Capítulo 29

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Otra llamada.
Kris intentó resistirse con todas sus fuerzas, pero la voz de Vlad lo llamaba, y sus pies se movieron antes de que él se hubiera dado cuenta de que  iba  a  dar un  paso. Bajó de un salto del tejado de la casa de su madre y su padrastro. Había estado mirando a su hermano de seis años, que estaba jugando bajo la llovizna, con la nariz roja y el abrigo empapado, temblando de frío mientras hablaba con  un  amigo invisible.
Kris había estado a punto de mostrarse un par de veces. Sin embargo, en ambas ocasiones había conseguido convencerse de que Ethan estaba mejor sin él, y había seguido escondido. En aquel momento, mientras se alejaba, sintió un dolor agudo en el lugar donde debería estar su corazón. No iba a volver nunca. Ethan era muy bueno, y tenía un futuro muy brillante. Kris sólo le había causado dolor.
Era hora de marcharse. El dolor se intensificó.
«Es lo mejor».
Dejó la mente en blanco mientras se alejaba de su barrio y se adentraba en la ciudad, donde parecía que todo el mundo estaba de fiesta. Había algunos chicos conduciendo y lanzando botellas de cerveza contra los edificios.
Otros estaban en la calle, bailando con una música que nadie oía. Entre ellos flotaba una mujer bellísima, con el pelo rubio y la piel brillante.
Miró a un chico a los ojos y le habló. El chico negó con  la  cabeza,  pero ella  volvió a hablar, y él se agachó y recogió la suciedad que lo rodeaba. Después, la rubia se fue a hablar con otro chico.
Había anochecido un buen rato antes. Los mitos sobre los vampiros y el sol no eran ciertos, puesto que Victoria podía estar a la luz del día sin consecuencias negativas. Vlad, sin embargo, ¿se quedaría reducido a cenizas? Ojalá.
«Ven conmigo…».
Estaba cada vez más cerca, y sintió miedo. Vlad ya no permanecía en su tumba, sino que se había escondido en la ciudad.
Kris torció la esquina de la lavandería, pero sólo vio una caja de cartón, y frunció el ceño. Sabía exactamente, como parecía que sabía siempre, dónde  estaba Vlad. Miró dentro de la caja y lo vio allí, con un humano muerto en el regazo, y con     la barbilla manchada de sangre.
La mayoría del cuerpo del rey estaba carbonizado todavía, pero ya se le veían partes de carne blanca y suave.
—La próxima vez que me hagas esperar me alimentaré de ti —dijo el rey con calma—. ¿Lo entiendes?
Kris se echó a temblar.
—Sí. Lo entiendo.
—Bien.  ¿Qué más has averiguado?
—Las brujas han atrapado a  Kai.
Vlad se echó a reír con tanta violencia, que terminó con un acceso de tos.
Cuando se calmó, contrajo los labios y mostró sus colmillos rojos de sangre.
—Ve con ellas, pero que no te vean.
¿Con las brujas?
—¿Y cómo voy a encontrarlas? Desaparecieron.
—Sientes la atracción de Kai, ¿no? Todos la sentimos. De mala gana, Kris asintió.
—Bien. Ha llegado el momento de que lleves a cabo tu tarea más importante. Tienes que matar a Kai. Apuñálalo en el corazón, como si fuera un sacrificio de  bruja.
—Yo… no puedo.
—Sí puedes. Escucha atentamente, y yo te explicaré cómo…

Baekhyun estaba muy asustado. Parecía que Kai había secuestrado a la bruja secuestrada y nadie sabía dónde estaban. Todavía. Kyungsoo le había dicho a Chanyeol lo  que había pasado, lo que había planeado Kai, y después se había teletransportado, antes de que Chanyeol pudiera gritar. También, antes de que Chanyeol hubiera  podido  contarle que su padre seguía con vida. ¿Adónde había ido el príncipe? ¿A ayudar a Kai?
Y, Dios, ¿cómo iba a reaccionar a la noticia de que Vlad seguía vivo? Baekhyun  no había llegado a conocer al antiguo rey de los vampiros, y todavía estaba tambaleándose. Después de descubrir la verdad, Chanyeol y el habían  recorrido  el  jardín en busca de Vlad, pero no habían hallado ni siquiera una pista.
Chanyeol estaba angustiado. Baekhyun  nunca lo había visto tan disgustado. Su  nuevo rey, y el príncipe, se encontraban en peligro, y él no los había protegido. Por lo menos, tanto sus hermanos como él todavía sentían la atracción de Kai. Bueno, siempre y cuando no estuvieran con Baekhyun. Cuando Baekhyun estaba con ellos,     y él estaba a su lado, todavía sentían  aquella atracción, pero con menor intensidad.  Así pues, tenían que iniciar la búsqueda de Kai. Sin el.
Baekhyun había pensado en  buscar a Kyungsoo durante aquel tiempo, pero su  idea había sido descartada rápidamente. ¿Por dónde iba a empezar a buscarlo? No podía ir solo a la mansión de los vampiros, y el hecho de conducir por la ciudad no habría servido de nada.
Así que allí estaba, en casa. Chanyeol lo había llevado en coche y lo había dejado  junto a la puerta después de darle un rápido beso. El se había pasado la última hora con su padre, abrazándolo, queriendo decirle que lo quería mucho. Él se reía y bromeaba con el, y parecía que habían retrocedido en el tiempo, al momento
anterior a que el hubiera averiguado la verdad sobre su  padre.  La  voz  de autoridad de Kyungsoo debía de haber funcionado a la perfección,  porque  él  no  le había preguntado dónde había estado ni una sola vez.
Sin embargo, Baekhyun se sentía más y más nervioso a cada  minuto  que  pasaba. ¿Estaría bien Kai? ¿Estarían bien Chanyeol y Kyungsoo? ¿Era aquélla su última noche con vida?
—Te has distraído otra vez —le dijo su padre con una sonrisa de impaciencia.
Estaban sentados a la mesa de la cocina jugando a las cartas. El robó un naipe  de la baraja para continuar con la partida.
—¿No vas a contarme lo que te pasa?
—Estoy bien, papá. No me pasa nada.
—¿Tienes algún problema con Chanyeol?
Chanyeol, su dulce Chanyeol. Aquel chico con el que iba a salir una vez más,  y con  el  que no volvería a hablar nunca. Al pensarlo, se le encogió el corazón.
—Papá, ¿qué hace uno cuando sabe que no es bueno para la persona a la que quiere?
Su padre la miró con atención. Después suspiró y dejó las cartas a un lado.
—No sabía que Chanyeol y tú habíais llegado a la etapa de estar enamorados. El se ruborizó.
—No nos lo hemos dicho todavía, no. Él se relajó un poco.
—¿Y por qué piensas que él no es bueno para ti, cariño? —le preguntó con suavidad.
Baekhyun se movió con incomodidad en el asiento. No podía decirle que era al revés. Que era el el que no le convenía a Chanyeol. Su padre no se lo creería.
—¿Qué le dirías a un paciente que te hiciera la misma pregunta? Él sonrió.
—Veo lo que estás haciendo. Eludir la pregunta. Te he enseñado bien. ¿Me estás preguntando lo que le diría a un paciente que no quiere hacerme partícipe de los detalles?
El asintió.
Su padre volvió a suspirar.
—Le diría que se hiciera una pregunta muy importante. ¿Le va a causar daños  esa persona, en el plano emocional, o daños físicos? Si la respuesta es afirmativa, siempre les digo a mis pacientes que deben terminar con esa relación. Siempre. Ya.
¿Es que tengo que sacar la escopeta? ¿Qué ha hecho ese chico?
El se echó a reír.
—Tú odias las armas y no tienes escopeta. Además, Chanyeol no me ha hecho daño  de ninguna manera. Nunca me lo haría. Es muy protector.
«Y yo tengo que ser protector con él».
—¿Ése es el problema? Puedes contármelo. Esto es un espacio seguro. El se rió de nuevo, aunque en aquella ocasión fue una risa forzada.
—Tal vez eso sea cierto con tus pacientes, pero nunca ha sido así conmigo —respondió Baekhyun. Lo entendía. Al fin y al cabo, el era su hijo. Todo era personal—. Bueno, de todos modos —dijo, cambiando de tema rápidamente—, también me estaba preguntando otra cosa. Si tuvieras un día más de vida, sólo uno,
¿qué querrías hacer?
—¿Es que has pensado en matarme? El puso los ojos en blanco.
—Vamos, no te lo tomes a broma.
—Nunca me habías hecho una pregunta tan morbosa, pero creo que puedo seguirte la corriente —dijo su padre—. Contrataría un seguro de vida millonario para que tú tuvieras de todo, y después me pasaría el resto del día aquí, contigo.
A el se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Gracias.
—Y querría contarte una cosa, porque he aprendido muy bien la lección sobre guardar secretos.
La mente de Baekhyun se concentró en una sola palabra: «secretos». Sintió pánico, y el corazón se le aceleró.
—¿Có-cómo?
—Bueno, he conocido a alguien —dijo su padre, y se ruborizó. Baekhyun abrió unos ojos como platos.
—¿De verdad? ¿Quién es? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¡Cuéntamelo todo! Él se echó a reír.
—Cuántas preguntas a la vez. Sí, de verdad. La conocí ayer en el supermercado.
Y, bueno… le pedí una cita.
—¡Papá!
—Hace siglos que no salgo con nadie, pero no pude resistirme. Ella es muy inteligente, y también muy guapa.
Baekhyun se alegraba. Su padre se merecía ser feliz.  Sobre todo, si el… si  el… No, no quería pensar en eso. Él se merecía ser feliz, sin más.
—No me estás contando los detalles. ¿De qué hablasteis? ¿Cómo es? ¿Dónde la vas a llevar?
Sonó el timbre, y ambos se sobresaltaron. Su padre sonrió con timidez.
—Retomaremos esta conversación enseguida. Voy a abrir la puerta.
Se levantó de la silla y salió de la cocina mientras Baekhyun recogía las cartas y  se maravillaba por el giro que habían dado las cosas. Su padre iba a salir con una mujer. Bueno, había salido una o dos veces durante aquellos años, pero nada serio, y nada que le iluminara la cara como aquello. Su interés siempre había sido mínimo.
Segundos después,  Baekhyun  oyó una voz femenina y una risa.  Era la risa de  su padre, y tenía una cualidad dulce. ¿Qué estaba pasando allí?
—Baekhyun —dijo su padre—. Ven, cariño.
El fue al salón con las manos metidas en los bolsillos  de  los  vaqueros.  Su padre estaba allí, sonriendo como un bobo y  diciéndole algo a una mujer rubia,  joven y guapísima, que llevaba una blusa y una falda blancas. Tenía un cutis perfecto, casi demasiado perfecto. Tenía unos rasgos adorables. ¿Sería aquélla la misteriosa  mujer del supermercado?
Baekhyun carraspeó.
Su padre la miró, irradiando tanto entusiasmo, que el tuvo que apartar la mirada.
—Baekhyun, ésta es la mujer de la que te estaba hablando.
La rubia asintió a modo de saludo, aunque no apartó la mirada de su padre. Le estaba dando unas palmaditas en la mejilla, como si fuera un cachorrito.
—Baekhyun, he oído hablar mucho de ti.
¿En una conversación en el supermercado? «Vamos, no seas malo». Aquello era algo muy positivo.
—Me alegro de conocerla —dijo Baekhyun .
Por fin, la recién llegada se volvió hacia ella, y Baekhyun jadeó de espanto. Aquellos ojos tan brillantes, tan grandes, castaños… y la piel resplandeciente…  Aquella mujer no era humana.
Aquella mujer era un hada.
—Deje en paz a mi padre —ladró Baekhyun—. Él no ha hecho nada…
—Baekhyun —dijo él, que  se había  quedado horrorizado  y decepcionado por  su comportamiento—. Esto no es…
—Sé bueno y ve a tu habitación —le dijo el hada—. Quédate allí, oigas lo que oigas.
—Por supuesto —respondió él, y se marchó sin decir una palabra más. Subió     las escaleras sin mirar atrás.
Baekhyun tuvo ganas de echar a correr, pero se mantuvo en su sitio. Protegería    a su padre fuera como fuera. Sin embargo, nunca se había enfrentado a un hada,  y  sólo sabía lo que le habían dicho Chanyeol y Kyungsoo.
No podían controlar a la gente con la voz, como los  vampiros,  pero  los  humanos se quedaban tan subyugados con ellas, que obedecían sin cuestionar nada. Anhelaban el poder, y no podían soportar que alguien fuera más fuerte que ellas. Por dentro eran frías como el hielo, y ansiaban el calor con desesperación.
Pese a todo eso, o quizá por eso, se consideraban protectoras de la humanidad.
Baekhyun era parte de esa humanidad. Tal vez. Con su habilidad… Abrió la boca para decir algo, aunque no sabía qué.
—No llames a tu novio —le dijo el hada—. En este momento, los lobos  están  muy ocupados luchando contra una horda de duendes. Yo me he asegurado de  ello.   Y sólo conseguirías distraerlos. ¿Quieres tener su sangre en las manos?
Baekhyun tragó saliva.
—No iba a gritar. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién eres? ¿Qué quieres?
—Me llamo Brendal, y creo que el motivo por el que estoy aquí es evidente.
Quiero que vengas conmigo.
—¿Por qué?
—Las respuestas llegarán más tarde.
—No. ¿Has engañado a mi padre para llegar hasta mí?

—Claro. Hacemos lo que es necesario.
Sin pizca de remordimiento. Arpía. Baekhyun sintió ira.
—Vamos, ven —dijo Brendal, y le hizo un gesto para que la siguiera.
Baekhyun alzó la barbilla. El no sentía ningún  impulso de obedecer al hada.  Tal vez fuera por su habilidad de anular los poderes de las otras criaturas. Tal vez, aunque su padre había subido las escaleras sin rechistar. «Recuerda lo que te dijo Kyungsoo, que tu habilidad no funciona en alguien que tenga habilidades naturales».
—Creo que me voy a quedar aquí, gracias. El hada entrecerró los ojos.
—Deseas respuestas. Bien. Quiero que me sigas porque eres útil para mí. Tú repeles, mientras que tu amigo Kai atrae. Tú anulas, mientras que él magnifica. Tú también eres un arma, aunque seguramente no te des cuenta.
—Tendrás que esforzarte más.
—Él los atrae, y tú los aniquilas. Sí, claro.
—¿Y a quién tengo que aniquilar?
—Al enemigo, por supuesto.
Según las hadas, los enemigos eran los vampiros y los hombres lobo.
—¿Por eso has venido? ¿Piensas que voy a ayudarte?
—A mí no. ¿Acaso no deseas ayudar a tu amigo Kai? A Baekhyun se le encogió el estómago.
—¿A qué te refieres?
—Las brujas lo han atrapado, y no están muy contentas con él. Y sí, sé que es necesario que convoquen una reunión, y que seguramente vas a morir mañana. Sin embargo, Kai te quiere, y se niega a darles a las brujas lo que quieren hasta que convoquen la reunión para salvarte la vida a ti y a vuestros amigos. También se niega  a darme a mí lo que yo quiero.
—¿Y qué es lo que quieres tú?
—Saber lo que le  pasó a mi hermano.  Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa  para averiguarlo. Incluso… traicionar a mis aliadas. Por eso  tienes  que  venir  conmigo, Baekhyun .
El negó con la cabeza. No podía permitirse el lujo de confiar en aquella hada.
—No. Ya te he dicho que me voy a quedar aquí. Brendal arqueó una ceja.
—Si le dijera a tu padre que se suicidara, él obedecería rápidamente. Tal vez tu habilidad para aminorar mi influencia lo detuviera, pero yo podría llamar a otros de  mi raza. Ellos pueden sacarte de aquí, y entonces…
Baekhyun tuvo el impulso de lanzarse hacia el hada  y  destrozarla  por  amenazar a su padre, pero la promesa de que Brendal llamaría a otros para que la ayudaran la detuvo.
—¿Y cómo quieres que te ayude, exactamente?
—Ya te lo he dicho. Ven conmigo. Tú debilitarás a las brujas  mientras  yo  consigo al chico.

—¿Y eso es todo?
—Sí.
—¿Y qué harás con Kai?
—En cuanto me diga lo que quiero saber, lo liberaré.
O intentaría asesinarlo. Porque Baekhyun  sabía cuál era la respuesta a la pregunta de aquella hada, y sabía que no iba a gustarle. Su hermano estaba muerto, y Kai era el motivo.
—¿Lo liberarás, pase lo que pase? Ella asintió.
—Pase lo que pase.
—¿Y cómo voy a confiar en ti?
—No tienes otra opción.
Dios, ojalá Chanyeol estuviera allí para decirle si las hadas cumplían sus promesas o no.

—¿Y qué pasa con la reunión de las brujas?
—Yo no puedo obligarlas a que la convoquen. Por lo menos, en eso había sido franca.
—Está bien. Te ayudaré. Después de eso…

Premonición «Kaisoo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora