Reyendar y Akamista habbían acampado durante la noche de ese día, pero esta vez cada uno por su lado. Akamista estaba aliviada por no dormir pegada a Reyendar, aunque muy en el fondo deseaba estar a su lado. Durmieron plácidamente toda la noche, simepre al lado de su pequeña fogata. La mañana llegó con un sol oculto entre las nubes, los viajeros se levantaron perezosamente y continuaron su viaje.
Y así viajaron por dos días, dos largos y neblinosos días, hasta que llegaron a un claron medianamente lejano al amplio camino, el cual tenía un pequeño manantial. El sol se ocultaba, marcando el fin del tercer día desde que dejaron aquel pueblo, y ellos decidieron acampar a la luz de la luna llena.
-Este... Reyendar...-dijo tímidamente Akamista-Voy al manantial... No tardo...
-De acuerdo,-respondió el "asesino"-entonces iré a cazar algo.
Reyendar desaparecío en la oscuridad del bosque nocturno, mientras Akamista iba hacia el pequeño manantial. Ya allí, ella comenzó a ponerse en el traje con el cual llegó a este mundo-sí, ese-para poder entrar en aquellas aguas. El pequeño manantial emanaba unas aguas termales, pero no eran tan calientes. En fin, ella ya se había deleitado con aquellas aguas termales, cuando de improviso cayó una sombra de uno de los árboles cercanos. Ella se levantó de un brinco para ver que había caído de aquel árbol, pero felizmente solo era una rama. Alzó la vista para observaar dicho árbol, ella esperaba encontrar una rama rota o un animal del bosque, pero en su lugar encontró a Reyendar mirándola fijamente.
-¡¡¡Kyaaaaaa!!!-gritó Akamista mientras se sumergía en las enblanquecidas aguas-¡¡Re... Re... Reyendar!! ¡¡¡ERES UN PERVIRTIDO!!!
-¡Oye, no me calumnies de esa forma!-respondió Reyendar-¡¡Solo estaba cazando a un Escurridizo (criatura parecida a un cerdo, pero con ocho ojos y pelaje verde hoja)!!
-¡¡Depravado, pervertido!! ¡Por qué tuve que viajar contigo!
-¡Ya cáyate! ¡Como si quisiera verte desnuda! Eso no sería placentero, ya que no hay nada que ver.
-¡¡Idiota!! ¡Ya, bájate de allí!
-¿Me ayudas? Estoy colgando de una cuerda.
Akamista tomó una roca y se la lanzó a Reyendar, esta era afilada y justo le dió a la cuerda que sostenía el cuerpo de Reyendar. Esta se cortó e inmediatamente Reyendar cayó al suelo, después, él regresó al improvisado campamento.
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Reyendar, de asesino a héroe
Historia CortaEsta historia es un cuento popular de la República del Universo Conocido. Extraído de: Las historias populares del siglo CXCV, de Roydar Royder Cuenta como un asesino y cazarecompenzas conoce por un trabajo a la hija de un mercader y se enamora per...