien discúlpame a mí por sacarte así sin decirte nada.
No se porque a veces hago cosas por impulso - dijo rascando su cabeza. - solo sé de que aprecio tenerte en estos momentos conmigo.

-¿Siempre actúas por impulso?

-La verdad no, tú me haces hacer cosas por impulso.

-Creo que me pasa lo mismo - hablé de manera  sincera.

-A veces quisiera que tus impulsos no me lastimaran.

-Lo siento.

-Está bien solo... tienes derecho a hablar ¿sabes? No te prives de decir los que sientes o quieres decir.

-Hoy me dí cuenta de que me gustas. - solté sin más, mientras pude notar como el movía su mandíbula.

-Si intentas ser cortés conmigo, déjame decirte que no es necesario.

Sé que es normal que él piensara que quizá yo solo le decía eso e. forma de disculpa, pero no podía detenerme ahora que tenía claro lo que quería.

Estaba enamorado, no lo amaba.
Probablemente no nos casaríamos, y no me iba a gustar para siempre.
Él me gustaba.
Así como me gustaba ver el cielo, me gustaba verlo a él.
Podría gustarme mucho tiempo o podría gustarme solo hasta el día siguiente, pero eso no cambiaba el hecho de la sensación de algo dentro de mi pecho.

-No miento, me gusta estar contigo. Sé lo que dije ayer, pero realmente me gustas y también me gustó que... que nos besaramos. - solté, mientras mis mejillas se incendiaban.

Él me miró detenidamente sin decir una palabra y por un instante sentí arrepentimiento hasta que el habló.

-Entonces hazlo.

-¿Qué?

-Besame, enserio lo deseo.

Sé que muchas veces he hecho cosas por impulso pero esa vez besé sus labios por que quise. De un momento a otro ya estaba tomando sus mejillas para juntar mis labios con los suyos, el beso anterior fue fugaz pero éste era tan lento y delicado, la suavidad de la seda no tenía comparación a sus labios. Él mordió la comisura de mis labios haciéndome soltar un gemido ahogado.

¿Han sentido alguna vez cuando te subes a una montaña rusa y la adrenalina sube de tus pies hasta la punta de la coronilla? ¿No? Pues yo sí, así era como me sentía en el momento que Jungkook sostenía mi cintura por debajo de la chaqueta y nuestros labios se pegaban aún más, aumentando el ritmo pude sentir una vez más su lengua haciendo contacto con la mía y puedo jurar que esta vez el lo hizo con tanta delicadeza que parecía que el único desesperado por más contacto era yo.

El hacía un pequeño masaje en la zona baja de mi espalda por encima de mi camisa haciendo que los pelitos de mis manos se erizaran. Yo estaba anonado, perdiéndome entre sus suaves belfos que profanan los míos con tanta delicadeza que podía sentir similitud a la tonada de ángel tocando un arpa y quizá aún más allá de mis sentidos; solo más allá de mis sentidos pude apreciar la calidez de sentirme tocado por alguien más con amor para ofrecerme.

Había una distancia de diez centímetros de silencio entre su corazón y el mío . Una frontera de palabras no dichas entre sus labios y los míos. Había algo que brillaba así de inmenso entre mis ojos y los suyos.

Sentía mis piernas temblar y mis hombros desestrezarse por el contacto de su piel, la cual me sentía quemar de una manera tan sutil y agradable llevándome al espacio una vez más, un espacio solo entre el y yo, un espacio entre Jeon Jungkook y yo.

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