Capítulo Dos

804 59 39
                                        

—Estas aquí... —la voz de ese hombre es quebrada, le sostiene el rostro mirándole a los ojos, azules enrojecidos y difíciles de descifrar.

—No... —se remueve dejando caer el arma al suelo agrietado—, no —dice más firme logrando separarse al tomar al rubio por los brazos, apretando, quizás, más de lo debido.

—Está bien, Buck... —el hombre le acaricia la mejilla con el dorso de la mano y él siente un escalofrío recorrele por la espina dorsal al escuchar aquel apodo tan familiar.

Aparta bruscamente la mano contraria, arruga las cejas sintiendo ¿enfado? ¿tormento?, hay una neblina que le cubre y ese agujero, de repente, se hace mas grande, más doloroso.

El rostro contrario se desconfigura en una mueca amarga.

—Perdóname, jamás debí permitir que nos separaran —el rubio baja la cabeza mientras habla con todo el peso del mundo.

—¿Steve?... no somos quien crees —Sam confirma la identidad del rubio, y se para a su lado colocando una de sus manos sobre su hombro para después recoger el arma del piso y dársela. Su compañero lo mira desconociéndolo y es como se da cuenta de su actitud catatónica.

Idiota.

—Te molestaría hablar en privado, por favor —el actual capitán da un paso al frente quedando entre ellos dos.

Steve lo nota y frunce el ceño.

Él no es quién crees —recalca Sam señalándolo con la cabeza.

Ese Steve busca sus ojos, lo contempla detenidamente, y simplemente no puede ante esos azules. Parpadea bajando las pupilas al piso, se el encoje el corazón, se le enfrían los músculos y la lengua se le adormece.

—De acuerdo... —la voz del rubio es un tanto rota, como si hubiese confirmado con ese pequeño gesto que él no es el Bucky de su mundo— ...por aquí.

Lo siguen de cerca ante los ojos curiosos de los pobladores. Salen del edificio, paso firme y algo apresurado.

No piensa con claridad, la cabeza le da vueltas y hay un dolor opresivo en el pecho. No puede despegarle la vista. Lo observa desde atrás, contempla su cabello largo atado a una coleta baja y sus ropas extrañas, lo único que encuentra diferente hasta ahora. Su altura, su timbre de voz, sus ojos, incluso su presencia, es la misma.

Steve gira sobre su hombro sintiendo su mirada, y él vuelve a desviar sus ojos fingiendo indiferencia.

Caminan en silencio hasta alejarse del poblado y visualiza en la cima de la cordillera, un campamento compuesto de tres carpas, una más grande que las otras dos restantes. Suben, y se da cuenta de la gran visibilidad que se tiene de la pequeña villa y los alrededores.

Empieza a sospechar que ese Steve es quien se encarga de la seguridad del pequeño poblado.

—Les puedo ofrecer agua —el rubio les dice ya estado lo tres dentro de la carpa principal, hecha de madera y pieles, fresca ante el clima caluroso de afuera.

Sam se sienta en uno de los sillones sin respaldo, tapizados por una piel espesa de color blanco. Steve le sigue poniendo un jarrón de barro junto con tres tazones del mismo material.

Bucky o toma asiento, se queda recargado en una de las columnas cruzado de brazos.

—Escucho... —el rubio se inclina hacia adelante, apoyando sus codos sobre las rodillas y entrelazando los dedos de las manos.

—Será rápido —Sam le explica los detalles mínimos. Hay una "máquina cuántica" en su universo que conectó con la suya, en ambos mundos ha habido cierta interacción. Ellos han venido a pararla porque no quieren un problema mayor y así salvaguardar la integridad de ambas realidades.

Lost On YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora