Capítulo 13

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Kyungsoo teletransportó a todo el mundo al sitio en el que estaba  la  bruja.  Primero a Baekhyun y después a Chanyeol. Finalmente, sólo quedó Kai. Cuando el intentó tomarlo de la mano, él retrocedió. Sintió un terrible dolor en la rodilla, pero    no dejó entrever su sufrimiento.
—Antes quiero hablar contigo —dijo.
—Aquí no estamos seguros —replicó el.
Tras ellos, entre los árboles, aulló un lobo. Nathan. ¿Era una señal para que Kyungsoo supiera que estaba protegida, y que no había cadáveres cerca? Eso esperaba Kai, porque si el aullido era un aviso para que salieran corriendo porque había despertado a otros cuerpos, no le habría importado. Aquello era demasiado importante. Lucharía contra cualquiera con tal de tener la oportunidad de resolver aquello con Kyungsoo.
—No nos va a pasar nada.
—Pero éste no es momento para hablar —dijo el,  y le hizo  una seña para que  se acercara.
«Bésalo primero, y después habla», le dijo Mark.
«Yo estoy con Mark», dijo J.B.
Kai hizo caso omiso de sus recomendaciones. Se apoyó contra el tronco de un árbol y se cruzó de brazos. Aquel movimiento, aunque fue muy leve, le provocó otra ráfaga de dolor en la rodilla. Le había mordido un cadáver; eso le había sucedido muchas veces antes, así que sabía que aquello sólo era el comienzo. La saliva de los muertos vivientes era venenosa, y aquel veneno ya estaba actuando en  él,  abrasándolo.
Al día siguiente iba a desear estar muerto. Otra vez.
Estuvo a punto de echarse a reír. ¿Acaso nunca iba a tener un respiro?
—Kai —dijo Kyungsoo. Su voz lo sacó de aquellos pensamientos.
—Por supuesto que es buen momento para que hablemos  —dijo  él—.  Los demás estarán interrogando a la bruja, y para eso no nos necesitan.
Kyungsoo alzó la barbilla.
—Muy bien, hablemos. ¿Por qué no comienzo yo?
El también se cruzó de brazos. La luz de la luna iluminaba su piel perfecta. Tenía los ojos, tan azules, clavados en él, y un mohín en los labios rojos que lo atraía  sin remedio. No era de extrañar que los chicos quisieran besarle primero y hablar después. Era precioso.
—Cuéntame cómo ha sido la cita con mi hermana —le ordenó el. Ay. Debía habérselo esperado.

—Yo no lo llamaría cita. Hemos hablado de los  posibles cambios  para beneficiar a tu gente. Como que el rosa se convierta en el nuevo negro. Después hemos hablado de ti —dijo Kai. O, lo habrían hecho de no haber sido por la  aparición  del  duende—. Sobre lo mucho que… te quiero.
Por fin lo había dicho. Si había algún momento adecuado para hacerlo,  era  aquél. Kai no quería que Kyungsoo se sintiera inseguro acerca de lo que él sentía .
—Eres valiente, y cariñoso, y me ves como un igual, no como un estorbo. Me siento mejor cuando estoy contigo. Mejor conmigo mismo, y con todo lo demás.
El se quedó boquiabierto.
—¿Me quieres?
—Sí. Te quiero —repitió él—. Pero tú no tienes que decírmelo a mí. Entenderé  que no hayas llegado todavía ahí.
Sí, lo entendería, aunque no estaba seguro de que fuera a gustarle.
La expresión de Kyungsoo se suavizó; se miró los pies, y se retorció las manos. Tenía las mejillas suavemente rosadas. ¿Se había ruborizado?  ¿Acaso le avergonzaba  la confesión que acababa de hacerle él? ¿O se había alimentado recientemente? ¿Y de quién?
Kai sintió una punzada de celos en el pecho.
«Tienes que superar eso», se dijo. «Es un chico vampiro. Es lo que tiene que hacer para sobrevivir».
—Yo… también te quiero, Kai.
Gracias a Dios. Los celos desaparecieron. Kyungsoo lo quería. Lo  quería  de  verdad.
—Dilo otra vez.
Nadie lo había querido antes. Nadie.
—Yo también te quiero. Mucho. Eres fuerte y leal, y me entiendes mejor que yo mismo. Así que te quiero, sí —repitió Kyungsoo.
Kai nunca se cansaría de oír aquellas palabras.
—Y como te quiero tanto —prosiguió el suavemente—, tengo que decirte que las otras chicas no van a permitir que te limites a hablar con ellas. O más bien, sus padres. Tendrás que ser romántico. Con ellas, no con sus padres.  Dios,  lo  estoy  liando todo. Lo que quiero decir es que no hay manera de librarse de ello. Tienes que salir con ellas de verdad.
—No. Claro que no. Me niego a verlas —dijo él. Tan sencillo como eso: él lo quería, y Kyungsoo lo quería a él.
No, nunca se cansaría de aquellas palabras.
—No puedes. Te lo he dicho. Eso causaría problemas. Problemas violentos.
—Me da igual. Tú eres más importante.
Kyungsoo alzó la cabeza durante un instante, y Kai percibió un brillo de esperanza en sus ojos. Sin embargo, el enmascaró sus emociones rápidamente y volvió a mostrarle una expresión vacía. Un vacío que él desdeñaba.
—En realidad, no, no lo soy —respondió Kyungsoo—. Ahora tú eres el rey, y túeres el más importante para mi gente.
Kai frunció el ceño.
—Mira, no tengo mucho tiempo, Kyungsoo, y no quiero malgastarlo discutiendo.
Y menos ahora.
—Eso es lo que he dicho yo, pero después tú has dicho que…
—Me refiero a que no me queda mucho tiempo de vida —la interrumpió él—.
Esta noche no.
Aquel recordatorio silenció a Kyungsoo. Conocía la  predicción  de  Eunhyuk.  Sabía que la vida de Kai llegaría pronto a su fin.
—Oh.
—De todos modos, tu gente necesitará un rey nuevo, y yo voy a encontrárselo. Tal vez Chanyeol. Los vampiros estaban dispuestos a permitir que los gobernara él,
un humano. Entonces, ¿por qué no podría hacerlo un hombre lobo a quien,  además,  ya respetaban? Asintió; le gustaba aquella idea. Mucho. Era un plan perfecto, salvo que… Sintió una punzada de irritación al pensar en renunciar al título. ¿Por qué? No tenía sentido.
Se concentró en aquel momento. Había luchado por poder disfrutar de él,  y no iba a estropearlo.
—Como ya te he dicho,  no quiero pasar estos minutos peleándome contigo. Y   no quiero pasármelos rechazado por motivos que desconozco.
Kyungsoo se quedó inmóvil, observándolo en silencio. Intentando averiguar…
¿Qué? Kai no lo sabía. Finalmente, el suspiró.
—¿Qué es lo que quieres saber? Te lo explicaré.
—¿Qué sientes en este momento acerca de que tenga que salir con esas chicas? Mark se echó a reír.
«¡Tío! Pareces una chica, con eso de querer saber de sus sentimientos y todo ese rollo».
«Es un principio básico de la seducción. Compórtate como una chica, . ¿Es que no lo sabes, Mark? Yo pensaba que  tú  eras  el  experto», le respondió J.B.
El se frotó las palmas de las manos contra los muslos.
—Bueno, estoy… furioso.
¿Con él?
—No lo parece. Y tu voz no suena a furia.
—Estoy conteniendo mis sentimientos. Es lo que diría Stephanie.
—Pues libéralos. Te sentirás mejor, te lo prometo. El negó agitadamente con la cabeza.
—Es demasiado peligroso.
—¿Para quién?
—Para ti.
—Inténtalo —le dijo Kai. A menos que…—. El monstruo que tienes dentro… Kyungsoo tragó saliva y dio dos pasos atrás.
—¿Qué pasa con él?

Premonición «Kaisoo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora