OUTSIDE - II

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Después de un rato más de risas, subí a mi habitación a dormir. Esta noche sería la última en la que realmente dormiría. Si mañana comenzaba con el trabajo tendría que volver a ser un Sans-nambulo, heh.

Estando ya en mi habitación y con las visitas de mi hermano ya en sus respectivos hogares, me dispuse a recostarme en mi cama para dormir un poco, estaba cansado, no solo por todo lo que ir al mundo humano significó para mí, sino por el hecho de que tampoco había dormido la noche anterior.

Con solo colocar mi cabeza en la almohada de mi cama empecé a quedarme dormido poco a poco, hasta que un pequeño sonido me despertó de golpe. Era la puerta de mi habitación ¿Qué pasa ahora?

— ¿Sans? ¿Ya te dormiste hermano? —Preguntó Papyrus tras la puerta.

— Si —Respondí.

— ¡Oh! Me alegra que aun estés despierto. Yo, me preguntaba, si podías leerme la historia del conejito esponjosito hoy —Dijo mientras poco a poco abría la puerta de mi habitación y asomaba su cabeza para verme— O si quieres, puedo leerte yo el cuento, te ves cansado y ayer no dormiste bien ¿Las pesadillas volvieron?

— No, no hermano, estoy bien, de verdad ¿Por qué no vamos a tu habitación a que te lea esa historia?

— Claro, Sans —Dijo sonriendo al ver cómo me levantaba de la cama.

Él tomo camino rápidamente a su habitación mientras yo le seguía a paso lento, se metió bajo las sabanas de su cama y abrazo a aquel peluche de osito que tantos años tenía ya a su lado. Al entrar por completo a su habitación, vi cómo incluso había colocado una silla a un costado de su cama para que yo me sentara. Lo tenía todo preparado. Tomé asiento en la silla y sujete el libro que éste me extendía.

Lo abrí en el principio y divise aquel título tan común ya para mí, suspire y miré a mi hermano.

"¿Estás listo?" Él solo asintió.

"Ésta historia comienza con el nacimiento de un pequeño conejito, que era blanco como la nieve, y suave como la seda misma. Sus padres, quienes estaban muy felices por su nacimiento, decidieron llamarte Pinky. Aquel hermoso conejito poseía unos lindos y tiernos ojos verdes, tan brillantes y delicados como una hermosa esmeralda"

— Zoe... —Susurré para luego reír por lo bajo

— ¿Dijiste algo, Sans? —Preguntó mi hermano somnoliento, para luego soltar un pequeño bostezo.

— No, nada, solo leo la historia.

"Los años pasaron por la vida de aquel pequeño conejito, convirtiéndolo en un muy esponjoso y alegre joven. Ese día, había decidido salir a jugar con sus amigos a las colinas nevadas del país del siempre eterno. Nuestro pequeño, amaba ir a esa colina a admirar las hermosas nubes y el brillante sol cada mañana. Pero como mamá coneja decía, no podía ir allí cada mañana, tenía que estudiar para convertirse en un gran y sabio conejo, algún día...

Fue entonces que sin más preámbulos, tomo camino hacia su destino, a encontrarse con sus amigos, estaba muy feliz porque sabía que sería un gran día, aquel conejito amaba jugar a la pelota, y sus amigos prometieron llevar una para jugar ese día. Pero, antes de salir su madre le detuvo diciendo que debía llevar una bufanda, ya que ese pequeño era muy blanco y podría perderse de vista entre la niev..."

Y se hizo presente aquel suave sonido en la noche, música para mis oídos. La entrada perfecta que me indicaba que ya podía irme a dormir, aquel casi inaudible ronquido que me decía que Papyrus estaba profundamente dormido. Entonces cerré aquel libro, encendí la luz de noche de mi hermano, me levante del asiento dejando el libro en el lugar que ocupaba yo sobre éste y camine hacia la puerta.

I NEED YOU - Till the Bones [SANS X HUMAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora