El beso en el sofá, cuando había notado el sabor de la sangre. No era la suya; Kai se dio cuenta en aquel momento. Era la de Kyungsoo. El le había dado varias gotas, ¿por accidente, o a propósito?, y esas pocas gotas eran suficientes. Él estaba dentro de su cabeza, oyendo sus pensamientos, viendo el mundo a través de sus ojos. Sintiendo su dolor.
Y sí, el sentía dolor. Tenía una quemadura en el pecho, encima del corazón, como si le hubieran arrancado la piel. Sin embargo, no parecía que lo notara.
Estaba ante Chanyeol, mirando hacia la oscuridad. Ambos estaban en el bosque, rodeados de lobos y duendes que luchaban entre sí. El aire estaba lleno de gruñidos, de órdenes y de gemidos de agonía.
—… encontrarlo —estaba diciendo el—. Está en una cueva, en otro estado. Chanyeol se enjugó la sangre que le caía de la cabeza.
—Lo sé. Nosotros también podemos sentirlo, pero no podemos salir de este bosque lleno de duendes hasta que los hayamos eliminado. Si no, van a comerse a los humanos.
—Bueno, necesito a unos cuantos de tus hombres para que me acompañen a la cueva después de que hayan ido a la mansión y hayan reunido a todos los guerreros vampiros posibles.
Chanyeol negó con la cabeza.
—Puedes tener a tu servicio a los lobos y a los vampiros, pero no vas a ir solo a la cueva.
—Yo puedo moverme más rápidamente que tú —dijo el.
Para demostrarlo, agarró por el cuello a un duende que pasaba a su lado, se lo llevó a los labios y lo mordió. Le chupó la sangre y lo dejó seco en segundos. Kyungsoo dejó caer el cuerpo al suelo e intentó no hacer un gesto de asco. La sangre de los duendes sabía a hiel.
—Lo único que harías sería retrasarme, y Kai podría sufrir heridas.
—Las brujas te distraerán, Kyungsoo —dijo Chanyeol—. Lo sabes. Harás más mal quebien.No, no era cierto. El sabía que Kai era su prioridad.
—Como has visto, acabo de comer. No tengo hambre, y esta conversación es
una pérdida de tiempo. Sólo he venido a decirte que no permitas a los lobos ni a los vampiros que entren en la cueva mientras yo estoy allí. Lo estropearían todo, ¿sabes? Sólo pueden luchar con las brujas fuera.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que estropearían? ¿Qué estás pensando?
«He pensado lo que es necesario hacer», pensó Kyungsoo, pero no lo dijo en vozalta.—Y, de todos modos, necesito que me escuches. Tu padre…
«Está muerto». Eso ya lo sabía.
—Adiós, Chanyeol —dijo.
Se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla. Después, antes de que el lobopudiera agarrarlo, se teletransportó. Cuando llegó a su nuevo destino, la oscuridad se había transformado en rayos de luz, y se oían jadeos.
De repente, Kai se estaba mirando a sí mismo.
—Kai —dijo el, y su voz le acarició los oídos—. Kai, despierta.
Notó un dolor en la mejilla, y luego en la otra. Kyungsoo lo estaba abofeteando. Lentamente, él pestañeó, y mientras su propia imagen se desvanecía, la de Kyungsoo ocupó su lugar.
Estaba allí, con el.
—Márchate —le dijo con la voz quebrada—. Márchate ahora mismo. Si lo encontraban…
—Shhh.
Kyungsoo tiró de la hiedra que le aprisionaba las manos a Kai, pero cuando cortaba una rama, otra crecía en su lugar.
—¿Han convocado la reunión?
—No. ¿Qué hora es?
—Casi las doce de la noche. Ha comenzado la cuenta atrás —respondió el, sin dejar de tirar de la hiedra—. Nos han mantenido muy ocupados. Si no, habría venido antes.
—Déjame aquí e intenta que las brujas vuelvan a la cueva. Es la única manera de conseguirlo.
—No. Si no hago esto ahora, tal vez…
«Muera», pensó él.
