Kai se encontró en una escena muy distinta a la anterior. Había anochecido, y estaba en un círculo, rodeado de brujas que vestían túnicas rojas. Estaba lloviznando y hacía mucho frío. Sin embargo, él no lo sentía, porque estaba junto a una hoguera que había en el centro del círculo.
Tenía un cosquilleo en la piel, y el vello de la nuca en punta. Miró a su alrededor.
La rubia estaba frente a él. Dijo algo en un idioma que él no entendió, y todas las mujeres se tomaron de la mano. Aquello lo sobresaltó, pero no se permitió dar un respingo.
Todo el mundo comenzó a murmurar algo. Kai escuchó. Estaban hablando en aquel idioma extraño. Aquello debía de ser un hechizo, pero… ¿para qué?
Mark repitió las palabras.
«Creo… creo que están pidiendo protección de las fuerzas oscuras».
Si Kai tenía alguna duda de que Mark era afín a las brujas, dejó de tenerla en aquel momento.
—Hay alguien que está dificultando nuestro poder —dijo la rubia de repente, y miró por todo el círculo—. Jennifer, ¿por qué no cantas?
Por fin, el nombre de la bruja. Jennifer. Algo muy humano.
En vez de responder, Kai se salió de aquel recuerdo y volvió a la mente de Jennifer. De nuevo, estaba ante las pantallas de televisión, que se balanceaban de atrás hacia delante.
¿Acaso aquel error había cambiado el futuro?
Miró a su alrededor. Chanyeol se estaba bebiendo un vaso de agua, y Kyungsoo estaba hablando de su deseo de salvar a los humanos. Gracias a Dios. Las cosas no habían cambiado. Aquella habitación no tenía ventanas, así que él no podía mirar al exterior para intentar deducir qué hora era. Lo intentaría una o dos veces más y después saldría de la bruja, con o sin información.
«Elige con cuidado», le dijo Eunhyuk. ¿Acaso estaba presintiendo algo? Hablaba con miedo, y no lo habría hecho sin un buen motivo.
Kai quería pedirle ayuda a Mark, pero no podía arriesgarse a que la bruja oyera su conversación. Muchas de aquellas pantallas pasaban por delante de él, con recuerdos de la niñez de Jennifer, otras de su adolescencia, algunas con un chico, otras llorando.
Entonces vio algo inesperado. El doctor Hennessy aparecía en sus recuerdos. Sin darse cuenta, Kai alargó una mano y tocó aquella pantalla, y se vio inmerso en aquel recuerdo. En aquella ocasión se encontró en el bosque que él atravesaba todos los días, sólo que la rubia estaba a su lado, y también el doctor Hennessy.
También en aquel momento era de noche y hacía frío. En la distancia se oía el aullido de los lobos.
La rubia se puso muy tensa.
—No te preocupes por los lobos —le dijo el doctor Hennessy—. No pueden sentir nuestra presencia, ni pueden vernos.
¿Y por qué? ¿Otro encantamiento? ¿Qué tipo de poderes poseía el médico?
—Entonces, ¿qué están haciendo aquí? —preguntó la rubia.
«Qué guapa», dijo Mark. «Y es mía, creo. Tengo que hablar con ella, Kai. Por favor».
«Shhh», siseó Kai, aunque no estaba seguro de si el alma lo oía o no. «¿Es que quieres que nos oiga Jennifer?».
«Éste no es momento de charlar, Mark», añadió Eunhyuk, que tal vez sentía los pensamientos de Kai. El vidente estaba más vinculado a él que las otras dos almas.
«Nunca es el momento».
—Seguro que lo mismo que vosotras —respondió el doctor Hennessy, aunque su voz sonaba diferente, más femenina—. Vosotras también habéis sentido la explosión de poder, Marie, y la atracción de ese poder es lo que os ha arrastrado hasta aquí.
Marie. Otro nombre. Aquella conversación debía de haberse producido cuando todas las criaturas llegaron a Oklahoma, sin saber, todavía, que Kai era el origen de aquella atracción.
