Sigo sin poder encontrar paz, los recuerdos de esa noche me persiguen una y otra vez. He cambiado mis guardias para no ir a trabajar, este miedo paralizante se ha instalado en mí. Lamentablemente soy llamada por mi jefa a una reunión urgente. Sé lo que eso significa, obtendré un regaño.
—Pasa Andrea, por favor—. La Dra. Robles me hace pasar a su oficina, la miro con semblante serio, ella es la directora médica de la clínica y fue también mi profesora en la universidad —Supongo ya sabes el porqué te he mandado a llamar ¿Verdad?
—Sí, doctora... —Tomo aire y junto mis manos para aplacar los nervios ¿Me van a despedir?
—La hija del Dr. Tomedes estuvo aquí ayer. Estaba muy molesta, me dijo que te volviste un manojo de nervios con su papá, que no sabías hacer nada, ni conectar el oxígeno, que a su papá lo dejaron morir, que tú solo caminabas de un lado a otro sin saber qué hacer, que hasta le negaron medicamentos vitales a su papá... —jadeo consternada. Eso no fue lo qué pasó
—Nadie le negó nada, doctora, solo que el medicamento estaba en quirófano y no aquí abajo, la enfermera solo dijo que aquí abajo no había, yo las mandé arriba a buscarlo, lo trajeron y se le colocó. No puede decir que le negamos el medicamento porque no fue así—. Tomo aire —En cuanto a lo del oxígeno, no fue mi culpa, la toma no quería mantener el flujo ¿Qué más podía hacer?
—¿Quieres liberarte de la culpa por lo que hiciste?
—¿Perdón? No me estoy liberando de nada, doctora, solo digo lo que sucedió. A esa hora los especialistas no contestaban, los llamé a todos y puede verificarlo en mi teléfono, solo uno contestó y fue el que vino y dio el diagnóstico, me dijo que el doctor se iba a morir, yo hice lo que estuvo a mi alcance pero...
—¡No fue suficiente! —Me interrumpe alzando la voz y logrando sobresaltarme en la silla. Se ve muy molesta —No te comportaste como debiste, vimos las cámaras del pasillo y saliste a caminar varias veces, estabas muy risueña con la camarera y la de admisión ¿Tienes o no culpa de que un paciente muriera? Que el profesor de todos nosotros muriera... —Su mirada acusadora rompe mi corazón y me anuda la garganta ¿De verdad creen que fue mi culpa todo esto?
—¿Y de casualidad vieron la hora de eso? Fue mucho antes que llegara el doctor y luego de ahí solo salí a llamar a los especialistas ¿O quería que les dijera lo grave del doctor en frente de sus muy alteradas hija y esposa? ¿No verdad?
—Respétame, Andrea, que soy tu jefa—. Me recrimina y tomo aire sintiendo las lágrimas agolparse en mis ojos —¿Sabes cómo quedamos ante todos? ¡Como unos ineptos! ¿Sabes lo que eso le hace a la reputación de la clínica? ¿LO SABES? —grita y cierro los ojos con fuerza
—SE IBA A MORIR, CARAJO... TENÍA UN JODIDO ANEURISMA Y SE IBA A MORIR —grito furiosa y abro los ojos para ver la mirada de odio de mi jefa, todo mi cuerpo tiembla y las malditas lágrimas se me salen
—Tu incipiente carrera se ha terminado, lo sabes ¿Verdad? —Niego con la cabeza —Y estás despedida...
—¿Qué? No es posible, sí yo no he hecho más que colaborar en este lugar desde que empecé, nunca he dado problemas, siempre he hecho bien mi trabajo ¿Por este único problema van a despedirme?
—¿Y te parece poco? —pregunta como si fuera lo más lógico del mundo —No podemos seguirte teniendo aquí cuando estás manchada dentro de la comunidad médica...
—¿Es en serio? —Me da otra mirada de odio y saca de su escritorio un papel, es mi liquidación
—Hemos terminado, puedes irte... —. Señala la puerta y tomo aire ¿Resignada? No puede ser esto tan grave ¿Verdad?
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Relatos de mujeres
De TodoPersonajes atípicos con sus ilusiones y despechos; con sus anhelos y fantasías: con sus amores y desamores; protagonistas a través de la historia. Relatos de mujeres, un compendio de ellos con la visión de ocho féminas.