—Y tú te quedarás aquí atrapado —susurró el sin dejar de cortar ramas de hiedra—. Eso no puedo permitirlo.
—¿Sabes dónde están las brujas?
«¿En qué estás pensando?», preguntó Mark.
Kai lo ignoró. En lo referente a las brujas, el alma no tenía ninguna objetividad.
Con un grito de frustración, Kyungsoo se colgó de la hiedra, trepó y arrancó la raíz con los dientes. Los brazos de Kai cayeron pesadamente a sus costados mientras el escupía las hojas.
—¿Las brujas? —preguntó él, masajeándose los hombros para recuperar la sensibilidad.
«No estarás pensando en hacerles daño, ¿verdad?», preguntó Mark.
«¿Y si es así?», le espetó J.B. con enfado. «¿Y si se trata de ellas o de nosotros?».
«Chicos, tenéis que…», comenzó a decir Eunhyuk, pero lo interrumpieron.
—¿Acaso es que no pudiste probar mi sangre, príncipe, y decidiste
encontrarme? —preguntó Jennifer—. Realmente, me siento conmovida.
—Sí, gracias por venir a vernos —dijo Marie—. Ahora ya no tendré que mandarte la invitación para la fiesta de esta noche.
Las brujas habían vuelto.
Al oír la voz de Jennifer, Kyungsoo se colocó delante de Kai con los brazos abiertos, como si fuera un escudo. Él la empujó a su espalda. Las brujas lo querían vivo; a Kyungsoo, no tanto. Cuando el intentó colocarse de nuevo ante él, él lo agarró por la muñeca.
—¿Acaso crees que no hemos notado el momento exacto en el que entraste en nuestro territorio, garrapata? —le preguntó Marie, mientras sus compañeras, una por una, entraban en la cueva y ocupaban sus asientos en las piedras. Todavía llevaban aquellas túnicas rojas—. Ahora podemos verte morir y deleitarnos sabiendo que tenemos un enemigo menos.
—No —ladró Kai, aunque tenía un sudor frío cubriéndole la piel—.
Convocad la reunión ahora.
—Lo haré —respondió Marie— en cuanto tú hagas el juramento de lealtad a nosotras.
—¿Y cambiar una condena a muerte por otra? No.
—Entonces, tú mismo te lo has buscado, Kim Jongin. Tenía la esperanza de que esto no sucediera, pero si no quieres ayudarnos, debes morir con tus amigos.
¿Hermanas?
Con los brazos extendidos y los dedos entrelazados, las brujas formaron un círculo.
Kyungsoo se puso muy tenso detrás de Kai.
—Cuando te dé la señal, agáchate —le susurró—. Yo me ocuparé de las brujas.
«¡No!», gritó Mark.
«Es la única manera», dijo Eunhyuk. «Como te ha dicho J.B, se trata de las brujas o de nosotros».
«¡Entonces, nosotros! A ellas no puede pasarles nada».
Kai se olvidó de ellos. En menos de un segundo había adivinado cuál era el plan de Kyungsoo y tuvo náuseas. El dolor de su pecho… el había borrado su marca.
Iba a liberar a la bestia, iba a permitir que el monstruo matara a aquellas brujas para protegerlo a él. Sin embargo, así también estaba acabando con cualquier posibilidad de que se convocara la reunión.
Kyungsoo había planeado morir, pero también llevarse consigo a todos los que habían amenazado a Kai y a su gente.
Kai tenía que impedirlo. Tenía que salvarlo. ¿De qué le serviría estar vivo sinel?
—Alto —dijo una voz suave, antes de que él pudiera elaborar su propio plan. Brendal entró en la cueva, y Baekhyun, visiblemente asustado, la siguió. ¡No!
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Premonición «Kaisoo»
FantasiPor una vez, el joven de dieciséis años Kim Jongin tiene todo lo que siempre ha deseado:Un hogar.Amigos.A el chico de sus sueños.Es una lástima que vaya a morir...Desde que llega a Crossroads, Oklahoma, el antiguo paria Kim Jongin ha llevado una bue...