08 Guardaespaldas

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Enjuagó su boca con un poco de agua y escupió en el lavabo. Una vez se secó con la toalla, sale del baño y guarda su cepillo de dientes en su estuche dentro de un cajón.

Se detiene para ver el dibujo de tigre ahí, mira su vieja pared vacía frente a su mesa inclinada de diseño, ahora tapizada de dibujos infantiles con muchos colores.

Jungkook toma el dibujo y una cinta adhesiva de su mesa, le adhiere un poco a las esquinas y pega el tigre al lado de ese conejo en la pradera con nubes rosas. Sonríe satisfecho de haber tapado el último hueco libre. Se veía más bonito con esa decoración, al principio cuando Taehyung menciono que Hyungwon le había enviado una pizca de su arte creyó que serían dos dibujos, llevándose la sorpresa de que ahora poseía casi treinta diferentes obras de ese pequeño artista de seis años.

Esperaba que Minhyuk no se sintiera celoso, sus dibujos los tenía guardados en una carpeta especialmente para él, así evitaba que se dañasen al estar afuera, todos desde que tiene memoria de sus primeras manos llenas de pintura hasta los últimos que hizo.

Fue una buena distracción luego de que Taehyung se fuera de ahí, tomarse todo un día en pegar y re acomodar los dibujos en la pared para que se vieran mejor de lo que ya eran. Para la noche no hubo temor, una voz interna le decía que no temiera a cualquier posible fantasma de la cocina, alias: estante con tornillos flojos, porque todos esos dibujos lo cuidarían y le hacían compañía suficiente.

A penas puede creer que le dijo todo eso al castaño por mensaje, la noche que le preguntó sí estaba bien durmiendo solo luego de toda esa experiencia nocturna la otra noche.

Que embarazosa situación, su rostro se calienta al recordar su comportamiento asustadizo, tenía veinte años, ya no era un bebé para esas cosas; aunque ciertamente Taehyung sacaba partes suyas que durante mucho tiempo escondió, podría ser peligroso de no ser porque el castaño parecía estar cómodo con eso o no darse cuenta.

Sus escandalosas risas eran uno de tantos momentos así. Casi le daba un ataque cuando vio el montón de hojas con dibujos, no mentiría, rezó internamente porque Taehyung no dijera que venían de sus hijos. Afortunadamente para Jungkook, no era el caso. Lo que menos quería era pensar en el castaño con tres bebés, haciendo cosas de adultos con una mujer y usando su vagina para meter su pene.

Jungkook rodó los ojos ante el pensamiento, no era que le desagradarán las mujeres, pero la idea del mayor teniendo sexo con otra persona hasta conseguir tres clones suyos es algo que no quiere en su mente por el momento.

Tres golpes en la puerta sonaron, sonrió sin poderlo evitar, ya conocía ese código.

-Está abierto.

La puerta se abrió y un castaño con camiseta remangada hasta la mediación del antebrazo se asomó e ingresó el cuerpo dejando entre abierta la puerta.

-Woah~ quedó muy bien, Kookie.- elogió la pared con dibujos.

-El crédito se lo lleva Hyungwon, podrías tomar una foto y mostrársela.- vio al mayor sacar su teléfono y apuntar a la pared para sacar varias capturas -Dile que muchas gracias.

-Con gusto lo haré.- respondió sin dejar de sonreír.

-¿Qué te trae aquí, hyung? No avisaste que vendrías.- preguntó curioso.

Su sonrisa titubeo emocionada, se aclaró la garganta, las manos a su espalda y un deje de querer hacer algo activó todas las alarmas en Jungkook.

¿Qué lo tiene así?

-He traído a una cosita para que lo conozcas.

Los colores se drenaron del rostro del pelinegro.

Mikrokosmos / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora