25 Cada luz

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El campo de batalla construido.

Cada uno ocupando un sofá individual, un estuche de pinturas abierto en la mesita de café al medio, separándoles. Sus respectivos pinceles y lápices a la mano, pañuelos limpios y listos para usar en caso de tener que limpiar sus manos. Ropa vieja adorna sus figuras, no importando mucho sí los muebles se ensucian por accidente.

Sostiene la libreta de hojas en blanco, apoyada en su antebrazo. El mayor al otro lado de la mesa, manteniendo el contacto visual.

-¿Listo para perder, cereza?

-Reiré mejor al último, hyung.

Pesadez inunda el lugar, su instinto de competitividad es demasiado elevado, circulando en su sangre y haciendo hervir cada fibra de él.

El reloj marca el comienzo de la una de la mañana, dando inicio a su nuevo juego.

Sin perder tiempo, toman los lápices y trazan sobre el papel, tenue luz iluminando sus aspectos. Miradas desviadas desde el boceto hasta la persona real y regalando una que otra sonrisa de medio lado para demostrar superioridad y control en el tema.

Su mentón plasmado con delicadeza, un lunar dibujado bajo su labio, cabello castaño y oscuro, un doble parpado superior y uno inferior más grande.

Rostro cincelado, cabello en caída desordenada. Piel bronceada y otra nívea; manos más anchas y otras con dedos más largos.

Labios simétricos, en papel; un labio inferior más abultado que el superior con un contraste más rosa por morderlo de forma sutil.

-¿Ya comenzaste a sudar, hyung?- bufó en burla.

-Alucinas, Jeon. A penas estoy calentando.

¿El aire se estaba calentando?

Sus manos están picando, el pincel casi dando contra el suelo al encontrar al menor con el labio una vez más siendo prisionero de sus dientes, muy concentrado en su obra como para notarlo.

Jungkook reacciona al escucharlo exhalar pesado, observándole por segundos; esa playera de pijama quedando más floja de lo que quisiera, no puede evitar recorrer sus clavículas, viéndose más atractivo que en ese traje de baño. Aparta la mirada nervioso, y con los pensamientos colisionando otra vez.

Como una lucha de titanes, cada quien termina a su manera. Con demasiada dificultad.

-¿Listo?- Jungkook asiente inseguro. El castaño no luce mejor que él.

-A la cuenta de tres.

-Uno.

-Dos.

-Tres.- hablan al unísono.

Abren los ojos en grande al encontrarse retratados.

El pelinegro a trazos cafés y verdes, estando sentado en el mismo sofá, con otra ropa; una camisa clara semi abierta de los primeros botones y muy grande para ser de su talla. La mirada neutra en el frente y luciendo como sí se acabase de levantar de forma perezosa, con la cabeza sostenida en una mano.

Taehyung no pierde detalle, se ve a sí mismo en una pose similar. Con matices azules y negros, la cabeza sostenida desde la barbilla en la palma de la mano; una camisa blanca y lo que parece ser una piel de felino asomada desde su espalda y alrededor de sus brazos. Su cabello con rayos negros en medio de los colores castaños.

-Quieres...- aclara su garganta, de pronto tiene la boca seca -¿Quieres explicarlo?

Su novio niega sin apartar la vista de su dibujo -Tú primero. Por favor.

Mikrokosmos / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora