En el rancho, Kai comió un sándwich. O cinco. Después se duchó, mientras el señor Thomas permanecía fuera de la ducha, gritándole. Él apoyó las manos a cada lado del grifo y dejó que el agua caliente le cayera directamente en la cara, intentando no preocuparse por el hecho de que su primera ducha en pareja fuera con un tipo.
—Hueles como mi hermana —rugía el hada—. ¿Dónde has estado? Así que la señora Brendal no mentía.
—Háblame de ella. De tu hermana —le ordenó Kai.
—¡No se te ocurra tocarla! ¿Me oyes? Antes te mataré.
—Te oigo. Aunque sé que te va a resultar difícil cumplir con tu amenaza, porque tú eres el que está muerto.
No debería animar aquella conversación, pero tenía la esperanza de que Thomas aceptara lo que era y se callara.
—De todos modos, que conste que no tengo intención de hacerle nada a tu hermana.
Hubo una pausa. Corta, como siempre.
—Quiero marcharme. ¿Por qué no puedo hacerlo?
—Para poder irte de este mundo tienes que hacer en la muerte lo que lamentas no haber hecho en vida —dijo Kai, dándose la vuelta. Eso lo sabía con seguridad, porque así era como había perdido al dulce y maternal Heechul.
Thomas se cruzó de brazos.
—Mi último deseo era matarte.
—Entonces, supongo que estamos condenados a vivir juntos, porque tú no puedes agarrar un arma —dijo Kai, y cerró el grifo. Salió de la ducha y tomó una toalla.
Thomas continuó despotricando, pero Kai se aisló con facilidad. Y no por efecto de ninguna medicación.
Durante el trayecto de vuelta a casa, Dan le había dicho que continuara tomando las nuevas pastillas para prevenir cualquier susto como el del día anterior. Incluso había acompañado a Kai a su cuarto, y le había observado mientras él se ponía la píldora en la lengua y bebía agua. Por supuesto, en cuanto Dan se marchó, Kai escupió la pastilla. Debía de estar mejorando mucho en su capacidad de meter en compartimentos cada una de sus distracciones, como había hecho con Shannon en el bosque. O tal vez estuviera demasiado distraído como para escuchar.
¿Qué le había hecho el doctor Hennessy? Había comenzado a contarle a Dan lo de la hipnosis forzada, pero había cambiado de opinión en cuanto Dan se había
mostrado partidario de que tomara las pastillas.
Kai se secó y se sujetó la toalla en la cintura. Fue a su habitación y la encontró vacía. ¿Dónde estaba Shannon? Oyó murmullos en la otra habitación, aparentemente de enfado, pero la puerta estaba cerrada y no distinguió quién estaba discutiendo con quién. A aquellas horas de la noche, los chicos se encerraban en sus habitaciones y hablaban con sus compañeros.
Con un suspiro, Kai se puso sus acostumbrados pantalones vaqueros y una camiseta.
—¿Vas a salir otra vez? —gritó Thomas, exigiendo su atención. El fantasma se paseaba de un lado a otro de la habitación—. ¿Adónde vas? ¡No puedes dejarme aquí!
«Ponte algo más sexy», le recomendó Mark a Kai. «Vamos a ver a Kyungsoo».
«Déjalo en paz», dijo Eunhyuk. «Tenemos cosas más importantes en las que pensar. De veras, nadie ha mencionado desde hace días a los padres de Kai. ¿Cuándo vamos a empezar a buscarlos? El hecho de encontrarlos nos beneficiaría a todos».
Sus padres. Él había conseguido no pensar en ellos durante aquellos días, y el recordatorio de Eunhyuk fue como si lo empujaran delante de un autobús en marcha.
Ellos lo habían abandonado cuando apenas sabía andar, y nunca habían vuelto a interesarse por él. Los odiaba por haber hecho eso; sin embargo, tenía que hablar con ellos cuanto antes. Tal vez ellos supieran por qué era como era. Tal vez tuvieran un pariente que se pareciera a él.
Y tal vez pudiera dar con información valiosa sobre Mark, Eunhyuk y J.B. mientras los buscaba. Como por ejemplo, quiénes eran en vida y cuál había sido su último deseo. Entonces, podría liberarlos. Si todavía querían irse.
«¿Estás ansioso por morir, o algo así?», le preguntó J.B. al vidente.
Kai había temido aquella conversación, porque tenía miedo de las respuestas.
«Sí. No. No lo sé. Tengo curiosidad por saber quién era. Tal vez, como Heechul, yo conocía a los padres de Kai. Tal vez hice algo maravilloso en mi vida. Saberlo sería agradable. Y como mínimo, cuanto más podamos averiguar sobre las habilidades de Kai, mejor equipados estaremos para ayudarlo a enfrentarse con lo que está ocurriendo a su alrededor estos días».
«Bueno, yo tengo hambre», dijo Mark. Kai supuso que el alma estaba tan asustada como él. «Hazme un favor y ve a ver si la señora Reeves tiene sándwiches de sobra en la cocina».
—Un minuto —dijo Kai, mientras se ponía las botas.
—Te he hecho una pregunta —rugió Thomas—. ¿Adónde vas? ¡Respóndeme!
—¿O qué? ¿Me vas a dar una torta? —preguntó Kai con sarcasmo. Se abrió la puerta, y entró Shannon. Se detuvo y miró a Kai.
—Estás muy bien —dijo, y se ruborizó, como había hecho antes—. No-no qu- quería…
—Lo sé —dijo Kai, riéndose—. No te preocupes. Thomas se quedó callado e inmóvil, escuchándolo todo.
—Me-me alegro de haberte alcanzado.
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Premonición «Kaisoo»
FantasyPor una vez, el joven de dieciséis años Kim Jongin tiene todo lo que siempre ha deseado:Un hogar.Amigos.A el chico de sus sueños.Es una lástima que vaya a morir...Desde que llega a Crossroads, Oklahoma, el antiguo paria Kim Jongin ha llevado una bue...