—Sí —respondió Marie—. Es cierto. ¿Estás diciendo que no sois vosotros quienes nos habéis arrastrado a una trampa?
—Claro que no. Somos aliados. A menos que hayáis sido vosotras las que nos habéis atraído hacia una trampa. Para mí, esto es como la magia negra.
—Como bien sabes, nosotras no practicamos las artes oscuras.
—Entonces, seguimos siendo aliados. La tensión disminuyó.
—Eso es magnífico, pero admitir que seguimos siendo aliados no es el motivo por el que habéis convocado esta reunión, seguro. Y, por favor, ¿podrías quitarte la máscara? Así estás espantosa, y no puedo soportar mirarte un minuto más.
El doctor Hennessy frunció el ceño.
—El engaño es necesario.
—Con los humanos sí, pero no con nosotras.
—Oh, está bien.
Entonces, una luz blanca irradió de los poros de la piel del médico. Pronto, aquella luz explotó y se convirtió en una lluvia de chispas. Cuando aquellas chispas se disiparon, Kai se quedó boquiabierto. El doctor Hennessy se había convertido en la señora Brendal.
¿Eran la misma criatura?
«¿Estoy viendo lo que creo que estoy viendo?», preguntó Mark.
«Nunca me lo habría imaginado», dijo Eunhyuk.
«Yo… yo…». J.B. no pudo terminar el pensamiento.
Entonces, ¿por qué había ido la señora Brendal al rancho en su forma verdadera, y no como el doctor Hennessy? ¿Acaso Dan le había dicho al doctor Hennessy que iban a buscar otro médico? No, porque la invitación a la cena había sido antes de que Dan le diera la noticia. Aquello era… muy raro. Él… ella… era un hada.
—Mucho mejor —dijo Marie—. Y gracias.
De nuevo, Brendal se encogió de hombros, y miró a Kai con una ceja arqueada.
—Sé que soy bella, sí, pero no tienes por qué mirarme tan fijamente.
—Oh, lo siento —dijo Kai, y se miró los pies. Iba calzado con unas sandalias, y llevaba las uñas de los pies pintadas de verde. ¿Qué demonios…? Ah, sí. Estaba en el cuerpo de Jennifer.
Marie le dio un codazo y él alzó la mirada. Lo estaba observando con el ceño fruncido y con un gesto de irritación, como preguntándole que en qué demonios estaba pensando.
—Bueno, ¿y qué tenéis pensado hacer con respecto a la atracción? —preguntó Brendal.
—Antes, cuéntanos vuestros planes —replicó Marie. Brendal volvió a encogerse de hombros.
—De acuerdo. Debemos descubrir cuál es la fuente de la atracción. ¿Es humana? ¿Es algo hecho por el hombre? ¿Algo que acaban de encontrar bajo la tierra? —Brendal cerró los ojos un momento e inhaló profundamente, aunque no dejó de caminar—. Estamos muy cerca de esa fuente, sea lo que sea. La siento con más fuerza que nunca.
Kai intentó no encogerse.
—Yo también —dijo Marie.
—Yo también —repitió Kai—. ¿Y qué pensáis hacer cuando la encontréis?
—Eliminarla, por supuesto —dijo el hada.
—Tal vez debiéramos conservarla —sugirió Marie. Brendal pestañeó con desconcierto.
—¿Y por qué?
A la izquierda de Kai comenzaron a crujir unas ramas, y de repente aparecieron varios duendes. Movían las piernecitas más rápidamente de lo que él creía posible. Llevaban unas sonrisas malévolas en la cara y la boca ensangrentada. Entonces, dos lobos saltaron sobre ellos y los derribaron.
Un segundo después estallaron gritos agudos, gruñidos y rugidos, y súplicas, y al instante, se hizo el silencio. Tal y como había prometido Brendal, ninguno de aquellos seres sintió su presencia.
Kai miró con horror la escena. No reconoció a los lobos, y sabía que estaban haciéndolo para proteger a su gente, pero… era algo muy violento.
