Kai se despertó con la cabeza más clara que nunca, pero también un poco fastidiado. Estaba en la mansión de los vampiros, recordaba que Kyungsoo lo había llevado allí, y que se habían besado. Él lo había alimentado y lo había amado, pero en aquel momento estaba solo en su enorme cama, y no había ninguna señal de que el hubiera estado con él. No parecía que Kyungsoo quisiera comer más, ni besar más.
Por lo menos, Kai no se sentía ansioso por volver a ser mordido, así que no se había convertido en un esclavo de sangre la noche anterior.
Se incorporó y miró a su alrededor. La habitación era blanca, tal y como él recordaba, y Kai entendía el motivo por el que Kyungsoo había elegido un lienzo tan vacío. Su padre encajaba por completo en el estereotipo del vampiro perverso: negro, negro y más negro. Kyungsoo adoraba los colores, pero no estaban permitidos, así que el había hecho lo mejor que podía hacer en aquellas circunstancias, que era lo contrario a lo que quería su padre.
Una pequeña rebelión, pero muy ilustrativa. Kyungsoo no quería ser como su padre. Allí, en su refugio privado, se había permitido ser el mismo.
«Este sitio me da miedo», dijo Mark.
—¿Por qué? —preguntó Kai mientras se miraba. Todavía llevaba los vaqueros y la camiseta, pero no tenía ni las botas, ni los calcetines ni las dagas. ¿Se los había quitado Kyungsoo? ¿Había puesto sus manos sobre él? Ojalá hubiera estado despierto.
«Porque aquí no hay chicas desnudas». Kai se echó a reír. Típico de Mark.
«Pues a mí me gusta», dijo JB. «Si pusiéramos nuestra ropa en el armario, sería más parecido a un hogar que el rancho».
—¿Y por qué dices eso? —preguntó él, mirando el armario en cuestión.
«Porque es casi como si estuviéramos en mitad de un libro sin escribir. No hay nada, salvo páginas en blanco».
«Eso significa que podríamos escribir la historia que quisiéramos. Y de todos modos, no veis esta habitación tal y como será algún día», intervino Eunhyuk. «Hay colores, muchos colores preciosos».
Aquello hizo sonreír a Kai.
—¿Y yo estaré aquí? Eunhyuk no respondió.
Kai se lo tomó como un «no», y se despidió de su buen humor incipiente.
¿Cómo podía haber olvidado que iba a morir? «No quiero morir», pensó.
Antes, había aceptado su muerte inminente; entonces, lo habían apuñalado en el corazón para poder salvar a Thomas del dolor. Después había empezado a tener ideas alocadas de cambiar su futuro, aunque sabía que eso sólo serviría para empeorar su muerte. ¿Había algo peor que ser apuñalado? Bueno, ver morir a sus amigos era mucho peor. Aquello fue un recordatorio horrible de que tenía mucho trabajo que hacer.
—¿Se os ha ocurrido alguna idea sobre dónde puede ser la reunión? ¿Eunhyuk?
«No».
—¿Mark?
«Ojalá lo supiera, Kai, pero no tengo nada».
Quedaba sólo un día, y no habían hecho ningún progreso durante los seis días anteriores. No había averiguado nada al respecto, y se sintió culpable. Sí, le había mordido un duende y había tenido que soportar la fiebre del veneno, se había reunido con los vampiros, y había muerto dos veces. Pero en lo referente a la seguridad de sus amigos, no había excusas válidas para aquella falta de resultados.
La puerta se abrió y Kyungsoo apareció en el hueco, vestido con una camiseta rosa y un mini short azul. Tenía el pelo revuelto. Era un pelo negro y brillante. Se había puesto lazos verdes entrelazados en los mechones. Nunca había tenido un aspecto tan humano. Ni tan espectacular.
—Te he hecho el desayuno —dijo con una sonrisa mientras se acercaba a él. Cerró la puerta con el pie tras el, porque llevaba una bandeja en las manos—. Nunca había cocinado, pero me ha ayudado uno de los esclavos de sangre. Espero que te guste el resultado —explicó, con algo de nerviosismo.
Kai notó una opresión en el pecho.
—Gracias. Estoy seguro de que me va a encantar. Y, si no le encantaba, el nunca iba a saberlo.
Sin dejar de sonreír, Kyungsoo se sentó en la cama, junto a él, y se colocó la bandeja en el regazo.
—No quiero meterte prisa, pero te esperan abajo. No he podido mantener en secreto tu presencia porque todo el mundo la percibió, y como estás aquí, al consejo le gustaría que presidieras su reunión matinal.
El olor de las tortitas, las salchichas y el sirope le llegó a la nariz, y Kai notó que se le hacía la boca agua.
—No tenemos tiempo para ir a ninguna reunión —dijo, aunque no pensara ir al instituto, tampoco.
Ni siquiera sabía si era un día lectivo. No lo recordaba. Sin embargo, tenían que obtener respuestas de la bruja. Se les había acabado el tiempo.
—Sólo durará una hora, y lo mejor será que vayas. Han decidido no castigarme por contravenir las normas y verte, porque estaban desesperados por hablar contigo. Si no lo haces, te perseguirán. Si lo haces, podrás marcharte tranquilamente después.
Era una recompensa que merecía la pena.
—¿Y qué esperan de mí?
Tomó un bocado de tortita, y se distrajo. Tenían demasiada sal y estaban crudas por el centro, pero él no se permitió ni una objeción. Masticó y tragó.
—¿Y bien? —preguntó el de manera vacilante.
—Deliciosas —dijo Kai, y sonrió. El también.
—Me alegro. Bueno, ¿y qué te parece mi ropa? —Kyungsoo se puso en pie y giró sobre sí mismo—. Me lo ha prestado todo Stephanie.
—Estás increíble —dijo él. Y era cierto.
La sonrisa de Kyungsoo aumentó. Volvió a sentarse junto a Kai, apretando su cadera contra la de él. Todo aquel calor, y su blandura…
—¿Estás nervioso? —le preguntó, con la voz más ronca de lo que hubiera querido—. ¿Por la reunión?
Kyungsoo no tuvo que preguntarle a qué reunión se refería. Ya no estaban hablando del consejo. Asintió.
—Hace un rato, Chanyeol me ha contado que fue anoche a la ciudad, y que no había ninguna bruja. Si se han marchado de Crossroads, significa que nos han dejado aquí para que muramos.
Kai frunció los labios y recordó el momento en el que Kyungsoo, Chanyeol, Baekhyun y él habían estado rodeados de brujas en el bosque, una semana antes.
«Convocaremos una reunión dentro de una semana», dijo una de ellas, «cuando lleguen nuestros mayores. Tú asistirás a ella, humano. Si no lo haces, la gente que está en este círculo morirá. No dudes de mi palabra».
—Sólo tengo que asistir yo —dijo él, después de tragar un bocado de revuelto sin cuajar—. Pero estaban esperando a que llegaran sus mayores. La bruja a la que hemos atrapado nos dijo que llegarían cualquier día de éstos, así que tal vez ya hayan llegado —añadió, y abrió mucho los ojos—. Puede que no tengamos que buscarlas. Puede que ellas me encuentren a mí.
—Eso espero, pero las destruiré si te hacen el más mínimo arañazo. Aunque no debemos confiarnos demasiado. Si nos equivocamos…
Todos aquéllos a quienes él quería morirían. Kai perdió la esperanza. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo iba a conseguir la información que estaba buscando? Mientras terminaba la comida, haciendo algunos ruiditos de deleite como si estuviera comiendo algo celestial, las almas le dieron algunas ideas.
Sobre todo, sugirieron poseer el cuerpo de la bruja que tenían de rehén, ir a la ciudad y gritar hasta que apareciera alguna de sus amigas. No estaba mal pensado, pero Kai podía terminar en la cárcel por alteración del orden público, o algo así.
Sin embargo, la idea de la posesión… Eso podía funcionar.
—Lo que vamos a hacer es esto —dijo decididamente—. Cuando terminemos con tu gente, me llevarás a la cabaña. Poseeré el cuerpo de la bruja y viajaré hacia atrás en su vida, hacia la semana pasada y los días siguientes, para ver si habla de nosotros.
Kyungsoo abrió unos ojos como platos.
—¡Qué buena idea!
—Gracias —dijo él.
Sólo esperaba no encontrarse con electricidad estática, como cuando había estado en la cabeza del doctor Hennessy.
Un momento, ¿cómo? ¿Cuándo había estado él dentro de la cabeza del médico?
—Antes de que te enfrentes a la bruja, tienes que hacerte marcas protectoras — dijo Kyungsoo, y lo apartó de aquellos pensamientos—. Y tal vez yo me haga algunas otras. Creo que ya te había contado que mi bestia ruge para que la libere muy a menudo, últimamente. Desde que nos besamos en el coche… Casi no puedo soportar cómo ruge en mi cabeza. Me da mucho miedo. ¿Y si sale y toma forma sólida? ¿Y si te ataca? Eso es lo que parece que quiere hacer.
—No, no creo que me atacara.
Aunque Kai no podía estar seguro de eso hasta que se enfrentara de verdad a la bestia, recordaba cómo había intentado alcanzarlo, como si quisiera acariciarlo, no hacerlo pedazos. Sin embargo, tal vez estuviera equivocado, porque se había equivocado en muchas otras cosas.
—Bueno, vamos a dejar esa preocupación para más tarde, ¿te parece?
—Tienes razón. Vamos. Te acompaño a la reunión, y mientras tú estás con el consejo, yo reuniré todo lo necesario para hacernos las marcas.
Kai y los consejeros estaban en una habitación negra: paredes negras, mesa negra de metal, sillas negras, techo abovedado y negro, del que colgaba una lámpara de araña de cristales negros. La única decoración que había eran aquellos extraños símbolos, las marcas de protección, por todas las superficies planas de la estancia.
Todas las miradas estaban clavadas en él, y algunas, en el pulso que le latía en el cuello. Algunos de los vampiros se relamieron, incluso. Él casi temía que pidieran un aperitivo, y su sangre fuera la única comida disponible.
«In-có-mo-do», canturreó Mark.
«Puede que debamos hacer algo», murmuró J.B. Eunhyuk suspiró.
«Quiero marcharme. Esto no me gusta». Kai carraspeó.
Varios de los hombres agitaron la cabeza y se concentraron.
—Hay muchas cosas que debemos tratar hoy, así que comencemos —dijo uno de ellos—. Primer punto: se han hecho muchos desafíos.
—¿Desafíos?
Con aquella pregunta, se ocasionó una conversación a su alrededor, como si él no estuviera presente.
—Varios miembros de nuestra élite desean medirse con él para disputarle el trono.
—Me sorprende que no le hayan cortado el cuello al chico mientras dormía.
—Piensan que no es necesario andarse con secretismos, porque es demasiado débil como para dominarlos. Claro que, van a llevarse una sorpresa.
—Cualquiera que sea lo suficientemente fuerte como para matar a quien mató a Vlad se merece nuestro respeto. Pero creo que si se han negado a hacer un ataque sorpresa es, sobre todo, porque desean que toda la congregación sea testigo de la derrota del nuevo rey. Y tener tanta confianza y seguridad en uno mismo es estúpido, en mi opinión. Se merecen lo que les pase.
—Y no olvidéis a los lobos. La élite quiere actuar con honorabilidad para no causar la ira de los lobos.
«Muy agradable», pensó Kai. Sin embargo, no podía preocuparse de nada de aquello en aquel momento.
—Hola a todo el mundo. ¿Se han percatado de mi presencia? Estoy aquí, y les agradecería que me hablaran —dijo. Ellos asintieron, avergonzados, y Kai añadió—: Gracias. Ahora me complacería tratar de sus preocupaciones.
—Estamos de vuestro lado, Majestad.
—Y yo se lo agradezco. Por favor, díganles a mis detractores que acepto su desafío. Más tarde. Fijaremos la fecha… ¿dentro de dos semanas?
Con suerte, para entonces ya estaría resuelto el problema con las brujas, y él ya habría elegido un sustituto para sí mismo, así que los desafíos no serían necesarios.
La idea de encontrar un sustituto lo enfureció. Demonios, no. Se apartó aquella estúpida emoción de la cabeza.
«¿Qué estás haciendo?», le preguntó Eunhyuk. Mark soltó un jadeo.
«¿Vas a luchar contra ellos de verdad?», preguntó.
—Excelente. No tenemos ninguna duda de que os tomaréis vuestros deberes muy en serio —dijo alguien.
Todos los miembros del consejo asintieron, y uno de ellos dio con un mazo sobre la mesa.
—Punto segundo —dijo.
—El uso de colores —respondió alguien—. Ha habido quejas.
—¿Por qué habéis autorizado el uso de esos colores tan… humanos? No es que desee cuestionar vuestro juicio, pero tenemos ciertas tradiciones que…
Todos los consejeros lo miraron. Eran muy serios, muy graves.
—Yo soy humano —les recordó él. Hubo algún murmullo.
—Tal vez, si limitáramos el uso del color a las habitaciones privadas…
—Y a la ropa —dijo Kai, recordando a Kyungsoo con aquella camiseta rosa. Hubo un suspiro, y varios asentimientos.
—De acuerdo —dijo el consejero que tenía el mazo. Después dio otro martillazo y prosiguió—: Punto tercero. Las citas.
—No les habéis dado suficientes oportunidades a las otras muchachas, Majestad, y anoche en el dormitorio con el Príncipe Kyungsoo.
—No necesito darle oportunidades a nadie —dijo Kai—. Sé lo que quiero. Sé a quién quiero. Dejé eso bien claro desde el principio.
—¿Por qué no os casáis con todas ellas para acabar con el problema? Vlad tenía muchas esposas.
«Ese hombre ha hecho una buena sugerencia, Kai», dijo Mark. «Deberías considerarlo…».
«Me dan ganas de pegarte una torta», le dijo J.B.
«Chicos», intervino Eunhyuk. «Dejad a Kai que conteste al tipo».
La respuesta fue sencilla.Kai no quería a las otras chicas, y además, Kyungsoo se pondría furioso. Y aunque a la parte de Neanderthal que sobrevivía en él le gustaba la idea de que el estuviera celoso, no iba a hacerlo pasar por eso.
—Yo no soy Vlad. Sólo deseo a unauno. Además, Kyungsoo y yo no vamos a casarnos —dijo. Todavía—. Somos demasiado jóvenes.
Hubo otro murmullo. «Difícil. Obstinado», dijeron algunos de los consejeros.
Y sin embargo, aunque aquélla fuera su opinión, siguieron mostrándole respeto.
Él no iba a ser menos.
—Además, no quiero que los vampiros se acerquen al rancho donde vivo. Mis amigos descubrirían la verdad, y no creo que ustedes quieran eso. Han tomado muchas medidas para mantener oculto lo que son.
—Entonces, podemos matar a vuestros amigos.
—¡No! —gritó Kai, olvidándose del respeto—. No habrá muertes, y eso no es negociable.
Se oyeron más suspiros.
—¿Por qué no hacemos un trato, entonces? Vos veréis a las muchachas que hemos elegido para vos, por lo menos una vez, pero lo haréis sólo cuando estéis aquí, en la mansión.
—De todos modos, tal vez esto no sea ningún problema, teniendo en cuenta los desafíos que se avecinan.
—Cierto.
—Pero, Majestad, sea como sea, nosotros necesitamos ofrecerle a la gente la esperanza de una futura alianza.
Ka se pasó una mano por la cara. Dios, quería luchar contra ellos con respecto a aquello, pero cuanto antes saliera de la reunión, antes podría examinar el cerebro de la bruja.
—Trato hecho —dijo él—. Quedaré con las chicas aquí.
—Muy bien —respondieron los consejeros. Hubo otro mazazo—. Punto cuarto.
Hablaron de una enemistad por un esclavo de sangre, y Kai tuvo que decidir quién tenía derecho a quedárselo. Hablaron sobre algunos vampiros que querían volver a Rumania, y Kai tuvo que decidir si aquello era aceptable. Hablaron de una conferencia de paz que iban a mantener con otra facción de vampiros. Aquella facción estaba dirigida por alguien llamada Bloody Mary. Kai recordó aquel nombre de sus libros de Historia, pero no estaba seguro de quién era, y no quiso preguntar nada para no revelar su ignorancia.
Se suponía que él debía viajar a Inglaterra para asistir a aquella conferencia. Parecía que Bloody Mary y sus adeptos también sentían la atracción de Kai, aunque no habían ido a Oklahoma a investigar por algún motivo. Sin embargo, sentían mucha curiosidad hacia él, tanta como para haberse puesto en contacto con el consejo de Vlad y pedirles información.
—Podría ser una trampa —dijo uno de los consejeros.
—U otro intento de controlar a nuestra gente.
Así que… además de tener enemigos de todas las demás razas, los vampiros también eran enemigos entre sí. Qué bien.
—Lo protegeremos. Los lobos lo protegerán. Estarán con él a todas horas —dijo alguien.
—Nosotros tenemos dificultades para no clavarle los colmillos. No hay manera de saber lo que hará Bloody Mary. ¡Ella es una salvaje!
—Señores —dijo Kai, interrumpiendo su debate—. Tengo que ir a clase. De todos modos, no podría ir a Inglaterra hasta el verano, así que podemos hablar de esto más tarde.
—Podríais dejar el instituto. Después de todo, nosotros también tenemos tutores —respondió uno de los consejeros.
—No. Lo siento.
Ni siquiera ellos podrían convencerlo de que dejara el instituto de Crossroads.
¿Y cómo iba a hacer la maleta y a marcharse a Inglaterra, si le costaba tanto incluso escabullirse del rancho allí mismo? Además, él ya había tenido varios encuentros con tutores últimamente, y no había resultado nada bueno.
—El verano, o nada —dijo él. Y si decidía ir, se llevaría a Kyungsoo y a Chanyeol.
O tal vez a Chanyeol no. Baekhyun se sentiría muy triste al perder a su novio, aunque fuera por poco tiempo, y Kai no quería disgustar a su amigo.
Hubo más murmullos, pero los consejeros terminaron por asentir.
Punto siguiente. Varios de los esclavos de sangre habían desaparecido, y nadie sabía dónde estaban. Los vampiros estaban enfadados y tenían hambre, y exigían nuevos esclavos. Para obtenerlos necesitaban el permiso de Kai.
—Por el momento, pueden alimentarse, pero no pueden matar. Pueden morder, pero no pueden esclavizar —dijo.
Por Kyungsoo, sabía que si los vampiros bebían de un humano una sola vez, o dos, el humano en cuestión podía marcharse sin haberse convertido en un adicto al mordisco. Como él.
Aunque los consejeros no quedaron complacidos, pasaron al siguiente punto del orden de la reunión. La atracción sobrenatural que Kai ejercía sobre ellos, o el zumbido. Mientras hablaban de lo mucho que les afectaba, los consejeros comenzaron a mirar nuevamente al cuello de Kai. Le dijeron, una y otra vez, que tenía que dejar de emitir aquel zumbido, como si se hubieran quedado atascados en las palabras y no pudieran continuar. Tal vez hubieran entrado en trance…
—No puedo pararlo —dijo él, moviéndose con nerviosismo.
Las almas comenzaron a inquietarse en su mente. Se pusieron tan nerviosas como él. Sobre todo, Eunhyuk. El vidente comenzó a murmurar sobre la sangre y la muerte, y aquellos murmullos le resultaron familiares a Kai, como si los hubiera oído antes. ¿Dónde? ¿Cuándo?
—La atracción es mayor cuanto más tiempo pasamos con él, ¿no os parece? — preguntó alguien.
—Sí. O tal vez se deba a que tenemos tanta hambre.
—¿A qué creéis que sabrá?
—A néctar.
Al final, se hizo el silencio. Un silencio absoluto. ¿Había terminado ya la reunión? Kai miró a su alrededor, y se dio cuenta de que ellos lo estaban traspasando con la mirada. Entonces, comenzaron a lamerse los labios, y a respirar agitadamente. Algunos de los consejeros habían clavado las uñas en la mesa, como si estuvieran intentando contenerse.
Querían devorarlo, pero estaban conteniendo aquel impulso.
¿Qué podía hacer? ¿Echar a correr? ¿O quedarse allí hasta que ellos consiguieran controlarse? Si acaso lo conseguían. ¿Llamaba a Kyungsoo a gritos? No, no quería exponerle a ningún peligro. Además, tenía que aprender a tratar con aquella gente si iba a ser su gobernante.
No, aquel pensamiento otra vez no. Él no iba a gobernarlos.
Se puso en pie lentamente. Los consejeros se levantaron con él, sin apartar la mirada. «No demuestres miedo», se dijo.
—Tengo mucho que hacer. Me marcho ya. No hubo respuesta.
Retiró la silla, sin darles la espalda a los vampiros. Dio un paso, y después otro, alejándose de ellos. Lentamente, con calma, como si no le importara. Sin embargo, ellos eran depredadores, y él era su presa, y con su huida, ellos perdieron por completo el control.
El vampiro que estaba más cerca de Kai gritó y se lanzó hacia él, y aquélla fue la señal que todos necesitaban para hacer lo mismo. Volaron hacia su rey con los colmillos preparados.
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Premonición «Kaisoo»
FantasiPor una vez, el joven de dieciséis años Kim Jongin tiene todo lo que siempre ha deseado:Un hogar.Amigos.A el chico de sus sueños.Es una lástima que vaya a morir...Desde que llega a Crossroads, Oklahoma, el antiguo paria Kim Jongin ha llevado una bue...