- La presión de la chica disminuye, hay una posible hemorragia interna- Vociferaba uno medico con exaltación.
-Necesitamos parar el sangrado antes que los órganos se compriman - Advirtió de manera alarmante una enfermera.
Peter había traído en su forma civil a la francesa a un hospital, e inmediatamente varios médicos se encargaron de ella. La tomaron con sumo cuidado y la colocaron en una camilla. Mientras algunas enfermeras trataban de sanar las hemorragias externas.
-Necesitamos llevarla al quirófano- Declaró el médico alarmado.
- ¿Qué pasa? ¿Estará bien? - El castaño seguía con agilidad a la camilla donde estaba la joven francesa.
Ninguno de los médicos y enfermeros le dio respuesta alguna, únicamente se limitaban en atender a la azabache. Cada movimiento que ellos hacían parecía crucial para mantener con vida a la chica. Unos metros después una enfermera morena y corpulenta detuvo a Peter, pues ya habían entrado a área restringida.
- Joven tiene que quedarse aquí- Ordenó la enfermera de manera imponente mientras detenía por los hombros al castaño.
- Pero ella....- El chico forcejeó unos segundos. - ¿Ella estará bien? - Preguntó con la voz entre cortada.
- Nosotros nos encargaremos de que tu novia este bien - Mustisó la enfermera con tono reconfortante.
Peter sólo se le quedó observando. Las palabras no salían, quería gritar de frustración, pero, parecía tener un nudo en su garganta, casi se sentía como si hubieran un montón de espinas clavándose en su tráquea. Sin poder hablar, sin poder expresar todo lo que se sentía. Pudo sentir como sus ojos ardían amenazando el arribo de lágrimas.
- Estará bien, lo prometo - Volvió a decir la enfermera mientras que cerraba aquella dos grandes puertas que separaban al chico de la francesa.
A duras penas el chico dio unos cuantos pasos llegando a una de las paredes del pasillo y una vez recargado en esta, se desplomó al suelo.
Junto sus piernas con su pecho, y sus brazos se recargaron en sus rodillas. Con desesperación frotaba sus manos, a veces jugaba con su cabello o simplemente cubría sus ojos.
Estaba mal. Quería estar cara a cara con ese maldito para darle su merecido. Quería golpearlo sin piedad, quería deformar su maldito rostro a punta de golpes. Incluso juraba escuchar el ruido de sus huesos al romperse, podía oler la sangre derramada sobre todo su rostro. Por alguna extraña le reconfortába pensar eso.
Pasaron unos minutos cuando May arrivo al hospital. Al encontrar a Pater tirado en el piso corrió rápidamente hacia el.
- Hijo ¿Estás bien? ¿Dónde está Mari? ¿Es grave lo que me pasó? - La mujer lo abrumo de un sin fin de preguntas a lo cual el chico no dio respuesta alguna.
- Fue mi culpa - Dijo finalmente con un hilo de voz. - De no haber revisado sus documentos ni se hubiera enojado con migo y no se hubiera escapado. No hice nada y eso me pasa por imbécil- Dijo derrotado entre lágrimas.
- Cariño, no tienes la culpa de nada - Aseveró May con una sonrisa reconfortante. - ¿Como ibas a saber que esto iba a pasar?
- Chat Noir estaba detrás de ella - Mustizó entre dientes. - Ese infeliz me las va a pagar.
- Hijo, si solo nos dejáramos llevar por nuestros sentimientos y no por la coherencia, el mundo estaría en un caos total- Declaró May con tono animado. - Ahora nos toca ser fuertes y estar ahí para ella.
-Pero May...- Balbuceo el castaño con insistencia. May abrazo a este para tranquilizarlo.
-Ya mi pequeño. Todo estará bien.
A pesar de no ser su hijo biológico, ella lo aba como una madre ama a su hijo. Le alegraba cuando es estaba feliz y le destrozaba verlo en aquel estado.
Las horas pasaban. Ambos castaños estaban sentados observando a la nada, mientras pedían e imploraban que las horas de espera dieran fin, y poder ver sana a la linda francesa de ojos zafiros.
- ¿Familiares de Dupain-Cheng?- Inmensdiatamente ambos castaños se levantaron al escuchar la voz del doctor.
- ¿Cómo está ella? - Se apresuró en preguntar Peter.
- Logramos dejarla fuera de peligro. En estos momentos está aún en efectos de la anestesia. - Anunció el hombre de edad avanzada.
- ¿Podemos verla? - Preguntó May con cautela.
- Si, pero primero necesita llenar unos documentos - Indicó el médico mientras le señalaba una carpeta algo amarillenta y delgada.
- Pet, tu ve a verla. Me quedaré para llenar esto ¿está bien cielo? - Anunció May mientras acariciaba la mejilla del joven.
(....)
-¿Los tienes?
- No señor. No logre...
- Quedamos en algo Felix, ¿no es así? - Interrumpió Osborn. - Dime......¿Estás tomando esto como un juego?
- No señor. No veo la vida de mi madre como un juego - Félix declaró cabizbajo.
A pesar de Norman Osborn lo había acogido a Félix como un hijo. Éste último no le dejaba de temer. El hombre conseguía todo lo que quería por méritos propios, y se deshacía con facilidad de mi que no le agradaba o sirviera.
Félix aún recordaba la primera vez que lo vio. Tenía unos quince años; era solo un niño en ese entonces. Sin una familia que lo apoyará ante su situación, pidió ayuda desesperadamente a muchos hospitales, laboratorios e incluso universidades, pero estas lo tachaban de loco.
Cuando entró a las industrias Oscorp suplicando por ayuda, los guardias de seguridad estaban a punto de sacarlo a patadas. Sin embargo el mimisimo señor Osborn detuvo aquel acto y al escuchar su historia no dudo en brindarle su ayuda y protección.Ahora se encontraba en frente de su imponente escritorio de pino bien pulido y ordenado. El hombre siempre llevaba una bata blanca larga hasta raz del suelo cuando estaba en la empresa.
A veces le sorprendía que su hijo pudiera soportar a aquel hombre tan recto, caprichosos e imponente. Sentía algo de lástima por Harry, pues este no lograba complacerle.
- Hijo, te pedí a cambio un solo miraculous - Escupió con frialdad. Con el dedo índice y pulgar presionó el pie te de su nariz cabizbajo. - Y pensar que el imbécil que contratamos logro tener una caja repleta de ellos - Murmuró para si mismo
- ¿Disculpe señor?- Osborn levantó la vista hacia el rubio y con una sonrisa negó.
- Te daré una última oportunidad - Dijo finalmente después de un corto silencio. - Sólo no lo arruines. Puedes retirarte.
Una vez Félix se marchó, Osborn tomo de sus escritorio su teléfono y marco a un número desconocido.
- Hola. Te tengo un último trabajo, traerme a Dupain-Cheng...
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Hello! Ya volví :v
Perdón nuevamente por actualizar tan tarde, lo que pasó es que tuve algunos contratiempos, pero ya está todo bien y espero actualizar más seguido.
Bueno, hasta el próximo capítulo!!!
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Un amor de Super-Héroes /Spider-Bug/
Fiksi PenggemarA veces las decisiones más difíciles de tomar suelen tener las más impresionantes consecuencias. Marinette Dupaing-Cheng lo sabe mejor que nadie; su sueño de ser una de las mejores diseñadoras de moda la orilla a acudir a una de las universidades má...