Brendal y Marie continuaron andando sin prestar atención. Cuando se dieron cuenta de que Kai se había quedado atrás, se volvieron. Con el ceño fruncido de nuevo, Marie le hizo un ademán con la mano para que avanzara. Él se apresuró a seguirlas, y retomaron la marcha.
—Esto es una oportunidad preciosa —dijo Marie, continuando con su explicación como si no hubiera ocurrido nada—. Supongamos que la atracción proviene de un humano, y no de un objeto inanimado. El poder de ese humano debe de ser tremendo, y no sólo nos ha atraído a nosotros, sino también a los vampiros y a los lobos. Si capturamos a ese humano, dominaríamos su poder y conseguiríamos atraer a nuestros enemigos hacia una trampa. Y si pudiéramos matar a los vampiros y a los lobos, nosotras ya no tendríamos que preocuparnos de que nos usaran como alimento o como conejillos de Indias para los experimentos, y vosotros tendríais protegidos a vuestros humanos de esas horrendas garrapatas.
«Garrapatas». Kai apretó los puños. Kyungsoo no era una garrapata.
—Ninguno de nuestros pueblos es muy famoso por su tendencia a compartir, Marie —replicó Brendal—. ¿Cómo íbamos a compartir a este humano? Si verdaderamente estamos buscando a un humano.
—Podemos llegar a un acuerdo de custodia. Es mejor eso que destruir algo tan poderoso.
Así pues, no querían destruirlo. Era bueno saberlo, y también era algo útil.
—A menos que algo tan poderoso se vuelva contra nosotros —repuso el hada. Marie suspiró.
—Sí, es verdad.
—Bueno, tendremos que seguir buscándolo y decidir cuando lo hayamos encontrado. Mientras, nos mantendremos informados de nuestros avances, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. Hubo un silencio.
Brendal miró a Kai.
—Tu aprendiza está muy callada. ¿Es que tú no piensas nada, chica?
De nuevo, Kai se ausentó de aquel recuerdo. No sabía lo que podía responderle al hada, y no quería alterar demasiado el futuro, así que volvió a imaginarse a sí mismo en el interior de la cabeza de Jennifer. En aquella ocasión, cuando estuvo en aquel rincón oscuro, se dio cuenta de que las pantallas de televisión ya no flotaban ante él.
¿Por qué? ¿Se había delatado? ¿O había alterado el futuro de verdad? Con un suspiro, Kai salió de entre las sombras.
«¿Quién está ahí?», preguntó Jennifer inmediatamente.
Kai no respondió. Sacó su cuerpo del de la bruja y se quedó ante ella, sudando y jadeando. Le fallaron las piernas y cayó de rodillas, y quedó a la altura de los ojos de la chica, aunque ella los tenía vendados y no podía verlo. La posesión de un cuerpo lo debilitaba siempre, pero no con tanta rapidez. Debía de haber estado dentro demasiado tiempo.
—¿Qué me habéis hecho? —gritó Jennifer—. Sois vosotros el motivo de mis lagunas, ¿verdad? ¡Acaba de ocurrir otra vez! ¡Respondedme!
«Lagunas». Así llamaba a los momentos en los que él había vuelto atrás. Entonces, había cambiado el futuro. Kai se sintió cansado, y se preguntó qué le habrían hecho.
«Está viva, sana y salva», dijo Mark con alivio. «Bien hecho, Kai».
—Gracias a Dios —susurró Kyungsoo, que apareció de repente tras él. Lo abrazó, y su energía se filtró en su cuerpo y lo fortaleció—. Creíamos que no ibas a salir nunca.
—¿Cuánto tiempo ha pasado?
—Seis horas.
Kai abrió unos ojos como platos. ¿Tanto? El día estaba pasando rápidamente, y apenas les quedaba tiempo.
—Ayúdame a levantarme —le pidió a Kyungsoo.
El le ayudó a incorporarse y le pasó una mano por la cintura. Salieron de la habitación, dejando allí a la bruja, que no cesaba de gritar, y lo llevó por un pasillo hasta otra habitación. Allí había un sofá y una silla.
—¿Dónde está Chanyeol? —preguntó Kai mientras se dejaba caer sobre el sofá.
—Se ha ido con Baekhyun a buscar algo de comer —dijo Kyungsoo, y se sentó a su lado—. ¿Has averiguado algo?
—Nada que nos pueda ayudar con la reunión.
A Kyungsoo se le hundieron los hombros de la decepción.
—Entonces, ¿qué has averiguado?
—Que tengo peor suerte de la que pensaba. El doctor Hennessy me hipnotizó y me tatuó las marcas, ¿sabes por qué? No es un doctor, sino un hada. Esa hada y las brujas están trabajando juntas, y han planeado atraparme y usarme como fuente de atracción para los vampiros y los lobos. Quieren llevaros hacia una trampa para poder aniquilaros. A ambas razas.
—Vaya. Eso es duro de asimilar.
—Lo sé, y siento mucho habértelo soltado así. Sin embargo, no entiendo por qué no me han atrapado. Tanto las hadas como las brujas saben que soy yo quien las atrae, y han tenido oportunidades de hacerlo.
—Tal vez porque te protegen los vampiros y los lobos.
—Tal vez.
—Bueno, ¿y qué vamos a hacer con respecto a la reunión?
«Tengo una idea increíble», intervino Mark. «Es la mejor idea que hayáis oído en la vida».
Eunhyuk gruñó.
«Sé lo que vas a decir. No le escuches, Aden».
«Ahora sí que estoy nervioso», añadió J.B.
Mark explicó su plan. Después, fue Kai quien gruñó.
Por supuesto, el plan de Mark era muy bueno para él, porque le gustaban mucho aquellas brujas y no pensaba con el cerebro, sino con las hormonas, pero de todos modos, a Kai no se le ocurría ninguna otra cosa para poder liberar a sus amigos del maleficio.
—Está bien, voy a entregarme —dijo. Entonces, Mark le dio unas palmaditas en la espalda.
A Kyungsoo se le escapó un jadeo. Negó tan violentamente con la cabeza, que los mechones de pelo negro le golpearon las mejillas.
—No. Eso es muy peligroso y…
—Es la única manera. Yo soy el que tiene que acudir a la reunión. Si fingimos que hemos soltado a Jennifer, podemos…
—¿Jennifer? ¿Quién es Jennifer?
—Nuestra encantadora rehén —dijo él—. Si la soltamos, ella querrá atraparme y llevarme ante sus amigas. Yo estaré con ellas. Me harán preguntas. Eso es una reunión, ¿no?
Kyungsoo se mordió el labio inferior.
—Pese a tu origen, tal vez decidieran destruirte.
Kai estaba dispuesto a correr aquel riesgo por Kyungsoo y por los demás. Le tomó la barbilla en la palma de la mano y notó su calidez y su suavidad.
—Se nos está acabando el tiempo. El se dejó acariciar.
—Bueno, pero no estoy dispuesto a que arriesgues tu vida. Dejaré que la bruja me capture a mí también, y así…
Él hizo un gesto negativo con la cabeza antes de que el hubiera podido terminar.
—Las brujas y los vampiros son una mala combinación, como bien sabes. Y siento decir esto, pero es más probable que me lleven con ellas si tú no estás presente. Además, tenemos que hacer esto antes de que llegue Chanyeol —añadió Kai. Sabía que el lobo no iba a permitir que su rey corriera ningún riesgo.
Sin embargo, lo que quería impedir a toda costa era que las brujas y las hadas destruyeran a los vampiros y a los lobos. No iba a permitir que Chanyeol y Kyungsoo se convirtieran en sus víctimas.
—Tú eres el rey —dijo Kyungsoo, agarrándolo por la pechera de la camiseta—, así que no puedo impedirte que hagas lo que deseas, pero tienes que…
—Yo no soy el rey —replicó él—. Soy tu novio. El le pidió, con la mirada, que li comprendiera.
—Y yo quiero que mi novio siga con vida. Kai se ablandó por dentro y por fuera.
—Voy a morir pronto, y los dos lo sabemos —dijo.
