Los tres pasaron por las grandes puertas de esta ciudad sin problema alguno, al ingresar percibieron un ambiente de alegría, regocijo y emoción, las calles de dicha ciudad estaban invadidas de comerciantes de toda clase y de personas que ofrecían memorables espectáculos circenses. Los tres se entretuvieron un buen rato entre aquella feria, hasta que el sol se ocultó por completo, fue entonces cuando se dirigieron a la posada. Resulta que esta se encontraba en un segundo piso, y en el primero era la sede de un gremio de cazarecompensas.
Nuestros afortunados viajeros llegaron hasta su habitación, la cual tenía tres camas separadas, un baño, una ventana que daba para la calle, una pequeña chimenea, y varios retratos de paisajes inimaginables.
-Bien,-dijo Bargo mientras se echaba sobre su cama-eso será todo por hoy, descansen.
-Una pregunta,-dijo Reyendar-¿cómo conseguiste esta habitación?
-La dueña me debe varios favores, con esto me los paga todos.
-Es bueno saberlo,-dijo Akamista-yo pensé otra cosa.
-¿A sí? ¿Qué pensaste?
-Pensé que te hacías pasar por alguien importante.
No dijeron más durante ese día, lo único que hicieron fue recorrer la ciudad para conseguir suministros y nada más. Por la noche fue otra historia, pero antes explicaré cómo son las noches de aquella ciudad: a esas horas toda la localidad cobraba vida, inclusive más de la que ya tenía. Pese a que los mercaderes ya no vendan en sus puestos, hay aquellos genios culinarios que siguen su ejemplo y ofrecen en plena acera sus experimentos gastronómicos o su mejor obra de arte. Los bares y las posadas cobraban calidez, gracias a las decenas de cazarecompensas, ciudadanos, viajeros que iban allí a divertirse e intentar olvidar alguna pena o sufrimiento con el licor. El gremio, que de día lucía lúgubre y despedía un hedor a sangre y dinero mezclado, se transformaba completamente en un ambiente de alegría y euforia gracia a que contaban con su bar propio y que era este también parte de la posada del segundo piso. En aquel barcito del gremio se encontraban Bargo y Akamista bebiendo alegremente junto a los cazarecompensas, ella era el centro de atención, ya que estaba sobre una de las mesas bailando medio ebria y tomado tarros de cerveza hasta el fondo. En cambio, Bargo seducía a hombres y los besaba con pasión, e incluso se fue con uno al segundo piso. En eso entró Reyendar por las puertas del gremio y observó la escena que estaba montando Akamista desde hacía unos minutos, entonces solo se dedicó a contemplarla en toda su alegría. Su corazón palpitaba más a prisa al apreciarla a ella, no quiso interrumpirla, así que se unió a la celebración y bebió a litros, al cabo de un rato ya estaba bailando junto a Akamista sobre esa mesa. La algarabía duró la mayor parte de la noche, hasta que todos cayeron rendidos ante el licor, todos excepto Reyendar.
-¡Wuuujuuyu!-exclamó Akamista completamente ebria-¡¡Eso... fue... ¡hick!... divertido...!!
-Eso no fue nada,-dijo Reyendar un poco ebrio-las celebraciones de la capital duran días y el licor es mejor que esta mala imitación.
-¡Gujeje! No puedo... moverme... Llévame a... la habitación...
-Bien, vamos. Te llevo.-dijo Reyendar mientras la levantaba en brazos y se la llevaba al segundo piso.
Ambos llegaron a su respectiva habitación y no encontraron a Bargo allí, Reyendar tendió en la cama a Akamista, mientras que él se disponía a hacer lo mismo en la suya. Pero Akamista lo detuvo con su mano firmemente sujetada a la muñeca de Reyendar y así se quedaron varios minutos, mirándose mutuamente, con los efectos del licor en sus cabezas.
-Quédate conmigo...-dijo de pronto Akamista-esta noche...
-Bien.-respondió Reyendar mientras entraba a la cama de Akamista.
-Reyendar...
-¿Si?
-Te amo...
-Yo igual.
Ambos se acercaron mutuamente y sellaron su amor con un beso apasionado, lo siguiente que ocurrió no soy digno de narrar, ya que eso viene más adelante. Lo único que puedo decir es que estuvieron juntos, en la misma cama, durante el resto de la noche.
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Reyendar, de asesino a héroe
Historia CortaEsta historia es un cuento popular de la República del Universo Conocido. Extraído de: Las historias populares del siglo CXCV, de Roydar Royder Cuenta como un asesino y cazarecompenzas conoce por un trabajo a la hija de un mercader y se enamora per...