No hicieron más aquel día, solo tenían una cosa en mente y de la cual preocuparse, ¿cómo dormirán si solo hay una cama? Ambos se veían preocupados por este tema, pero Reyendar no se hizo problema y se puso a dormir en el mugriento suelo. Akamista se recostó en la descuidada cama, y al cabo de unos interminables minutos se quedó dormida. A la mañana siguiente, ella despertó muy repuesta del cansancio del día anterior, miró hacia donde dormía Reyendar pero no lo encontró.
-¿Reyendar?-preguntó Akamista-Sé que estás allí, no caeré de unevo en esto. Sal.
-Regresé.-dijo Reyendar mientras abría la puerta de la habitación-Perdona la demora.
-¿En verdad te fuiste?
-Sí, mientras tú dormías.
-Vaya, pensé que me asustarías de nuevo con tu "desaparición".
-Si lo hiciera ya no sería divertido.
-¿Y, qué haremos hoy?
-Quedarnos unos días, hay declarado el cierre de las puertas de la ciudad. De seguro alguien me reconoción y dio la voz.
-Entoces, debemos irnos enseguida.
-Idiota, esta ciudad ha sido diseñada para solo tener dos salidas: las dos puertas; una, que es por la que entramos, y la otra, por donde saldremos y salen todos.
-¿No hay sistema de alcantarillado o pasejes secreto?
-No, y si los hubieron ya fueron sellados o desabilitados.
-¿Cuánto tiempo nos quedaremos?
-Unos tres días, a lo mucho.
-¡No puedo quedarme tanto!
-¿Por qué?
-La coronación del nuevo Jhaka será dentro de una semana, y el viaje aún es largo.
-¿Por qué te interesa tanto asistir a esa coronación?
-Creo que debo decírtelo... Soy Akamista Brajarish, sobrina lejana de su majestad el Jhaka Agmenir Verskha, hija de su media hermana Krisma Verskha. Tengo sangre de Jhaka en mis venas, y mi madre me pidió como su última voluntad reclamar el trono de arena, como legítima heredera a ese trono.
-Es broma, cierto.
-¡¡¡Claro que no!!! ¡¡Es verdad, lo juro!!
-¡No me importa si es verdad, mocosa!-dijo Reyendar mientras le jalaba de la mejilla a Akamista-Solo cumpliré la última voluntad de tu difunto padre, y eso es todo.
Reyendar soltó a Akamista, ella salió corriendo inmediatamente fue soltada. Él se quedó quieto, sin siquiera seguirla, pero su corazón le decía a gritos: ¡¡¡QUÉ ESTÁS ESPERANDO MALDITO, VE POR ELLA!!! ¡¡DILE LO QUE SIENTES POR ELLA!!
Reyendar reaccionó por fin e inmediatamente salió en búsqueda de Akamista, pero ya era demasiado tarde, ella ya estaba muy lejos de él. Reyendar la buscó por mercados, posadas y burdeles, pero sin éxito alguno, hasta que por fin la encontró, o al menos a su inconfundible cabello castaño. Fue para aquel lugar y efectivamente, era ella, pero estaba acompañada de otro hombre, uno al que Reyendar le resultaba familiar.
-Niña,-dijo Reyendar a Akamista-te estaba buscando. Regresemos.
-¿Eres su novio?-dijo el extraño junto a Akamista.
-No, su guarda espaldas.
-Entonces largo, estamos en medio de una interesante plática.
-Me la llevaré, aunque sea a la fuerza.
-Lo siento,-dijo el extraño mostrando un cuchillo-pero no lo permitiré.
-Bargo,-tajó Akamista-déjalo. Dice la verdad.
-Bueno.-dijo el extraño mientras se sentaba.
-Ahora, Enker, no pensaba preocuparte. Me disculpo, iré en unos momentos, le pediré a Bargo que me escolte.
-Niña,-le respondió Reyendar-¿puedo hablar con él? A solas.
-No, si ese es el caso. Entonces vámonos juntos.
Y así los tres se fueron hacia la posada, pero todos dudaban si es que esto era lo correcto. Antes de llegar a la posada donde se hospedaban Reyendar y Akamista, Reyendar tomó del brazo a Bargo y se lo llevó a un callejón oscuro, Akamista se percató de esto y los siguió.
-¡Cuál es tu objetivo canalla!-le gritó Reyendar a Bargo.
-¡Cómo que objetivo!-le respondió este-Ninguno, solo tus lavios.
-¡¿Qué?!
-No tengo interés en esa niña, pero en tí sí...
-Ya, suéltame. No pregunté eso.
-Ah, me disculpo. Señor Reyendar.
-¿Cómo sabes que soy yo?
-No paré de ver tu rostro en esos carteles por días.
-Das repelús...
-¡Jajajajajajajaja!-se carcajeaba Akamista atrás de ellos-¡¡Eso sí que no me lo esperaba!!
-¡Ya cállate!-le dijo Reyendar a Akamista mientras le palmeaba la frente-No pedí tu opinión.
-Como sea,-interrumpió Bargo-debes saber la situación de la ciudad tras tu llegada.
-Sí, lo sé.
-Puedo ayudarte, si quieres.
-No confío en tí.
-Conozco otra salida de esta ciudad, pero no es apta para niñitas.
-Eres amigo o enemigo.
-Soy su aliado temporal, claro que cobraré por mis servicios al término.
-Me parece bien, Bargo, amigo mío.
-¡Por fin te acuerdas de mí!
-¡Qué! ¿Ya se conocían?-preguntó Akamista.
-Claro,-respondió Reyendar-nos unimos juntos al ejército.
ESTÁS LEYENDO
Reyendar, de asesino a héroe
Short StoryEsta historia es un cuento popular de la República del Universo Conocido. Extraído de: Las historias populares del siglo CXCV, de Roydar Royder Cuenta como un asesino y cazarecompenzas conoce por un trabajo a la hija de un mercader y se enamora per...