Donde está?

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Pasaron los días y Juliana no había vuelto a ver a Valentina. Ese día llegó Mateo, el nieto de Jacobo a cortar jocotes, al verlo Juliana se le acercó.
Hey!!! - dijo - hola! Contestó El Niño. Cuando termines de cortar puedes entrar si quieres acabo de hacer pinolillo- Gracias pero no, respondió El Niño.
Y eso? Preguntó Juliana extrañada.
Mmmm, no puedo decirle y eso porqué- questionó Juliana. Es que mi abuelo Jacobo me dijo que no platicara con usted. Es que no puedo decirle. Decirme que? Preguntó Juliana.
Señorita, no meta en problemas, si?
Es que yo no sé mucho, pero en esta casa pasan cosas raras, durante años ha estado en renta y en venta y siempre que alguien la adquiere, disuelven el trato por las cosas que pasan ahí. Por eso yo no entro- contó Mateo

La gente dicen que oyen el llanto de una mujer, encuentran algas en las camas, a veces sus pertenencias amanecen en el patio. Hay quienes dicen que los han despertado en medio de la noche y los jalan del pelo hacia fuera de la casa. A mi solo de acercarme me da escalofríos- terminó diciendo Mateo.
Juliana solo sonrió ante las cosas que contaba Mateo. Decidió regresar a la sala, se recostó en un recliner y a través de la ventana vió la isla que inspiraba a Darío y pensó: no busco inspiración, busco mi principe. De repente soltó una carcajada y dijo en voz alta: ay abuela! Mira lo que hiciste, 30 años, profesional de éxito y pensando en principes!

Luego, Juliana se levantó y se dirigió al dormitorio a descansar, pensò en Valentina, en sus ojos, y en su increíble sencillez. Y cayó en un profundo sueño
Valentina estaba en el cuarto viéndola dormir, desde su llegada lo había hecho cada noche. No se explicaba porqué pero sentía esa necesidad de hacerlo. Observaba como respiraba, como cambiaba de posición, como se quitaba la sábana y quedaba al descubierto su cuerpo, solo cubierto por una camisola. Esa noche no aguantó más, y se deslizó entre las sábanas y la abrazó, Juliana se reacomodó y correspondió al abrazo. Valentina se acercó y sintió el olor a hierbas que desprendía la cabellera de Juliana, se acercó un poco más y colocó su barbilla contra el cuello de Juliana acariciando su brazo.

A la mañana siguiente, Juliana se despertó como nunca desde su llegada a la casona colonial. Solo pensó: Bendito Tafil!!! Decidió ir a caminar a la playa, estando ya ahí, decidió nadar, y adentrarse al mar. Lo hizo por un buen rato, luego sintió cansancio y decidió regresar a la casona. En la mesa del comedor, había un ramo de rosas blancas y rojas.
Seguro Jacobo había llegado a la casa.

Un Romance más allá de la muerte (Juliantina) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora