No pararon de caminar durante toda la noche, ninguno de ellos no tenía ni el cansancio ni la cabeza suficiente para poder darse ese lujo, debido a que ellos esperaban poder alejarse lo más posible de aquella podrida ciudad. El amplio camino se iba estrechando más y más conforme avanzaban, Akamista no entendía el motivo, pero Reyendar y Bargo sí.
-Ya estamos cerca.-dijo Bargo.
-Sí,-le respondió Reyendar-ya casi.
-¿Eh? ¿A dónde vamos?-preguntó ingenuamente Akamista.
-No vamos allí, el camino nos conduce allí.-le respondió Bargo.
-No entendí nada.
-Te lo explicaré de manera que lo entiendas,-dijo Reyendar-vamos a una fortaleza en medio de este espeso bosque, allí tengo muy buenos amiguitos que ya me han ayudado antes y además conocen a Bargo. Nos darán unas cositas y luego nos iremos de allí por el río.
-¡¡Como que de forma que yo lo entienda!!-explotó Akamista, gritando a los cuatro vientos-¡¡A qué te refieres con eso!! ¿Ah?
-Silencio.-tajó Bargo-Algo anda mal.
Todos callaron de repente, para así escuchar las voces y los sonidos que arrastra el viento. Nuestro tres viajeros escucharon gritos de terror y guerra muy a lo lejos, Reyendar fue a investigar y se internó en la espesura del bosque.
-Niña,-dijo Bargo, muy preocupado-ocúltate entre los árboles.
-¡No soy una niña!-le respondió Akamista.
-¡Ahora!-le susurró Bargo con un tono macabro y de preocupación, al igual que su rostro.
Akamista obedeció esa orden sin chistar y se escondió tras los árboles, al rato, un grupo de hombres apareció por el camino, desde lo lejos se notaba que no eran buenas personas. Eran unos bandidos, y se acercaban raudamente a Bargo.
-Buenas tardes,-dijo uno de los bandidos-venimos por sus Reijins. Por favor, no se resista. Sería inútil.
-Tomen lo que quieran,-les dijo Bargo-inclusive pueden tomar mi cuerpo.-dijo esto último con un tono medio femenino y de placer.
-¿Qué?
-Sí, lo que escuchaste, puedes tomar mi cuerpo y hacer con el lo que desees. ¡Puedes desatar tus más bajas pasiones, o inclusive puedes torturarlo o desollarlo!
-¿Eh? ¡NO! Solo danos tus Reijins.
-¡Oh! ¡Qué será de mi virginidad! ¡Qué será de mí!
-Está loco,-dijo otro de los bandidos-matémoslo.
Después de escuchar esas, los bandidos se abalanzaron contra Bargo, decididos a matarlo. En eso, de entre la espesura del bosque, sale Reyendar blandiendo su Lanza Legendaria. Él comenzó a impartir decapitaciones a diestra y siniestra a los bandidos, hasta que no quedó ni uno de ellos con vida-y con cabeza-.
-Bargo,-dijo Reyendar con un tono de severidad único-ya te lo he dicho, ese truco tuyo no siempre funciona.
-Ya lo sé,-le respondió Bargo-pero valía la pena intentarlo. Por cierto, ¿qué pasó en esa fortaleza?
-El Jhaka envió a sus tropas de élite y conquistó la fortaleza, nuestros viejos amigos ya no se encuentran con vida.
-Es una pena.
-Pero, ¿acaso esa fortaleza no le pertenecía ya al Jhaka?-preguntó Akamista.
-Sí,-respondió Bargo-pero si este lo quiere puede reconquistar lo cuanto quiera.
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Reyendar, de asesino a héroe
Kısa HikayeEsta historia es un cuento popular de la República del Universo Conocido. Extraído de: Las historias populares del siglo CXCV, de Roydar Royder Cuenta como un asesino y cazarecompenzas conoce por un trabajo a la hija de un mercader y se enamora per...