Hizo que soltara su camiseta y le deslizó las palmas de las manos por debajo de la tela, sobre su estómago, hasta las heridas encostradas que tenía por encima de las costillas. En la visión que le había mostrado Eunhyuk, él tenía cicatrices. Muy pronto, después de que las heridas hubieran cicatrizado, él moriría.
Sin embargo, no iba a permitir que el percibiera el miedo que sentía al pensar que iba a sufrir otro apuñalamiento. Debía proteger a sus amigos.
—Hay una diferencia entre saber que tal vez vayas a morir pronto, y correr tal peligro voluntariamente —gritó Kyungsoo.
—Escucha. Son heridas todavía. No han cicatrizado. Todavía me queda un poco de tiempo. Eso significa que las brujas no me van a matar.
El suspiró al oír sus palabras, y él supo cuál era el momento exacto en el que Kyungsoo había aceptado sus intenciones. La esperanza se le reflejó en el iris de los ojos, e hizo que brillaran como dos amaneceres gemelos sobre el mar.
—Entonces, ¿se supone que tengo que dejar, que te marches con la bruja y esperar que todo salga bien? —le preguntó Kyungsoo.
Kai asintió.
—¿Te asegurarás de que nadie me eche de menos en el rancho? Kyungsoo frunció el ceño, pero asintió.
—Gracias —dijo Kai—. Y, por si se te había olvidado, te quiero.
Entonces lo besó, profunda y minuciosamente, saboreando como si aquélla fuera la última vez que podía hacerlo.
Y tal vez lo fuera.
Metió los dedos entre su pelo, y el ladeó la cabeza para conseguir más y más contacto. En un momento dado, a Kai le pareció que notaba el sabor de la sangre, tal vez como si accidentalmente se hubiera rozado la lengua con los colmillos de Kyungsoo, pero ni siquiera eso le detuvo. De hecho, siguieron besándose en silencio, absortos el uno en el otro, hasta que la puerta de la cabaña se abrió y sonaron unos pasos.
Kai y Kyungsoo se separaron y vieron a los hermanos de Chanyeol, a unos metros, sonriendo.
—Bueno —dijo Kai, y se puso en pie. Se tambaleó, porque todavía estaba débil, pero no se cayó.
Kyungsoo se puso junto a él mientras se alisaba la camiseta rosa.
—Hola, chicos.
—Nunca pensé que vería el día en que Kyungsoo se dejaría besar de esa manera,¿verdad? —le preguntó Maxwell a Nathan.
Nathan se echó a reír.
—No se estaban besando. Se estaban devorando el uno al otro. Kai se ruborizó.
—Ya está bien —dijo. Después abrazó a Kyungsoo y le susurró al oído—: Distráelos, y yo me marcharé con Jennifer.
El le besó la mejilla y se alejó de él.
Entonces se volvió hacia los hermanos, que seguían sonriendo como bobos, y le tendió la mano a Maxwell.
—Agárrame.
—¿Por qué? ¿Quieres más besos? Claro, estoy dispuesto a todo —dijo él, y tomó la mano de Kyungsoo.
Al instante desaparecieron. Nathan se giró con el ceño fruncido, y Kyungsoo apareció junto a él. Lo agarró del brazo sin que el lobo pudiera evitarlo, y desapareció con él. Kai se quedó solo.
«¡Ahora!», ordenó Mark. «Tienes que actuar ahora».
«Kai», dijo Eunhyuk, «piénsalo bien».
—Ya no tenemos tiempo para pensar. Voy a hacerlo, y se acabó.
Con la barbilla alta, caminó por el pasillo hacia la habitación donde estaba la bruja, respiró profundamente y giró el pomo de la puerta.
ESTÁS LEYENDO
Premonición «Kaisoo»
FantastikPor una vez, el joven de dieciséis años Kim Jongin tiene todo lo que siempre ha deseado:Un hogar.Amigos.A el chico de sus sueños.Es una lástima que vaya a morir...Desde que llega a Crossroads, Oklahoma, el antiguo paria Kim Jongin ha llevado una bue...